La Copa del Rey de Fútbol 1985-1986 fue la edición número 82 de dicha competición española. Se disputó entre el 11 de Septiembre de1985 y el 26 de Abril de 1986 y contó con la participación de 142 equipos de las principales categorías del país: Primera, Segunda, Segunda B y Tercera. La final se disputó por tercer año consecutivo en la ciudad de Madrid jugándose esta vez el encuentro en el Estadio Vicente Calderón. Tras 280 partidos de competición llegaron a la final el FC Barcelona, que alcanzaba su tercera final en cuatro años, y el Real Zaragoza equipo que se quedó a las puertas de disputarla el año anterior. El encuentro tuvo un claro dominador en el conjunto culé que no supo aprovechar sus múltiples oportunidades mientras los maños en uno de sus pocos acercamientos lograron marcar en una jugada afortunada tras un libre directo lanzado por el principito Rubén Sosa. Este único gol sirvió para coronar al Real Zaragoza como campeón siendo su tercer título y para poner fin a una racha de 20 años sin ganar esta competición. El defensor del título, el Atlético de madrid, fue derrotado por 2-1 (en el marcador global) por el FC Barcelona en los cuartos de final. En este edición de copa se dio la casualidad de que los 4 semifinalistas fueron también los 4 primeros clasificados de la Liga, aunque con distinto orden.
Las alineaciones de aquella tarde del 26 de abril de 1986 fueron las siguientes: Real Zaragoza.- Cedrún; Casuco, Juan Carlos, Juliá, García Cortés, Señor, Güerri, Herrera, Pardeza (Corchado), Rubén Sosa (Casajús) y Pineda. Barcelona.- Urruti; Sánchez, Migueli, Alexanco, Julio Alberto, Schuster, Víctor, Calderé, Esteban (Marcos), Carrasco (Clos) y Pichi Alonso.
Aquella tarde del 26 de abril de 1986 yo ya era periodista profesional y me fui al estadio para ver y comentar el partido. Pagué mi entrada correspondiente y comenzé a comentar todo lo que veía sobre el gran ambiente y la expectación levantada ante aquella memorable final. Me entretuve un largo tiempo, con la entrada al estadio ya en mi poder, en observar todo lo que sucedía en los alrededores del estadio y lo comenté como lo hace todo un profesional sobre aspectos sociales y costumbristas que discurren en medio de una fiesta (a veces hasta aparecieron alborotadores del Real Madrid que se liaron a botellazos con alborotadores del Barcelona) además de hacer un variopinto recorrido por los puestos de ventas callejeras, escuchando las conversaciones de unos y otros y comentando lo que yo pensaba que iba a suceder.
El Barcelona era el gran favorito para todos los encuestados. Un favorito para más del noventa por ciento del público que iba a asistir al encuentro. Mi pálpito era diferente. Yo estaba totalmente convencido de que el Real Zaragoza iba a ganar aquella final por 1-0 y se iba a coronar campeón de la Copa del Rey en aquella ocasión y en contra de lo que pronosticaban no solo la inmensa mayoría de los aficionados y aficionadas al fútbol sino también la inmensa mayoría de periodistas y comentaristas de fútbol tanto dentro de nuestro país como de países extranjeros. Pero yo estaba convencido de que el Real Zaragoza, que tenía una plantilla de jugadores mucho más inferior que la del Barcleona, iba a ganar y salir como campeón. Tan seguro estaba de que iban a ganar los maños por 1-0 a los culés (y no como pensaban y pronosticaban la inmensa mayoría del público y los profesionales de los medios de comunicación social o de masas), que ya no quise entrar al Estadio. Sabía quién iba a ganar y decidí dejar la entrada a la vista del público para que alguien se la encontrara y pudiera entrar gratis porque yo la había pagado de mi bolsillo.
Se cumplió lo que predije. Quizás por eso, en los aledaños del Estadio Calderón y antes de comenzar el partido, los seguidores del Real Zaragoza sonreían y se lo pasaban a lo grande mientras los “culés” se creían que el partido iba a ser un “paseo militar” a favor del Barcelona. Fue un paseo militar pero terminaron más callados que un pelotón de sorchis pelados ante las órdenes de un sargento de caballería. No vi el partido pero me lo pasé pipa.