El luto de las palomas

Esta mañana he presenciado un espectáculo que ha hecho llorar a mi corazón. Caminaba yo a las ocho y media de la mañana hacia el bar de Los Valientes para despedirme de mis amigos Cipri, Candi y Paquita ya que hoy es el último día que resido en esta Urbanización (traslado mi vivienda a Molina de Segura) cuando en mitad de la carretera principal he contemplado a una paloma recién atropellada por un automóvil. Yacía muerta sobre el asfalto, en plena autopista, pero lo más triste de todo es que dos compañeras suyas daban vueltas alrededor del cadáver en medio de unos sollozantes gemidosd. He mirado a los ojos de las palomas vivas, a los que estaban moviéndose alrededor de la muerta, y juraría que los he visto brillantes. Estaban llorando las palomas vivas mientras de sus gargantas seguáin saliendo sollozos continuos, Y yo, que estaba feliz esta mañana, me he vuelto triste por un momento. Mi corazón comenzó a llorar.

En el bar de Los Valientes me despido de mis amigos. Han sido tres meses maravillosos de convivir con ellos. Es la última vez que los veo quizás en esta vida. El próximo día 11 domingo ya tengo billete reservado para volar hacia mis Américas, donde estaré por dos meses largos resolviendo asuntos familiares y laborales. Están felices mis amigos de Los Valientes. Felices y tristes a la vez. Felices porque saben cuánto me entusiasma viajar nuevamente a mis queridas Américas. Tristes porque ya no volveremos a pasear bajo las arboledas de Los Valientes.

Adiós al trajinar por los campos acompañando al bueno de Cipri mientras guía su rebaño de ovejas, fumamos un par de cigarrillos y charlamos de cosas tan inocentes como la vida de los animales del campo. Adiós a las conversaciones de café con el simpático Candi hablando de cosas de su Atleti que siempre le encogen el corazón. Y adiós a las maravillosas y encantadoras narraciones inventadas por la soñadora Paquita. Nuevos saludos. Viejos abrazos.

Esta vida está llena de contraluces. Vida y muerte a un mismo tiempo a cada lado de la carretera de las existencias. Pero me repongo rápidamente pensando en la multitud de amigos y amigas que dejé allá en todos los países americanos que recorrí durante trece años de ejercer labores periodísticas por aquel hermoso Continente. Imposible del todo que en sólo dos meses pueda volver a verlos a todos ellos y ellas pero procuraré encontrarme con el mayor número posible.

De momento ya tengo apalabrado un contrato de dos meses para escribir para la revista donde trabajé tantos años. Mis ojos se llenaron de lágrimas cuando me ofrecieron de nuevo esta oportunidad porque ahora sé que se siguen acordando de mí tanto como yo de ellos. Sé que se´rán dos meses de muchos viajes y mucho esfuerzo físico pero no puedo negarme a la oportunidad de volver a escribir sobre aquellas hermosas tierras y aquellos fantásticos habitantes. Y me esperan los de la radio con mi querido y viejo micrófono El Camborio par avolver a hablar con los oyentes que aún, después de dos años y medio, siguen preguntando por mí. !Qué gozada poder volver a reunirme con todos ellos a través de las ondas de la radio!.

Por otro lado estoy apenado porque van a ser dos meses sin Liliana, sin Lesly, sin Carla y sin mi perrito Toby. Me consuela saber que son felices y que dos meses pasan muy rápidos.

Ahora estoy aquí escribiendo esta página de mi diario para el Vorem en el local de Renuevo de la Plaza de la Bohemia (Edificio Ficus) de Murcia, donde tiene su sede la ONG que dirige Liliana y para la cual trabajo. Aprovecharé para promocionar la ONG por tierras americanas. Y mientras escribo voy dibujando dos palomas blancas volando sobre una autopista con las alas abiertas y un lema que dice !Amo la Vida!. Sin embargo en las alas izquierdas de ambas palomas he pintado unos brazaletes negros en señal de luto por su compañera muerta.

Hoy es un día feliz y trsite a la vez. Uno de esos días llenos de sentimientos contradictorios pero no puedo dejar de escribir en Vorem contándoos mis vicisitudes diarias porque aunque no os conozco os reconozco, aunque no os veo os distingo y aunque no os oigo siento el latir de vuestros corazñones, amigos y amigas del Vorem, mientras tecleais vuestras inquietudes ante la pantalla de vuestra computadora. Vida y muerte a ambos lados de las carreteras de las existencias. Amo la Vida…

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