Tristemente los cuervos,
sobrevuelan los campos,
negros en la noche oscura,
en el silencio inmenso total,
llevan el alma compungida,
los vacios ojos vidriosos,
gotean negras lagrimas,
regando la desolada tierra.
Los negros crespones,
ondean tímidamente,
con el viento del dolor,
la tierra alquitranada,
firmemente se adhiere,
a los pies del caminante,
que avanza entre sollozos.
Se siente el murmullo,
de la Santa Comparsa,
por sendas escondidas,
ocultas en las sombras,
la gris Luna agoniza,
en lo alto más lejano,
de su cenital viaje.
Las sombras aparecen,
afligidas y sombrias,
el camino de la metáfora,
se bifurca en sentimientos,
de amargura y de quebranto.
Las campanas tañen silentes,
sin badajo en su interior vano,
tocando su llamada a difuntos,
se palpa el desaliento mísero,
la ingratitud del infierno vital.
Las raices arboreas verdes,
secas y putrefactas quedaron,
a causa de la agonía que causó,
el impensable dolor de perderte,
sintiendo aún tu juventud y vigor.
Miro ahora a través del cristal,
tu faz atraviesa la distancia,
se junta con mi reflejo en él,
te veo morado en tu mortaja,
maltratada marioneta exánime,
ajado rostro amarillo y macilento.
Este muestra tu dolor,
tu feroz agonía mortal,
el compañero silencioso,
que dominó tus entrañas,
que las corroyó velozmente,
dejándote como vacio pellejo.
Cuerpo tieso anoréxico,
amarillento semblante,
que descansa del dolor,
estás sedado de por vida,
después de haber soportado,
tan insufrible y voraz prueba,
de tan inquebrantable dolor.
Que la Santa Compaña,
te acompañe y te proteja,
compañero perdido añorado…
Adiós Antonio……………..
Muy bien llevado y palabras cuidadosamente escogidas Kiowa, muy doloroso sentimiento y el mundo descrito en el poema sabe guardar esos colores, olores y sabores de un momento tan triste y duro. Que los días te mejoren. Un abrazo Kiowa!.
Qué dolor tan oscuro, tan frio, tan cruél, cómo iba a ser sino el dolor verdad?
Kiowa , el amigo de las Volteretas…me dejas sin palabras ante tu arte.
Siempre asombrándome conellas.
Un beso de tu hermanita.