El momento eterno de besarte

La conciencia se me desnuda de alma
en esta ineludible huella de la vida
y lo que la razón me desconoce ahora
es el verdadero sentir que me interpreta.
No es el último sonar de los verídico
sino el principio de un humano sentimiento
y aunque el tiempo se desgrane junto a tu boca
se hace algo eterno el momento de besarte.

Múltiples destellos quedan en el cuerpo
de tu presencia más acá de los sentidos;
la razón se me pierde entre los misterios
de tus labios ya calados en lo hondo
y la luz de mi pensamiento ya desaparece
en medio de este latido tan salvaje.

Besarte… besarte es el único discurso
de mi imagen pintada en tu carmín:
un incansable corazón de aspecto femenino
que penetra en mi pecho tocando la conciencia.
El tiempo desaparece en el fondo de la escena
mientras tu beso sube, sube y se convulsa
dentro de este extraño lenguaje que me arde.

Tan hondo es el sinfín de tus dos labios
que tratar de hacer metáforas es imposible
porque los símbolos se me han hecho fuego
y el fuego arde en el regreso de tu mirada.

Y veo tu boca encendida en el líquido cristal
del sueño eterno de tu beso enloquecido
en el mismo momento de besarte entera
más allá de toda inhibición o de propuestas.

Sobre el vivir abismado en tus caricias
el registro viajero de besarte y poseerte
comienza en este momento en que me hundo
en medio de tus dos labios de amapola.
Y de aquí a la pérdida del tiempo y la memoria
solo existe ya el único espacio de tu boca.

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