EL POZO de Juan Carlos Onetti

Yo estoy tirado y el tiempo se arrastra, indiferente a mi derecha y a mi izquierda.
Esta es la noche, quién no pudo sentirla así no la conoce.
Todo en la vida es mierda y ahora estamos ciegos en la noche, atentos y sin comprender. Hay en el fondo, lejos, un coro de perros, algún gallo canta de vez en cuando, al norte, al sur, en cualquier parte ignorada. Las pitadas de los vigilantes se repiten sinuosas y mueren. En la ventana de enfrente, atravesando el patio, alguno ronca y se queja entre sueños. El cielo está pálido y tranquilo, vigilando los grandes montones de sombra en el patio. Un ruido breve, como un chasquido, me hace mirar hacia arriba. Estoy seguro de poder descubrir una arruga justamente en el sitio donde ha gritado una golondrina. Respiro el primer aire que anuncia la madrugada hasta llenarme los pulmones; hay una humedad fría tocándome la frente en la ventana.

Pero toda la noche está inapresable, tensa, alargado su alma fina y misteriosa en el chorro de una canilla mal cerrada, en la pileta del patio. Esta es la noche. Yo soy un hombre solitario que fuma en un sitio cualquiera de la ciudad; la noche me rodea, se cumple como un rito, gradualmente, y yo nada tengo que ver con ella. Hay momentos, apenas, en que los golpes de mi sangre en las sienes se acompasan con el latido de la noche. He fumado mi cigarrillo hasta el fin, sin moverme.
Las extraordinarias confesiones de Eladio Linacero. Sonrío en paz, abro la boca, hago chocar los dientes y muerdo suavemente la noche. Todo es inútil y hay que tener por lo menos el valor de no usar pretextos. Me hubiera gustado clavar la noche en papel como a una gran mariposa nocturna. Pero, en cambio, fue ella la que me alzo entre sus aguas como el cuerpo lívido de un muerto y me arrastra inexorable, entre fríos y vagas espumas, noche abajo.
Esta es la noche. Voy a tirarme en la cama, enfriado, muerto de cansancio, buscando dormirme antes de que llegue la mañana, sin fuerzas ya para esperar el cuerpo húmedo de la muchacha en la vieja cabaña de troncos.

__(No había conocido a Onetti, y me intriga lleer más. El relato es más largo, esto es solo una parte. Interesante en su estructura y a mí, despues de leerlo varias veces, me ha llegado a gustar, aunque el personaje suelta algunas burradas. Espero que también os guste.)__

3 comentarios sobre “EL POZO de Juan Carlos Onetti”

  1. Juan Carlos Onetti es un gran escritor de las expresividades. Yo, si en vez de escritor fuese pintor, lo catalogaría dentro de la Escuela Expresionista. En cuanto a la noche que deja reflejada en este fragmento es como una expresividad lánguida de las humedades anímicas. Hasta el cigarrillo sabe a intriga…

  2. Nunca había leído nada de Onetti y la verdad si me llama mucho la atencion como para conseguir literatura de el. Me gusta su descripción de la noche y la intriga que refleja, la mencion de asuntos pequeños, sin importancia pero que a la vez ayudan a darle un sentido o una idea al texto en general.

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