El Juicio de José (Teatro). Escena Cuarta.

Rincón de un parque.Hay una farola encendida y un banco largo. Al lado del banco hay un tacho de basuras con hojas de periódicos. Es de noche y sopla el viento. Se escucha una música de “flauta de pan”. Es “El cuculí y la flauta”.

(Aparece en escena Juanito, el niño mendigo que va dirigiéndose hacia el banco. Tiembla de frío, de hambre y de miedo. Se detiene frente al tacho de basuras, remueve en su interior y saca unas hojas de periódicos; después se tumba en el banco, se cubre con las hojas de periódicos y se queda, encogido, completamente dormido mientras sigue sonando, de fondo, la música)

Voz Infantil (mientras sigue sonando la música de flauta como fondo).-

Miradme bien…
soy ese cúmulo de soledades
cuya tristeza arrojáis, día a día,
al basurero de vuestras hoquedades,
el frío caminar de mis pies desnudos
y los harapos de vuestra sinrazón.

Tengo un corazóin hecho a pedazos
de golpes de dolor…
de cierzos ventosos abatiendo
imposible sonrisa de mi infancia
junto con la infame salvación de los neutrales
despertándome un hambre de caricias…

Miradme bien…
mi sueño no tiene grandezas
de ilusiones amando la existencia.
Mi sueño es sólo un cerrar de ojos
para morir, día tras día, en los caminos
saltando cercas para no ser alcanzado
por los dardos de vuestra punzante condición.

Civilización llamáis
a vuestras puertas canceladas…
y en los umbrales siempre quedo yo
imaginando que abrís una rendija a la conciencia.

Miradme bien…
sólo tengo un espacio ya vacío
de tanto mendigar amores
posibles únicamente en mi memoria.

Miradme bien poruqe hoy
voy a seguir muriendo un poco más.

No miréis los ojos de mi rostro…
no halaréis en ellos nada más
que un mudo silencio atrapado
en la fría noche de esta ciudad
a la que llamáis convivencia.

Sé que es sólo una mentia
inventada por conciencias ajenas
a mi frío…
a mi hambre…
a mi miedo…
a mi soledad…

José (levantándose cuando se callan la voz y la música y observando la escena).- Pero… ¡si es el niño que me pidió limosna esta mañana! ¡Pobrecito! ¡Cómo tiembla de frío, de hambre, de miedo!

(José inicia un acercamiento hacia el niño pero se detiene cuando aparece El Brujo que va directo hacia Juanito. El Brujo lleva puesto un gabán negro y, escondido en su interior, pegamento, un bocadillo de chorizo y una botella de whisky)

José.- ¿Quién es este esperpento?

(El Brujo llega hasta el niño y comienza a zarandearle para despertarle)

El Brujo.- ¡Niño! ¡Niño! ¡Despierta, niño!

(Juanito se despierta muy temeroso)

Juanito.- ¿Eh? ¿Quién es usted? ¿Qué quiere de mí? ¡Por favor, no me haga daño! ¡Yo no he hecho nada malo!

El Brujo.- No temas. No te haré daño. ¡Yo soy tu amigo! ¡Tu amigo de verdad!

(El Brujo le extiende la mano derecha a Juanito)

El Brujo.- ¿Cómo te llamas?

Juanito (estrechando la mano del Brujo).- Juan… me llamo Juan…

El Brujo.- ¡Bien! ¡Bien! ¡Juanito!

Juanito (con rabia mientras suelta la mano del Brujo).- ¡¡No!! ¡¡Yo no soy Juanito!! ¡¡Nadie me llama así!! ¡¡Yo soy Juan!!

El Brujo.- Eso es porque nadie te amó… ¿verdad, Juanito?… ¡pero yo soy tu amigo verdadero y tú serás Juanito para mí!

Juanito.- ¡Es cierto! ¡Nadie me ama! ¡No tengo amigos con los que jugar!

El Brujo.- ¿Y tus padres? ¿Dónde están tus padres? ¿Por qué duermes en este parque y no en tu hogar?

Juanito.- No tengo padre. Quizás exista pero nunca lo conocí. Vivo con mi madre y un señor que bebe mucho.

El Brujo.- ¿Y quién es ese señor que bebe mucho, Juanito?

Juanito.- Él llega todas las noches borracho a casa y pega a mi madre, a mis hermanos y a mí. Nos pega, nos insulta y, además, abusa sexualmente de mi hermanita la menor.

El Brujo.- Y te has ido de casa… ¿verdad?…

Juanito.- Yo no pude soportar más esa miserable vida y escapé de casa, sí señor.

El Brujo.- ¿Y cómo te encuentras ahora, Juanito?

Juanito.- Todo el día he estado pasando hambre y sed. He llamado a todas las puertas que encontré… pero nadie me socorrió salvo uno que me regaló cien miserables sucres. He buscado cualquier clase de trabajo… pero en todas partes me rechazaron.

El Brujo (Acariciando el cabello del niño).- ¡Pobre Juanito! Tienes mucho frío… ¿verdad?…

Juanito (Tiritando mientas se abraza a sí mismo).- Sí, señor. ¡Tengo mucho frío!

El Brujo (Sacando el pegamento del interior de su negro gabán).- Mira… ¡aquí traigo esto que servirá para que no vuelvas a tener frío nunca más!

Juanito (Cogiendo el pegamento entre sus manos).- Y esto… ¿qué es?…

El Brujo.- Esto es algo que te regala un verdadero amigo de verdad para que te sientas bien.¡Acércalo a tu nariz e inhala, Juan! ¡¡Inhala profundamente!! Sentirás muchísimo calor. ¡Un calor muy agradable, Juan! ¡¡Nunca volverás a tener frío!!

José (Reaccionando).- ¡¡No, Juanito, no lo hagas!! ¡¡Te quiere drogar!!

El Brujo (Una vez que Juanito ha inhalado profundamente).- ¿Qué tal, Juanito? ¿Cómo te sientes ahora? ¿Verdad que tienes mucho calor?

Juanito.- ¡Muy bien, señor! ¡Muchas gracias! ¡Ahora sí que tengo calor! ¡Es usted un verdadero amigo! ¡La única persona que me ha ayudado en mi miserable vida! Gracias… señor… gracias…

José.- ¡¡No, Juanito, no!! ¡¡Te está engañando!! ¡¡Te está drogando!! ¡¡Él no es tu amigo!! ¡¡Él no es tu amigo!!

El Brujo.- ¡Oh! ¡No ha sido nada, Juan!! Los amigos somos así. Hoy por ti y mañana por mí.¡Nunca dejamos a un colega, a un camarada, que muera de frío! ¿Hacen lo mismo todos esos que tanto y tanto hablan del amor a los demás? ¿Te ayudaron esos? ¡¡Hipócritas!! ¡¡Sólo son hipócritas, Juan!!

Juanito (Agachando la cabeza).- Son mala gente, señor, muy mala gente que insultan a los necesitados como yo. Nos rechazan como si fuéramos apestados y nos enjuician sin saber la clase de existencia que nos ha tocado vivir.

(Breve silencio)

Juanito (Mirando al brujo).- Y si alguno de ellos te da cien miserables sucres creen que están haciendo un gran acto de misericordia.

El Brujo (Poniendo un falso gesto de incrédulo).- ¿Eso creen Juanito?

Juanito (Mirando al público).- ¿Qué saben del frío, del hambre, de miedo, de la soledad de quienes hemos tenido la desgracia de venir a este perro mundo sólo para padecer por algo de lo que somos inocentes y sufrir, además, la vergüenza des desprecio y las injurias?

(Largo silencio)

Juanito (Bajando la cabeza y con voz muy triste).- ¿Saben ellos cuánto duele vivir así? ¡Cien miserable sucres y creen que nos han dado la felicidad! ¡Misericordia! ¡Misericordia! ¡No estamos pìdiendo misericordia… sino la oportunidad de poder vivir decentemente!

El Brujo (Acariciando otra vez el cabello de Juanito que sigue sentado en el banco).- Es que ellos creen que lavan sus conciencias con la misericordia, Juanito, pero… ¿también tenes hambre, verdad? ¡¡Mucha hambre y mucha sed, Juanito!!

Juanito (levantando la cabeza y mirando lastimeramente al Brujo).- También, señor… también tengo mucha hambre y mucha sed…

El Brujo (Sonriendo a Juanito).- ¡¡Yo te daré de comer y te daré de beber, Juan!!

(El Brujo saca el bocadillo de chorizo y la botella de whisky y se sienta junto a Juanito)

El Brujo (dando el bocadillo y la botella a Juanito).- ¡¡Come y bebe hasta que te sacies, Juanito… porque lo mío es también tuyo!! ¡¡Como haría Jesucristo si estuviese en mi lugar!!

El Brujo (levantándose lentamente y dirigiéndose hacia el público con voz de falso).- Pobre inocente víctima de este mundo cruel donde nadie siente ya compasión por nadie…

(Silencio mientras Juanito devora el bocadillo y bebe ávidos tragos del whisky)

El Brujo (Cambiando bruscamente el tono de su voz y enfrentándose duramente al público).- Yo estoy arriba y tú abajo así que… ¡¡¡Púdrete, basura!!!… porque yo no quiero perder el tiempo con perdedores como tú. ¡¡Yo soy un ganador y tú un vencido!!. ¡Y luego hablan de Dios… y del amor al prójimo… y de hermandad, caridad, misericordia! ¡¡¡Palabras!!! ¡¡Sólo palabras que se lleva el viento mientras se zancadillean los unos a los otros para quitarse ese pedazo de gloria… allá en los cielos… que dicen pertenecerle sólo a ellos!!

(Breve silencio)

El Brujo (Acercándose aún más al público y encarándose aún con más violencia).- ¡¡¡Quédense pues con su parcela de eternidad!!!

(El Brujo retrocede un poco y cambia su carácter por el de la hipocresía)

El Brujo.- Pero como lo importante es pasarlo bien aquí, entre los gusanos de la tierra, pues entonces… yo… ¡a lo mío!… que la vida sólo son tres días, nacer, vivir y morir, y hay que ser muy listo para vivirla a todo lujo…

(El Brujo se vuelve hacia Juanito y, situándose detrás de él, que sigue sentado, le acaricia el cabello mientras apunta conn el dedo indice al público).- ¿Te ayudaron ellos, Juan? ¡Come y bebe sin temor porque yo sí he venido para ayudarte!

(Mientras Juanito sigue comiendo y bebiendo, El Brujo se sienta de neuvo junto a él con una sonrisa maligna y llena de satisfacción)

José (Desesperado).- ¡¡¡No, Juanito, no!!! ¡¡Es un embustero!! ¡¡No sigas comiendo!! ¡¡No bebas!! ¡Se está ganando tu confianza con engaños para apoderarse de ti! ¿No te das cuenta de las artimañas que emplea? ¡¡¡Sólo es un juego sucio!!! ¡¡Emplea falsas palabras y mensajes engañosos para confundir tu mente!! ¡¡¡No es tu amigo, Juanito, no es tu amigo!!!

(Breve silencio)

José (Acercándose al niño, y algo más sereno, para hacerse comprender).- No todo el mundo es como él dice, Juan. ¡Lo está diciendo por malsano interés!

(Juanito termina de comer y beber y mira al Brujo que sigue sonriendo malignamente a su lado)

El Brujo (Levantándose y haciendo aspavientos ante Juanito).- ¡¡Soy el ángel que Dios puso en tu camino!!

José.- ¡¡Te va a convertir en un esclavo del vicio!! ¡¡No es ningún ángel del Señor sino un pervertido de Satanás!!

El Brujo (Sentándose otra vez junto al niño).- ¿Que tal, Juanito?

Juanito.- ¡Muy chévere, señor! ¡¡Muchas gracias!! ¡Es usted la única persona que se ha preocupado por mí desde que nací! ¡¡Es cierto que debe ser usted un ángel enviado por Dios!!

José (Está muy cerca del niño y se pone, suplicante con una rodilla en el suelo, para intentar hacerse oír).- ¡¡Te engaña, Juan, te engaña!! ¡¡¡Es un brujo de Satanás!!! ¡¡Despierta, niño, despierta!!

El Brujo (Acariciando ahora el rostro de Juanito y hablando con malévola ternura).- Tú no deseas pasar nunca más hambre ni sed… ¿verdad, colega y camarada?…

(Juanito se siente feliz y comienza a sonreír ingenuamente)

Juanito.- Nunca más… nunca más… ¡Ufff!… ¡es horrible esa experiencia!…

El Brujo (Riendo sarcásticamente y abrazando al niño).- ¡¡Ríe conmigo, Juanito, ríe sin parar porque desde hoy mismo se acabará tu tristeza!! ¡¡Conmigo serás muy feliz!!

José (Suplicando al otro lado del niño y ya de rodillas con las dos piernas).- ¡¡Apártate de él, Juan!!

(El Brujo se tira al suelo con Juanito y comienza a jugar haciéndole cosquillas. Ambos ríen divirtiéndose y comienzan a pelear de broma)

El Brujo.- Ya no deseas sufrir más…¿verdad, Juanito?…

Juanito.- ¡¡¡Nunca más!!!

El Brujo.- ¡¡Pare de sufrir!! ¡¡¡Jajajajajaja!!!

Juanito.- ¡¡¡Jajajajajaja!!!

(El Brujo se pone en pie, levanta a Juanito del suelo y, poniendo su brazo derecho por encima del hombro derecho de Juanito, ambos comienzan a caminar en dirección a donde se hayan las rejas de la cárcel)

El Brujo.- Ven conmigo y yo te enseñaré todas las formas y maneras habidas y por haber para que nunca jamás pases frío, ni hambre ni miedo. ¡Yo haré de ti un hombre listo, importante, poderoso! ¡¡Juan!! ¡¡¡Serás grande!!! ¡¡¡Muy grande, Juan, muy grande!!! Y ahora que pasen miedo los demás cuando te vean lllegar por las calles.

(Ambos se detienen junto a las rejas de la cárcel)

Juanito (Con ingenuidad).- ¿Qué tendré que hacer para conseguir todo eso, colega y camarada?

El Brujo (Acariciando de nuevo el cabello del niño).- Haz siempre lo que yo te ordene, Juan… y serás lo más grande que desees ser…

José (Ya en pie y alargando sus brazos en la dirección de Juanito).- ¡¡¡No vayas con él, Juanito!!! ¡¡Juan, no vayas con él!! ¡Te va a hundir en el mundo de los vicios y la delincuencia hasta que seas detenido por la policía o muerto para siempre!

(El Brujo y Juanito se dan golpes en las manos a manera de jugadores de baloncesto y salen de la escena riendo y haciéndose cosquilla)

José (Volviéndose abatido hacia la Luz Azul).- ¡Señor! ¡Dios mío! ¿También soy yo culpable de esto?

Voz desde la Luz Azul.- “El que tiene bienes de este mundo y ve a su prójimo tener necesidad y cierra contra él su corazón no mora el Amor de Dios en él”

José (Entristecido).- Cierto es, Señor, cierto es. No supe lo que hacía ni lo que decía esta mañana. ¡Para mí fue más importante el contrato de la Texaco que la necesidad de ese pobre niño!

(Breve silencio)

José (Sentándose en el suelo y tapándose la cara con las manos).- ¿Por qué enjuicié tan duramente a esa pequeña e inocente criatura sin saber la realidad de su vida?

(José queda abatido y con la cabeza agachada)

Vos desde la Luz Azul.- “No juzguéis y no seréis juzgados”

José (Levantando el rostro hacia la Luz Azul).- ¡Qué avergonzado estoy, Señor! ¡Qué dureza de corazón la mía y cuán injusto fui al juzgar sin razón! ¡Cuántos creyentes cristianos criticamos a los demás sin amor y sin saber la verdad de tus Evangelios!

(Breve silencio)

José (Mirando al público).- Aprendemos las palabras pero no comprendemos su contenido. Y… si no comprendemos… ¿cómo vamos a saber interpretarlas? Decimos lo que sentimos pero… ¿sentimos lo que decimos? Sólo la práctica de nuestros hechos demuestra la verdad o la falsedad de nuestras vidas. ¡Qué necio he sido hasta ahora!

(José queda cabizbajo)

Voz desde la Luz Azul.- “La necedad es la alegría del falto de entendimiento. No toma placer el necio de la inteligencia, pues su corazón le descubre. Cuando viene el impío, también viene con él el menosprecio y la deshonra con afrentas”.

José (Efrentándose repentinamente a la Luz Azul en señal de inconformismo).- ¡¡Señor!! ¡¡Es que hay tanto engaño y tanta mentira en esta vida!! Hay tanta falsedad entre las gentes que… ¿cómo puede uno saber si le engañan o no le engañan? ¡¡Esta sociedad es muy mentirosa, Señor!!

(Breve silencio en el que José se queda meditando)

José (Mirando al público).- ¿Pero qué estoy diciendo? ¡Sociedad! ¡Sociedad! ¿Qué es la sociedad? ¡¡Nosotros!! ¡¡La suma de todos nosotros es la sociedad!! ¡Cada uno de nosotros somos parte de ella! Entonces… ¿quién tiene poder para opinar sobre los demás y achacarles faltas que tenemos todos? ¿Cuál es la verdad de los demás y ciuál es nuestra mentira?

(Breve silencio)

José (Dirigiéndose ahora lentamente hacia la Luz Azul y con pasos muy cansados).- Y sin embargo… ¿cómo saber si nos engañan, Señor?

José (Girando hacia el público).- ¿Qué estoy diciendo? Soy culpable porque Dios enseña a no enjuiciar y yo tenía la obligación de ayudar a ese niño sin importarme ni su verdad ni su mentira pero… ¿qué hice?… ¿qué hacemos la inmensa mayoría de todos nosotros? ¡Injuriar, despreciar, insultar, sentir lástima por él y darle cien miserables sucres creynedo que hacemos un acto heroico!

(Silencio)

José (Paseando nervioso ante el público de un lado para otro).- Ahora ese Brujo… ¡la maldad disfrazada de compasión!… se lo lleva porque… en realidad… ha sido el único que le ha ofrecido algo más que misericordia. Es cierto que le engaña y le va a esclavizar introduciéndole en el mundo de las drogas, el alcohol, los vicios, las aberraciones sexuales antinaturales y la delincuencia juvenil… pero también es cierto que es el único que le ha ofrecido algo que no sea una injuriante limosna…

(Silencio mientras José se encamina de nuevo hacia la Luz Azul)

José (Levantando la vista hacia la Luz Azul).- ¡Ese niño, por mi culpa, terminará como yo le maldije! ¡¡Perdón, Señor, perdón!!

(José se tapa el rostro con las manos y suena un potente trueno)

CAE EL TELÓN.

FIN DE LA CUARTA SECUENCIA.

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