EL HOMBRE Y La niña

. EL HOMBRE Y la niña.

.Curiosa relación extraordinaria. Ya desde el principio. Hasta los tres años fue su padre su primer hombre. “Superman” (como ella le llamaba) le enseñó a coger insectos y a observarlos, a sentirse única entre la gente, a ser competitiva y a convertirse en el centro de atención de cualquier reunión, de forma egocéntrica.
.Le hizo sentir que ella lo era TODO.
.En cambio, su madre, casi no existía durante esos primeros años, porque por aquel entonces tenía una depresión de caballo (con 22 años, 2 hijas y muchos ideales de repente en un pueblo, casada, donde el único médico era su marido. Un médico recién salido de la carrera todavía incrustado hoy bajo las faldas de su difunta madre)

A partir de los 3 años…

Ellas en Salamanca. Niñas muy sensibles. Vulnerables. Toda la historia cambió. Él ya no estaba. Faltaba su presencia a diario y la niña no pensaba ni dejaba de pensar. Sólo SENTÍA (porque, de pequeño, uno casi está limitado sólo a sentir) un MALESTAR general ante el mundo, ante los demás… casi doloroso de forma física. Inconsciente y por lo tanto INCONFESABLE e INVISIBLE. Un dolor que le hacía gritar sólo por las noches hasta despertarla rodeada de pánico. Un dolor al que se acostumbró durante TANTOS años de su vida.

“Tienen que llevar ustedes a la niña a un otorrino no vaya a ser que le falte audición”
El otorrino dijo que no era audición, era una gran falta de ATENCIÓN. Atención al exterior.

“a su hija se la ve encerrada en su propio mundo, sólo responde con monosílabos”
La niña ya no era consciente de que no era NADA.

Era como un animalillo sin libertad de decisión y sin los derechos de cualquier humano, porque no era capaz de permitírselo. Dejó de comunicarse para castigarse por ser ella. Se tornó introvertida e insegura. Tanto o más que su madre.

Durante toda su infancia (casi toda su vida). A su madre la vio día a día sacar a 2 niñas adelante
SOLA
La vio darles de comer pan con leche. Vendiendo oro para comer. Sin trabajo y sin estudios. Trabajando y estudiando. Con el amor hacia sí misma metido en los ojos de los demás (Ya que el hombre que le debía hacer feliz “no supo quererla como ella tampoco sabía”). La vio siempre desde la humildad, con la FUERZA que sacó de su propia carne con la intención de que, para sus hijas, todo fuera confort en casa. Y así fue. Se quedó en los 49 kilos que todavía mantiene.
. Pero “El mundo exterior” era otra historia. El mundo de fuera, a la niña le dolía fuertemente… sin percatarse de ello.
. Fue creciendo en edad pero arrastrando como podía ese tan incómodo lastre
que define Hesse sobre la niñez en muchos libros. Ese constante o permanente sentimiento de culpabilidad por CUALQUIER tipo de placer.
.A la niña no le gustaban las barbies, aborrecía la feminidad, la coquetería, las niñas caprichosas… Ni las cosas rositas y blandas, porque ella “era el hombre de su casa”, el que era duro y mostraba fortaleza sin emociones. Ése era ella. Prefería un coche teledirigido o un escalextric (siempre quiso uno de esos). Quería sentirse hombre y se sentía atractiva cuando se comportaba como tal, escupiendo, saltando vallas, siendo un héroe… prefería el color azul y tirar piedras lo más lejos posible, hacer cabañas y montar en bici… el escalextric… nunca tuvo el escalextric
porque nunca pidió por Reyes un excalestric. Ni tampoco pidió un chupachups (que veía lamer con placer a tantos niños y niñas) no pidió tantas cosas…
porque no sentía que tuviera el derecho de pedir por no merecer. Y de cara a su casa tampoco era posible económicamente, aunque por eso no sufriera…
Lo peor era que, cuando alguien le ofrecía algo que ella deseaba con todas sus fuerzas, desde su pequeñito interior brotaba siempre con ansia una tormentosa represión al “sí, merezco disfrutarlo”. Nunca pudo aceptar un regalo, incluso aunque viera cómo iba después a la basura. ¡Qué sensación tan horrible! Necesitaba una aprobación masculina. Un hombre que le dijera “TEN”, por ser tú.

Todo era MIEDO.

Miedo a que los demás “tampoco” la quisieran (¡Estaba convencida de que la odiarían si aceptaba una ofrenda de mierda!) Llegó al instituto a base de hostias y frustraciones, mostrando su masculinidad a cualquier persona que se le cruzaba en el camino. A ella le gustaba estar con los hombres, relacionarse con hombres, reírse con los hombres, y a la vez …
¡GUSTAR a los hombres!, pero esto último era lo más difícil.
Tenía ya 17 años cuando quiso probar a ser coqueta para conseguirlo.
Empezó a pintarse la raya del ojo y a ponerse colorete porque, quizás, ser fea
era el motivo más evidente. Recuerdo el primer día de su “nueva etapa”:
¡Una invitación a salir!, escrita en su pupitre. Fue la primera vez que cursaba 1º de Bachiller (porque fueron 3 años los que duró en el mismo curso. Los mismos 3 años que evolucionó como MUJER que era). Un grupo de chicos de su clase ¡Quería relacionarse con ella! Consiguió hacer amigOs poco a poco, año tras año. Empezó a ponerse ropas de su madre e incluso comenzó a aconsejar a su propia madre por cada vez que un hombre le rompía nuevamente el corazón. Cuántas veces entró la niña en casa para verla llorar en permanente depresión sobre la cama mojada. Cuántas noches intentó recoger sus lágrimas para metérselas al él por el culo, cuántas veces intentó que su madre fuera consciente ¡De lo preciosa que era! ¡La mujer más bella que he tenido el placer de conocer!
Que fuera consciente realmente de su VALOR.
Pero se dio cuenta de que sólo su madre podía conseguir eso.
Y ahora…
Su madre es feliz gracias a sí misma,
cortando el pelo en una peluquería que siempre está llena.
La montó sólo para “caballeros”, e inexplicablemente, es ahora, su indiferencia hacia ellos la que le hace exquisita e irremediablemente irresistible.

. Desde que la niña quiso permitirse el lujo de mostrarse un poquito más ella misma, de ser coqueta, de aceptar regalos, de mostrar sus emociones y de sentirse con más derechos que antes ha “salido” con muchos hombres y no ha sido capaz de comprometerse con ninguno, excepto por la única vez que se enamoró de su mejor amigo homosexual con quién tampoco pudo conocer el 100% del amor de pareja . Comenzó un nuevo camino pedregoso desde su propia negación de mujer.
Lo comenzó con ellos y con su propio interior…
LUCHANDO:
contra sus 2 YOS y a favor de los 2, contra la represión, la inseguridad, los escrúpulos y el pudor de la MUJER. Contra el machismo, el egocentrismo y el egoísmo infantil del HOMBRE (Tan conocido y desconocido para ella hasta entonces). Contra las mentes cerradas, la necedad y la ignorancia. Contra la falta de comunicación entre las personas.
Ha luchado para entender el amor, el amor de pareja, el amor hacia uno mismo y el amor hacia los demás…ha luchado y sigue luchando porque cree que merece la pena entender lo que pasa. Porque siente que quizás no es necesario picarse con un hombre en la carretera para demostrarle nada, ni sea necesario casarse para ser feliz, porque quizás tampoco sea necesario buscar, para salir victoriosa, el reto que día a día el hombre le plantea y la mujer le plantea.

(Y porque reconoce, no sin pudor todavía, que uno de los pequeños placeres de su vida es ver cómo un hombre sale de un bar para observar cómo aparca)

5 comentarios sobre “EL HOMBRE Y La niña”

  1. La verdad de una niña que ha pasado a ser mujer que siente de una manera muy especial debido a su cuento,
    espero que esta mujer que fue niña consiga encontrar su yo y que consiga amarse y amar como desea.

  2. Conozco muy bien la sensación de no deber pedir ni aceptar regalos, porque las circunstancias ya demasiado te envuelven de regalos que no se merecen, porque la lucha y el sufrimiento que tu propia existencia ha proporcionado a la gente que quieres y que te quiere, te hace mudo ante los días que requieren peticiones de presentes. Y te creas la responsabilidad de ser tú el que proteja y regale al mundo por todo lo que internamente, sientes que le debes. Para de alguna manera pagar todo lo que has recibido de manera incondicional.
    Y un buen día, aprendes que no es así, que si sentimos a flor de piel que el mundo te ha dado muchas oportunidades a pesar de las dificultades que ello supone, lo único que le debía al mundo era devolver el regalo de la oportunidad de vivir, dándole a éste la opción de que conozca y ame tu vida, por lo que es, por lo que vale.

    Mi consejo:
    Enséñale al mundo lo que eres, y permítenos que te adoremos por lo mucho que vales.

    Buenos días.

  3. Entiendo perfectamente lo que describes, aunque no lo he vivido exactamente igual que tú. Mi madre tiene depresión desde hace años, mi padre es un ser que dejó de tener interés por mi (y yo por el) desde hace otros tantos…. en fin. Derroté la apetencia de ser hombre en mi adolescencia tardía y al final descubrí que, en esta sociedad tan machista, discriminatoria…etc, somos las mujeres las que tenemos mayores libertades, simplemente nos falta saber potenciarlas. Creo que lo peor que se puede hacer en esta vida es seguir el camino que nos dicta la sociedad. Hay que procurar salir de ese camino guiado, sentarse y reflexionar sobre lo que uno quiere hacer realmente. El problema es que esta reflexion se suele hacer cuando ya somos adultos o lo suficientemente maduros, dejando atrás unos largos años de borreguismo y de hacer cosas que simplemente las haciamos porque eran propias de la edad, nuestr@s amig@s lo hacían…etc. Me alegro de que a dia de hoy puedas sentir esa libertad de actuación. Enhorabuena!!!

  4. !Cuánta sensible sinceridad!. !Chapeau, Marianela!. El texto me llena de sentido porque tiene sentido por los cuatro costados desde donde se le mire. Es una sincera demostración de vida. Correcto en su vertiginosa exposición. Hondo en su frescura. Profundo en sus dimensiones definitorias. Hablas de cosas muy importantes que tú, magistralmente, enmarcas con mayúsculas porque sabes y eres consciente de la suma importancia que tienen: Sentir, Invisible, Atención, Nada, Todo, Miedo, Valor… un mundo de humanas manifestaciones y al final ese hombre que mira extasiado a esa hembra cuando está aparcando. !Chapeao Marianela!.

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