El Juicio de José (Teatro). Escena Tercera.

Mesa preparada para cenar.Vajilla muy humilde. Vela encendida. Están cenando Luisa y sus cinco hijitos de corta edad (dos niños y tres niñas). Tristeza en todos los rostros. Ropajes muy humildes.

José (Volviendo su mirada hacia ellos).- Pero… ¡si es mi cuñada Luisa con sus cinco hijos! ¿Cómo puede ser que vivan en tal pobreza? ¿Y mi hermano Pablo? ¿Dónde está mi hermano Pablo?

(José se acerca a la mesa y la rodea para atraer la atención de todos ellos)

José.- ¡Luisa! ¡Sobrinos! ¡Escuchen! ¿Qué les ha sucedido? ¿Por qué están todos tan trsites? ¡Cuéntenme! ¿Es que no me oyen? ¿Es que no me ven? ¡Luisa!… ¿dónde está mi hermano Pablo?

(José se va acercando, apesadumbrado, hacia la Luz Azul y gira para ver nuevamente la humilde sala donde cenan su cuñada y sus sobrinos)

Niño 1.- ¡Mami! ¿Dónde está papá? ¿Por qué hace ya varios días que no viene a casa?

Niña 1.- ¡Mami! ¿Por qué no viene a contarnos cuentos por las noches como hacía siempre?

Niña 2.- ¿Es que papá ya no nos quiere?

Luisa (Conteniendo el llanto).- No se preocupen hijitos… papá está de viaje… pero volverá muy pronto… ¡Claro que os quiere! ¡Os ama mucho! Porque os quiere tanto es por lo que está de viaje para ganar mucha plata. ¡Ya veréis cómo regresará muy pronto!

José (Mirando al público).- ¿De viaje? ¿A dónde? ¡A mí nunca me contó nada sobre un viaje!

Niño 1.- ¿A dónde se fue papá, mami?

Niño 2.- ¡Sí, mami! ¿A dónde viajó papá?

Luisa (Esforzándose por estar tranquila).- No os preocupéis, hijitos. No se fue muy lejos. Ha ido a un viaje de negocios. El lugar no importa. Lo importante es que papá volverá muy pronto a casa trayendo mcuha plata.

(Pero Luisa no puede contenerse más y comienza a llorar en medio de un largo silencio)

Luisa (Entre sollozos).- Volverá… muy pronto… hijitos… muy pronto…

Niña 3.- Entonces… ¿por qué lloras, mami?

Luisa (Acariciando con ternura la cara de la niña número 3).- Por nada… pequeña mía… por anda… ya sabes que las mujeres somos así… lloramos cuando estamos contentas…

(José, que ha estado contemplando toda la escena, se vuelve de nuevo al público).- ¿Por nada? ¿Cómo puede ser que Luisa llore por nada? Eso no es verdad. La conozco muy bien y ella nunca llora por nada. Si está lloranod debe ser por algo y por algo realmente serio. Pero… ¡sigo sin enteder!

(Se ilumina un foco y aparecen los barrotes de una cárcel.Surge, de pronto, Pablo que se aferra desesperadamente a los citados barrotes)

Pablo (Angustiado).- ¡Luisa! ¡Hijos míos! ¡No lloren más por mí! ¡Tengan Fe! ¡Saldré muy pronto de aquí y hallaré la forma de pagar mi deuda!

(largo silencio)

Pablo (Con el rostro crispado por la angustia y mirando hacia la Luz Azul).- ¡¡Padre mío!! ¡¡NO me abandones ahora!!

(Pablo vuelve a dirgir la vista hacia su familia)

Pablo (Sigue angustiado).- ¡Saldré muy pronto de aqué, Luisa, te lo prometo! ¡Saldré muy pronto de aquí y hallaré la forma de salir adelante!

(Pablo vuelve a dirgir su vista a la Luz Azul y entra en una angustia muy profunda mientras se aferra aún más a los barrotes)

Pablo.- ¡¡¡Por favor, Padre mío, ayúdame!!! ¡¡¡Apiádate de ellos, Señor!!! ¡¡¡Son inocentes!!!

(Pablo queda con la cabeza apoyada en los barrotes mientras se apaga la lu que los alumbraba y los niños se van levantando y van dando besos a su mamá mientras marchan para dormir. Queda Luisa sola ante la vela y cae abatida sobre la mesa con la cabeza entre sus brazos. Largo silencio mientras se escucha una balada triste de fondo musical. Es “Balada triste de trompeta”)

Luisa (levantando la cabeza levemente cuando se termina la balada).- Si José le hubiese prestado aquel dinero a mi esposo… pero… ¿por qué no le prestó aquella cantidad que para él no suponía nada y para nosotros hubiese significado salir adelante? ¿Por qué José fue tan avaro con su propio hermano?

José (Volviéndose violentamente hacia la Luz Azul mientras Luisa vuelve a quedar son la cabeza hundida entre sus brazos).- ¿Por qué dice eso Luisa? ¿Por qué me hace pasar por culpable? ¡¡La pobre debe estar delirando!! ¿Acaso era mi obligación prestarle dinero a Pablo? ¿No dice tu Palabra que cada cual debe saber administrar sus dineros y hacerse responsable de sus propios actos? Entonces… ¡¡por qué dice Lusia esa infamia de mñi!! ¡¡Cómo se atreve a echarme la culpa de su desgracia!!

Voz desde la Luz Azul.- “Más bienaventurado es dar que recibir. El alma generosa será properada. El ruin nunca será llamado generoso porque el ruin hablará ruindad y su corazón fabricará iniquidad paras cometer impiedad y para hablar escarnio contra Dios, dejando vacía el alma”

José (Sion dominio propio).- ¡¡¡Pero ese dinero era mío!!! ¡¡¡Ganado con mi propio esfuerzo!!! ¡¡¡Era de mi propiedad!!!

Voz desde la Luz Azul.- “De Dios es la Tierra y su plenitud, el Mundo y todo lo que en él habita. Él es Señor de todos los seres y de todas las cosas”.

José (Un poco avergonzado y temeroso pero terco en su postura).- Pero… Señor… ¡Pablo fue siempre un inconsecuente! ¡Nunca supo administrar bien sus propiedades! ¿Cómo se embarcó en un negocio sin saber nada del asunto? ¿Y cómo cometió el error de tener cinco hijos sin poseer suficiente economía para poder criarlos bien? ¡¡Pablo ha sido siempre un insensato!!

(Se enciende de nuevo, rápidamente, la luz que alumbra los barrotes de la cárcel)

Pablo (Parmaneciendo aferrado a los barrotes).- ¡¡Luisa!! ¡¡Luisa!! ¡¡No llores más!! ¡¡Yo nunca fui un insensato!! ¡¡Sucede que José, mi propio hermano gemelo, no me quiso ayudar en el momento que más le necestiaba!!

(Breve silencio)

Pablo.- ¡¡Pero no te preocupes ni llores más por mí, Luisa!! ¡¡Dios nunca nos abandonará!!

(Pablo hunde la cabeza contra los barrotes y la vuelve a levantar ya agotado por la angustia)

Pablo (Cansado y como hablando para sí mismo).- Saldré muy pronto de aquí y comenzaremos de nuevo.

(Pablo vuelve a dirigirse a su esposa retomando nuevas energías)

Pablo.- ¡¡Luisa!! ¡¡Tú bien sabes que fui engañado por aquel estafador sin escrúpulos; pero no volverá a ocurrir!!

(Pablo queda de nuevo con la cabeza contra los barrotes)

Pablo (De nuevo desconsolado y como hablando para sí).- Que desgracia es estar necesitado y ver cómo tu propio hermano enderece su corazón y te niega su ayuda cuando a él le sobra de todo…

(Se apaga la luz que alumbra los barrotes de la cárcel)

José (Ha estado contemplando toda la escena y se vuelve, ahora un poco asustado, contra la Luz Azul).- Señor… nunca pensé que el asunto fuese tan serio… nunca supe que fuese tan grave la situación de mi hermano… él no me contó… en ningún momento… la tremenda situación en que se hallaba…

(Silencio)

José (Intentando justificarse).- ¿Cómo podía yo imaginar, ni por un instante, que Pablo pasaba esos apuros?

(Silencio)

José (Ahora al’go encolerizado).- ¿Crees que yo hubiese consentido que mi propio hermano gemelo acabara en la cárcel? ¡¡Señor!! ¿Cómo vas a pensar eso se mí?

Voz desde la Luz Azul.- “No te niegues a hacer el bien a quienes es debido. Cuando tuvieres poder para hacerlo no digas a tu prójimo; anda y vuelve mañana y entonces te daré”.

José (A la defensiva).- Pero Señor… ¡nunca pensé que mi hermano tuviese tanta necesidad! ¡Creí que exageraba! ¡Tú le conoces muy bien y sabes cómo engaña cuando quiere obtener algo de los demás!

(Largo silencio)

José (Arrepentido).- Dios mío… ¿cómo iba yo a saber que su situación era tan desesperada?¡¡Pobre Pablo!! ¡¡Pobre Luisa!! ¡¡Pobres sobrinos míos!!

(José se sienta, abatido, en el suelo y con las manos tapándose los ojos)

José.- ¡Yo no tuve la culpa! ¡¡Yo no tuve la culpa!! ¡¡¡Yo no tuve la culpa!!!

(Se oye un trueno estremecedor)

CAE EL TELÓN.

FIN DE LA TERCERA ESCENA.

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