El viejo topo

El viejo topo, medio ciego de tanto buscar y leer en medio de las oscuridades de su alma… medio ciego y con gafas bien colocadas para ocultar sus ojos… entró, arrastrando silenciosamente sus sandalias por las losas de la sala de la biblioteca de los 5 pisos. Sí. Son 5 pensó el viejo topo espía… pero en alguno debo encontrar lo que busco. En su media ceguera chocaba con las paredes… pero esta loco y en su locura su mente le hacía seguir adelante. Buscaba los Comentarios. Los Comentarios del Apocalipsis…

Tras mucho ir subiendo y bajando, trpezando por acá y por allá, dejando un olor a azufre que salía de sus poros abiertos… por fin encontró los Comentarios que buscaba. Eran 5 volúmenes completos. 5 libros escritos por el famoso teólogo Abracadabra…

Orgulloso de su hallazgo, el viejo topo espía de la biblioteca de los 5 pisos, se sentó en un pupitre y comenzó ansiosamente y sin medida ni planeamiento alguno, a lo loco, a pasar y pasar las páginas amarillentas de los 5 viejos libros. Sacó una libreta y comenzó a escribir todo aquello que consideraba interesante. En el pupitre de al lado alguien había dejado ¿olvidada? una fresca y lozana zanahoria. En otros sitios más lejanos varios lectores leían ávidamente sólo por alcanzar más conocimientos de este arte de la vida que se llama saber vivir.

El viejo topo, que para consultar los Comentarios, a veces tenía que quitarse las gafas y pegar la nariz a las hojas amrillentas… descansó por un momento y descubrió la fresca y lozana zanahoria que alguien la había ¿olvidado?. Le dio un mordisco. Era sabrosa en verdad. Volvió a darla otro mordisco. El estómago le ardía al viejo topo (por sus excesos de alcohol y anfetaminas) y aquellos dos mordiscos parecieron aliviarle, de momento los dolores. Siguió con su tarea de espionaje…

Por eso no se percató de que llegaba en esos momentos el Gitanito Antón.

– !Oye, viejo topo!. ¿Quién te ha dado permiso para que muerdas a mi zanahoria?. ¿No sabes que es propiedad privada mía?.

El viejo topo palideció. Todos conocían cómo se las gastaba el Gitanito Antón a la hora de hacer su justicia…

– Bien viejo topo. Me importa un pepino lo que estás consultando en esos 5 viejos libros. Lo único que me importa es mi zanahoria. Y ya que la has mordido cométela todo entera pero me tienes que pagar 5 euros por ella.

– ¿5 euros por ella?. ¿No te parece un abuso Gitanito Antón?.
– 5 euros exactos. Ni uno menos ni uno más. Es de mi propiedad privada y yo, como bien sabes, valoro lo que es mío como cree mi propia justicia. O me pagas los 5 euros o te pego tal tortazo que te arranco la cabeza de un solo golpe.

El viejo topo, temblando de los pies a la cabeza, sacó de su bolsillo los 5 euros y se los entregó al Gitanito Antón. Este se marchó tranquilamente de la biblioteca. Pero al viejo topo espía de la biblioteca de los 5 pisos ya no le entraron ganas de seguir mordiendo a la fresca y lozana zanahoria. Se entregó de lleno a la labor de tomar notas de los Comentarios.

Por eso no descubrió que una oscura sombra paseaba por la sala. No la descubrió hasta que sintió una mano poderosa sobre su hombro derecho. El viejo topo volvió la cabeza…

– Hola, viejo camarada, veo que me conoces. ¿qué estás haciendo aquí?.
– Pues ya ves (dijo con voz temblona) tomando notas de los Comentarios del Apocalipsis del famoso Abracadabra.
– ¿Y no crees que es una estúpida pérdida de tiempo?. ¿Para qué metes tanto la nariz en esos Comentarios?.
– Verás, camarada, no se lo digas a nadie, pero es que estoy preparando mi tesis sobre los Comentarios del Apocalipsis…
– Pero ¿no tenías ya terminada la tesis titulada “La Revolución de los Claveles y su importancia en la Historia de Portugal?.

Enpalideció nuevamente el viejo topo espía de los Comentarios.

– Sí. Es cierto. Pero no se lo digas a nadie…
– Pues yo creo que es mucho más interesante La Revolución de los Claveles que toda esa tontería de Comentarios que te van a volver loco de remate. Más loco de lo que estás, viejo camarada. Bueno. Sigue con tu absurdo. Yo seguiré vigilando. Ya sabes que mi trabajo consiste en que haya total silencio en la sala y que todos respeten las normas establecidas. Pero te advierto que a las 8 tengo que apagar las luces y cerrar las puertas.

– Antes de que te vayas, camarada… ¿tú no crees que los Comentarios del Apocalipsis sirvan para algo de cara a los proletarios?. Yo sí lo creo. ¿No cres interesante lo de las “visiones” y “el rollo”?. Por eso te pido una cosa. Déjame por favor toda la noche en la Sala. No se lo diré a nadie. Tengo mucha labor por delante. Son 5 volúmenes.

– Esrá bien. Primero te contesto a la pregunta. Los Comentarios del Aocalipsis para nada sirven para los proletarios y esos de las “visiones” y “el rollo” te va a trastornar del todo. En cuanto a dejarte pasar la noche entera aquí puedes hacerlo, pero yo debo apagar las luces porque es mi trabajo y por eso me pagan. Hoy hay luna llena. Puedes sentarte en aquella ventana y la luz de la Luna, al menos, será suficiente para que, esforazándote un poco, puedas leer los Comentarios. !Ah, otra cosa!. Me tienes que pagar 5 euros por dejarte pasar la noche aquí dentro.
– ¿Otra vez 5 euros?. Acabo de pagar 5 euros por una zanahoria.
– Pero tú eres tonto ¿o qué?. ¿Cómo se te ocurre pagar 5 euros por una simple zanahoria?.
– Es que era la zanahoria del Gitanito Antón y me pilló con las manos en la masa… no tuve más remedio que pagar…
– Lo entiendo. Conozco desde siempre al Gitanito Antón y lo que él llama su justicia. Además si te hubiese pegado el tortazo de verdad que te habría arrancado la cabeza.
– Pero… !tú camarada, por qué quieres sacar otros 5 euros!. ¿Sabes que no tengo plata en los bolsillos?.
– A otro tonto con ese cuento, viejo topo, todos los del Partido sabemos que tú no tienes nada de proletario como dices. Que llevas bien llenos los bolsillos de plata. Te han visto en numerosas ocasiones. Eso de que eres proletario se lo cuentas a los chinos de los mercadillos a ver si te creen. !Suelta esos 5 y te dejaré estar en la Sala!.

El viejo topo empalideció nuevamente. Sacó otros 5 euros de sus bien repletos bolsillos de plata.

– Espera… no le digas nada a nadie.
– ¿Qué no eres el proletario que dices ser?. !Pero si lo saben todos!.
– No. No digas a nadie que estoy cotilleando los Comentarios. y tomando notas. No digas a nadie.
– Eso me importa un pimiento. Es una verdadera tontería lo que haces. Sería muy bueno que publicaras tu tesis de “La Revolución de los Claveles y su importancia en la Historia de Portugal” pero bueno… si quieres seguir con tu locura… por mi no se lo diré a nadie.

– ¿Gracias camarada?.
– No vuelvas a llamarme camarada, viejo topo… que sé muy bien de qué pie cojeas…

Y es que efectivamente el viejo topo cojeaba de un pie pues de niño sufrió poliomielitis. Aún debido a ello era capaz de tener relaciones con su esposa, con su cuñada, con algún que otro hombre y hasta con prostitutas que encontraba en la entrevías del tren… si.. en las entrevías donde, a escasos metros de distancia, tenía su domicilio.

Pero eso es una vieja historia de cuando el viejo topo quiso hacer una revista llamada “Nuevo Enfoque”. Ahora el nuevo enfoque del viejo topo espía de la biblioteca de los 5 pisos era obsesivamente los Comentarios de Abracadabra sobre el Apocalipsis.

Y siguió pegando su nariz en las páginas amarillas de los Comentarios. y llegaron las 8 de la noche. Y el trabajador de la sala apagó las luces. Y el viejo topo, a trompazos con las estanterías, árrastrando su pierna metálica, pudo llegar a la mesa iluminada por la luz de la Luna Nueva.

El tiempo fue pasando y a medida que iba pasando el tiempo… la vista del viejo topo se iba apagando cada vez más. Eran ya tal montón de notas tomadas sobre los Comentarios de la Sala de los 5 que, ciertamente, se estaba volviendo loco.

Y llegó el alba. Y con el alba llegó la luz del nuevo sol… pero el viejo topo ya no podía gozar de todo ello porque, efectivamente, se había quedado ciego por completo…

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