Durante algún tiempo estuve interesado en conocer por qué a los José se nos conoce, familiar y popularmente, como Pepe. La respuesta me la dio mi cuñado José María que es un gran conocedro de los textos cristianos debido a su profesión de teólogo. El asunto es que en la antigüedad hebrea existíeron varios personajes con el nombre de José…
Uno de ellos fue José, patriarca bíblico, hijo de Jacob, que fue vendido por sus hermanos y llevado a Egipto donde alcanzó el grado de ministro del faraón y con cuya ayuda los hebreos pudieron instalarse libremente en aquel país; otro fue José de Arimatea, judío de Jerusalén y miembro del sanedrín de su época, que prestó su propia tumba para enterrar a Jesús. Y otro fue José, esposo de Mar´´ia, de oficio carpintero y considerado padre putativo de Jesucristo. Haubo algún que otro José famoso en tiempos del Antiguo Testamento y, además, hay que añadir a José de Calasanz que fue el fuindador, en 1597, de la congregación de los clérigos regulares de las Escuelas pías consagradas a la educación y llamadas, en España, escolapios.
Pues bien, teniendo en cuenta la existencia de varios José, en los antiguos documentos oficiales de la iglesia cristiana, en los escritos de los teólogos y en los documentos oficiales y de carácter administrativo (además de las inscripciones que se ponían debajo de las estatuas de José el padre de Jesús) se escribía textualmente: “José, p.p. de Jesucristo” para diferenciarlo de los otros José. De aquí, de esa P.P. que significaba padre putativo (que quiere decir padre no natural) es de donde deriva el apelativo de Pepe con el que se nos conoce, familiar y popularmente, a los José.