El Poder de Otorgar poder a la Publicidad

“Señoras y señores, querida audiencia, en el programa de hoy, va ha sentarse con nosotros para que hable de cómo ha logrado llegar a la cumbre del éxito, una persona increíble que ha sido capaz de crear una empresa de limpieza inaudita en nuestra sociedad, con nosotros esta noche el señor Marcelino, un fuerte aplauso…”

Empieza la charla en el plató:

“Bueno, gracias por invitarme a venir, a este magnifico programa.”

“Cuéntenos como ha logrado este imperio que tiene hoy día”

“Bien, pues resulta que yo vivo en una pequeña ciudad de unos dos mil seiscientos veintitrés habitantes, y allí todos comemos de dos a dos y media, ni antes ni después. Permítame una pequeña aclaración: Este detalle de que coman a la misma hora es irrelevante, en cada casa podrían comer cuando fuese, lo que ocurre es que hice un experimento para ver el poder de influencia que podía ejercer sobre los demás, y también pude conseguir que comieran todos a la misma hora.
Descubrí que pocos minutos antes de las dos y media, los comensales tenían que levantarse de la mesa, desplazarse hasta el grifo, con la mano girar el grifo, luego colocar la manzana bajo el chorro, lavarla, luego retirar la manzana, volver nuevamente a cerrar el grifo, tener que ir a coger una servilleta o un trapo para secar la manzana, luego secarla… hasta comérsela.
Entonces yo comprendí que aquello era un trastorno para cada persona. Y empecé una campaña de publicidad, y mi primer objetivo fue hacer creer a toda la ciudad, y curiosamente allí todos comen manzanas, hacerles creer que aquello no tenían porqué hacerlo, todo aquel esfuerzo y perdida de tiempo era innecesario. Me costó un poco, pero logré hacerles creer eso. Les vendí que mi empresa de limpieza o lavado de Pieles de Manzana y además, algo muy importante:¡ a domicilio! lo podía hacer y muy bien de precio, y así obtendrían grandes comodidades, y también ahorrarse unos minutos para hacer otras cosas, como por ejemplo poner la lavadora, o acabar de leer esa novela que en cada casa hay a punto de finalizar pero… nos faltan esos minutos… o simplemente descansar después de las comidas, que está científicamente probado que es muy sano. Entonces pude crear un equipo de personas muy bien preparadas. Este aspecto también estaba en la campaña de publicidad, es decir: la gran y excelente formación de los trabajadores de la empresa, que es fundamental para evitar trabajos a medias o de poca calidad. Así que cada día tengo una plantilla de operarios que se van a todos los hogares y cada persona que llega al postre simplemente hace un pequeño gesto con la mano -que por cierto ahora estamos diseñando un distintivo que tiene un precio muy asequible para que cada comensal lo compre y poder avisar al operario y así se ahorra tener que hacer un gesto con la mano- y la manzana está perfectamente lavada y además secada, que esto es importante también.
Y esto me ha generado tanta publicidad y popularidad que la ciudad de al lado también está interesada en mis servicios.
Y así es como conseguí la fortuna que tengo hoy día. El secreto está en hacer creer a la gente lo que quieras venderles, cueste lo que cueste, pero hacerles creer cualquier cosa y empiezas hacer fortuna.”

Entonces el presentador de ese famoso programa, que estaba o actuaba sentirse como deslumbrado y asombrado por todo lo que había escuchado, y con aparentes muestras de admiración, se levantó y pidió al público que aplaudieran al señor Marcelino, mientras tanto a pie de pantalla aparecía la página web de la empresa de limpiezas o lavado de Pieles de Manzana del empresario, que acababa de participar en ese famoso programa de televisión.

2 comentarios sobre “El Poder de Otorgar poder a la Publicidad”

  1. Ismael, me parece que al censo (o censores de personas) no le interesan para nada redondear cifras.
    Y a muchas televisiones solo les interesan los porcentajes de audiencias.
    Celebro que te haya gustado.

  2. Ja, ja, nunca la palabra “telerealidad” tuvo acaso tanto sentido. Tanta verdad en un sólo programa de tarde debe de ser abrumador. Lo peor de todo es que la gente seguirá aplaudiendo.

    Un detalle: no sé si lo hiciste a sabiendas, pero me gusta mucho cuando dice ” de unos dos mil seiscientos veintitrés habitantes”. Suena como si tuviese muy planeado el número de gente que hay ja, ja. Porque normalmente cuando uno dice que hay “unos…” dice un número redondo que pretende ser aproximado. Si no era tu intención, olvida lo que he dicho jaja

Deja una respuesta