Mientras Nepal es un auténtico polvorín, una noticia primavera aparece en nuestros inquietante occidente. Un muchacho de dieciséis años se propone alcanzar la iluminación meditando entre las ramas de una higuera india. El tema ha ido alcanzando verdaderas proporciones.
Todo resulta de las combinaciones de intereses: del interés del muchacho por ser como Gautama, del interés de muchos por tener un dios viviente a quien contemplar y de la ciencia, que propone una investigación para demostrar la imposibilidad de que nadie, sin comer, beber, sentir la vida, desear el deseo…permaneza ahi, entre la protectores y extensas pieles del tronco. Pero…el joven ha desaparecido. ¡No es extraño! Imposible meditar ante los cientos de miles de visitas, de las rutas turísticas que incluyen una visita y fotos al posible nuevo Buda. abandonó sus ropas, se levantó y como si se tratara de una “queja” desapreció para o dejar rastro. Dieciséis años, en busca de la iluminación, abandonando el mundo para formar parte de la nada, un protagonismo que otros buscan en ese encuentro con la nada etílica…Creo que veremos cosas intensas y profundamente originales en este siglo. Los pastorcitos de Portugal, ya no existen en este plano. Budha se nos fue hace siglos…¿Qué podemos hacer? Desconozco si, en estos momentos, todos buscamos una cierta sensibilización espiritual, que no ha de ser religiosa…Pero, a los dieciséis años la vida llama a la vida, el juego del protagonismo es el peor remedio para alcanzar divinidad alguna…y, el proceso no creo que suponga un “vivir como dios”. El muchacho desea esconderse en los bosques, pero los ojos ávidos de milagros le perseguirán hasta las altas montañas, de las que muchos dioses tuvieronq ue marcharse…¡ Om mani pedme hom !
Un comentario sobre “El niño Buda…o la necesidad del milagro.”
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Estimado grekosay: !Cánto necesitamos de milagro a la edad de los 16 años!. Escondernos en las abruptas bosquedades de nuestra conciencia para descubrir sensibilidad espiritual. Algo verdadermaente digno para ser pensado. !Es excelente tu meditación!.