Elegía a la locura
¡Oh Dios mío!
¿que he hecho de la vida
que siendo ajena y oscura
me robé del manantial
tres piedrecillas y arena pura?
No sé si fui honrado
cuando comí del pan ajeno;
me han mirado y señalado
¡Que me miran! Yo les digo
y se ríen, juntos, conmigo…
Cuida de esta gente
que el estruendo de su mente
los llevó a la locura
y ahora que voy a gran altura
alcanzarte es mi zumbido
con mis alas de amargura
pues aún me siento herido
de esta vida, de esta gente;
oigo un silbido y no es mi mente
¿Serás tu Dios mío?
¿Serás tú el gozo frío?
No lo creo, sigo vivo
¡Que me miran! Yo les digo,
ellos ríen, juntos, conmigo…
y mi grito incontrolable los espanta
pero río, yo me río.
Llega la noche, llega
es un poste mi lámpara que alumbra,
y la lluvia mi frazada
¿Mi casa? Mi casa en el mundo
Y soy yo el dueño.
pregúntale a Dios, el me lo dio
Tengo grandes y hermosos jardines
con fuentes de agua clara
y a veces sueño
sueño que me persiguen
sueño que me miran, me señalan,
yo les digo susurrando:
¡Que me miran!
Y me río, yo me río.
Despierto llorando,
pero despierto,
recuerdo cosas del pasado,
muy graciosas las que pasaron
corte a mi hermano en su rostro,
el mundo se detuvo
y me vi en la desgracia
con el vidrio en la mano.
Corrí, lejos corrí,
con las manos ensangrentadas,
¿Era Dios quien me buscaba?
y fue la luna quien le avisó,
ella sabía donde yo estaba.
No pude ver a Dios
la vergüenza me delataba
mas él me perdonó
y me dio el mundo
a mis libres anchas.
Despierto, duermo despierto
y duermo, casi siempre duermo
y mi cuerpo, errante de paso lento
queda como estatua inmóvil,
monumento al hombre,
miro fijo al que me mira, quieto, fijo,
el viento pasa y lo siento pasar,
las aves se posan en mi, encima, sobre mi,
yo fijo y la mirada,
una risa me lleva al borde de transeúntes
desabordándome en la nada,
¡Que me miran! Les digo susurrando
Yo, me río, solo río.
y mis sentidos me llevan al llanto
hasta quedar inmóvil en mis venas.
Veo tres ángeles bajando del pegazo,
van de blanco vestidos,
ellos dicen: Dios nos a enviado,
yo creo que los envió el diablo,
y me alejan de mi casa
Mis jardines y mis fuentes de agua clara
los intrusos se lo llevan,
me llevan con gente extraña,
ellos me miran, me señalan
yo les digo: ¡Que me miran!
Y se ríen, juntos, conmigo…
Oh Dios cuida de mi casa,
Mis jardines, de las fuentes de agua clara,
y la imagen de mi reflejo en el agua,
cuando veía en la fuente me decía:
así será hijo mío, así será,
Dios se ríe, juntos, conmigo.
Cuatro paredes blancas que me observan
yo las miro
uno, dos, tres, cuatro pasos y regreso,
de ida, de vuelta, y regreso,
ellas no me hablan, solo observan
yo… yo me río.
El llanto que me invade apresurado
me lleva a la inconsciencia del sueño
y en el sueño susurrando
¡Que me miran!, yo les digo,
Y se rien, juntos, conmigo…
Despierto llorando, pero despierto,
ahora solo camino de un lado a otro
y soy vaivén de risas celestes y amargas.
¡Oh Dios mío que me has hecho!
que en la mente a mi me dicen:
siempre lo supe, y nunca me envié ángeles,
nunca hijo mío, nada.
y Dios se rie, juntos, conmigo…
Lucevan Vagh Owen Berg
Profundo, compañero. En la espesa sensibilidad de la mente el vaivén del viento nos trae las risas de aquellos que nos miran como Dios.