El piano eléctrico

-¿Me vas a decir adiós? Porque no quiero más oírte decir eso.
-Qué bien, porque no pienso decírtelo. Le respondí y haciendo un silencio de
redonda continué: – No voy a despedirme, porque no voy a irme. Cada
vez que la luz atraviese nuestra ventana, voy a crear un destello para que me
veas, ¿sí?

-Voy a extrañar todo de vos, tus manos, tus besos y nuestras payasadas, dijo
intentando parecer fuerte.

El amor es frágil, y no siempre sabemos cuidar de él, y esperamos que
sobreviva a esa languidez, mientras siento sus brazos enredarse en mi cuello y
le digo a modo de consuelo – Algún día vas a abrir tu corazón y vas a cantar tus
mejores notas porque la música y el amor son raíces de un mismo tallo, y hacen
que el mundo sea un poco más nuestro. Mi piel, húmeda de sus ojos, se enreda en mi cuello.

-Me duelen las manos, dije -. y no sé si voy a poder terminar.
Ella se desprende de mí y levanta el atril de la tapa del piano secándose
las lágrimas para leer la partitura. Salgo al jardín a contemplar el océano
mientras los primeros acordes acompañan mis temblores, y llenan mis oídos.
Está terminando los últimos compases intentando adivinar el final imaginado por mí.
-¿Andrea?
-¿Qué?
Le he propuesto un diálogo a la muerte, dije: – Si me deja hacer el amor
una vez más, puede venir un par de días antes.
Ella me besa y se desnuda.
Mis piernas tiemblan. Ella besa mis ojos y luego desconecta las terminales mientras mira el color púrpura del sensor que emite un tibio pitido.
Dobla mi cuello para extraer el chip de mi memoria, sus ojos húmedos y su paso
apresurado para ver en la lectora aquellos momentos de apretados abrazos, de las tardes eróticas, ebrios sobre la arena y todo lo que nos dijimos con el cuerpo
durante tantas décadas, aquello que nunca hubiera dicho con palabras. Así partí
llevando en mis oídos el acorde final cuando dejé de respirar.
Cuando el sol da su mejor luz en la ventana, me dice en un susurro- “Te
extraño”.

6 comentarios sobre “El piano eléctrico”

  1. Bello canto textual a la nostalgia. A veces… muchas veces diría yo… la nostalgia nos embriaga de recuerdos pero no es una rémora para el caminar de los que escriben sino el impulso creativo de hacernos más profundos en el presente…

  2. “todo lo que nos dijimos con el cuerpo durante tantas décadas, aquello que nunca hubiera dicho con palabras. Así partí” Bonita forma de partir me suena, dificil aceptar ese adiós, despedidas que no se quieren pero que llegan. Me gustó mucho, mientras leía, me envolvía. Saludos.

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