El Reflejo de los sueños en lunas rotas….The End…

Andy López caminaba rumbo a casa con una barra de pan y el libro de Nietzsche “Así habló Zarathustra”, bajo el brazo.
Se sentía contento, satisfecho de la labor del día en la oficina de la inmobiliaria en la que trabajaba desde hacía dieciséis años. Hoy le había dado una buena lección al encargado jefe y éste le había prometido un aumento para la próxima temporada.
Completamente feliz, tarareaba una canción sin saber cual ni de quién era, ¡que más daba! En el trayecto entró en una joyería y compró una sortija para Janina, su esposa. Una chica oriental preciosa. Llevaban seis meses compartiendo piso y las cosas iban francamente bien. Cerró la puerta del ascensor y extrajo las llaves del bolsillo, oyó ladrar a Jazz. ¡Hogar, dulce hogar! Más tarde, cenando a la tenue luz de las velas, le ofreció el regalo en un pequeño estuche de terciopelo.


¡OOOOH, Dios mío, Andrés… es precioso! Te habrá costado muy caro… ¡no me lo digas!, te quiero vida mía, cariñín ven aquí… le besó apasionadamente al tiempo que sonaba el teléfono. Andrés se apresuró a cogerlo antes de que sonara por segunda vez.
Sí, diga… ¿quién es?
Soy yo, querido…
¡Marta Rubens! Te tengo dicho que no me llames a casa, dijo, disminuyendo el tono de voz.
Lo sé, lo sé, pero es que te echo tanto de menos y ahora estoy tumbada en la cama con el body negro, ese tan bonito que me regalaste y no he podido contenerme y me he dicho, voy a llamar a mi hombre para que sepa que pienso en él, sí, chatín, pienso en ti y me gustaría que estuvieras aquí, encima de mi voluminoso e insaciable cuerpo, ¡ooooh!, cariño, ¡cómo te deseo!, noto tus manos acariciándome, ¡ooooh, cómo te quiero, mi vida!, ¿cuándo vas a dejar a esa muermo y vas a venir a vivir conmigo?, tienes que decidirte, amor, yo no puedo estar así eternamente.
Marta, yo también te quiero, ya lo sabes, pero ahora no puedo hablar. Nos veremos mañana en la oficina, ¿vale?, venga, hasta luego.
Hasta mañana. ¡Ah!, llevaré aquella faldita satinada que tanto te excita. Colgaron los dos a la vez sendos auriculares. Él notó la erección y tardó un rato en dirigirse a la habitación contigua, donde esperaba ya semidesnuda la chica de ojos rasgados.
Ven, abrázame…
Sí, un momento que voy al baño…
No tardes, cielo…
Janina tomó el móvil del segundo cajón de la mesita de noche y marcó nueve números.
¿Diga, quién es?, ¿eres tú, amorcito…?, se oyó al otro lado de la línea, cruzando la hondonada de la ciudad.
Sí, Marta, soy yo. ¿le has llamado, verdad?
¡Sí, joder!, ¿cómo se puede ser tan hijoputa?, ¡qué cabrón!…
Lo es, pero hay que saber ver el lado positivo. Tenemos mucho que agradecerle, si no hubiera sido por él, no nos habríamos conocido… y eso sí sería una gran putada, ¿no crees? Oye no puedo reprimir las ganas de verte y abrazarte, ¡te deseo tanto!, menos mal que mañana habrá acabado toda esta estúpida e hipócrita historia de enredos y complots. Ya era hora porque no aguantaba más. Lo único que quiero es estar a tu lado, tú me cuidas y me haces sentir querida.
Jani… tesoro… tú y yo mañana abandonaremos la rutina y la ciudad, con un montón de pasta para el viaje a las islas y para vivir nuestro idilio… sin agobios, sin…
Cariño, llevamos más de dos años viéndonos a escondidas, planeando un desenlace y esta es la mejor solución, un magnífico plan. Nos lo merecemos y Andrés… ¡Andrés que se joda!
Pasaron dos noches y dos días y Andrés estaba paranoico. Por la mañana había encontrado sobre el frigorífico una escueta nota, era de su mujer: Andrés, me voy para siempre. Nunca te quise. Adiós y gracias.
No entendía nada, ¿qué es lo que había fallado?, la veía tan enamorada y de repente el amor se esfumaba. Las dudas y contratiempos le asaltaban. Pensar no era la salida al problema pues no llegaba a ninguna conclusión. La única lógica era que todo había sido una farsa, ella fingió su actitud hacia él y él la creyó hasta la médula. Muy buena actriz o él un pésimo espectador.
En el trabajo, le llamó el jerarca supremo.
Tome señor López, mire estas fotos y si tiene algo que explicar…
Cogió las fotos que la mano le alargaba y las miró despacio, incrédulo, una a una, maldiciendo mil veces. Suspirando, las devolvió al dueño de la inmobiliaria, ¿cómo le podía haber hecho esto Marta? Cabreado y humillado le vino a la cabeza la palabra “chantaje”, no había otra más directa en el diccionario enciclopédico de la Lengua Española.
Creo que son pruebas suficientemente contundentes. Me he cerciorado antes de hablar con usted de que no fuese un montaje y lo lamento, la verdad es que hubiera preferido que resultase una conspiración, yo mismo le hubiera respaldado, pero nos enfrentamos ante un hecho real y para un hombre católico, de principios conservadores, le diré que me resulta imposible tomar otra determinación. Estará de acuerdo conmigo… esto es para que firme la dimisión voluntaria…
¿Y si no firmo…?
Hará mal, aquí tenemos la notificación de despido por acoso sexual a una subordinada. Usted elige.
¿Y Marta Rubens?
Con ella quedamos en un acuerdo, a cambio de no remover este pastel, le dimos un suculento cheque con muchos ceros. Mi empresa ha llegado a ser una de las cinco multinacionales más importantes de Europa. ¡El sacrificio de cuarenta años en la brecha!, y estos escándalos no interesan, no podemos permitirnos una denuncia, ni una columna en la prensa acompañada de fotografías desvergonzadas, pornográficas. No, los clientes no lo necesitan… Señor López, sepa que me ha decepcionado, le tenía en mi lista ascendente para ocupar un puesto de prestigio. En fin, me duelen las circunstancias, pero…
Lo que era la vida, en breves instantes se encontraba sin empleo, Janina se había largado y…
Una clara sospecha le obligó a hacer cola en el banco donde tenían depositados los ahorros, indistintamente a nombre de los dos.
Ayer la señora retiró y anuló todas las cuentas le dijeron.
¡Así!, ¿sin más?
Señor, nosotros no acostumbramos a pedir explicaciones, podemos asesorarles, sí, pero la última palabra siempre es la del cliente. Creo recordar, lo podemos confirmar si quiere , que la señora pidió cambio en dólares y quedó muy agradecida de nuestro servicio y eficacia, se mostró radiante en todo momento y derrochó generosidad y amabilidad. Salió satisfecha y complacida. Lo que nos honra enormemente como entidad bancaria y humana. Hecha al servicio del ciudadano, para velar sus intereses.
¡Arruinado! Llegó a la casa cuando estaban desalojando los muebles.
¿Qué pasa?, ¿qué hacen?, ¡oiga! arremetió contra el que parecía llevar la voz cantante , ¿se puede saber qué están haciendo? Aquí vivo yo y si no se van inmediatamente me veré obligado a llamar a la policía.
Perdone, pero esta vivienda fue vendida hace siete días y el nuevo dueño quiere instalarse esta semana. Así que por favor, si nos deja hacer nuestro trabajo, todo irá sobre ruedas…
¡Desahuciado! Entre los cajones encontró una cajita que contenía cartas escritas por Marta Rubens, dirigidas a Janina… y el diario de su mujer, lo dejaba bien al descubierto, dos largos años de relaciones. ¡Joder, qué ciego había estado! Se habían burlado de él y lo más probable, vamos, no cabía duda alguna, ¿no eran bastantes pruebas?, seguro que ahora estarían en cualquier parte del planeta, disfrutando de su amor con el dinero de él. Se imaginaba unos parajes paradisíacos en el Caribe. Le estaba bien empleado por jugar con los sentimientos de las personas. ¡Sí señor!, era la puta realidad, no valían lamentaciones, ni llantos…, ¡a joderse tocan!
Encontró la carpeta con el manuscrito de su recién acabada novela y le cambió el título sin pensárselo dos veces. Escribió despacio y con buena letra: Perdido en la eterna oportunidad y la firmó con el pseudónimo de “Hechopolvo”.
Había cambiado cuatro veces el título, primero fue Entre piedras y arena, hojas y mariposas, luego Perro de Cartón y más tarde El Sueño de Perroloco. Ahora ya le había puesto el más correcto y leal a la historia, sólo faltaba que las editoriales estuvieran de acuerdo con él.
Desde una de las ventanas del edificio asomó el busto imponente de una hermosa muchacha, que le sonrió y le saludó con la mano abierta.
Andrés, ¿qué ocurre?, ven, sube a tomar un café…
Se encaminó a la casa de la vecinita, quién sabe, la última vez fue muy afable y cariñosa con él…

2 comentarios sobre “El Reflejo de los sueños en lunas rotas….The End…”

  1. Todavía no lo he leido (X-)Esfuerzo para no subir la vista y leer el final)

    De una semana a otra voy dejando la lectura con la promesa de que lo leeré el fin de semana, pero cuesta trabajo ponerse a la labor.

    Prometo dedicarle unas horas más tarde o más temprano.

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