Ella no habla, su lenguaje es diferente al mío, cuando la pregunto como está, se que no obtendré una respuesta sé que no podrá contestarme, porque ella es diferente a mi, porque ella no habla. Pero a mi eso no me importa, tan solo me basta con mirarla para entenderla.
Cuando quiere algo de mi, corriendo viene a buscarme sin parar de moverse de un sitio a otro, saltando, pegando brincos mientras me guía hacia aquello que quiere…pero antes de seguirla, yo se lo que me está pidiendo sin la necesidad de un lenguaje verbal, tan solo poniendo el sentido de la vista y la compresión por mi parte unido al sentido del oído y de entusiasmo por la suya.
Lo mismo pasa cuando soy yo la que necesita de ella y acude a mi en cuanto la llamo y digo su nombre, sabe que la necesito y rápido acude en mi ayuda…
siempre tan atenta y dispuesta a todo…no se, me da que pensar que en el fondo no es tan diferente a mi y a los que son como yo. De eso me di cuenta aquel día cuando la perdí y cuando la encontré. Las dos salimos a nuestro encuentro, las dos esperábamos abrazarnos de nuevo mostrando alegría,manifestándola cada una a su manera, saltando, corriendo y brincando, ella. Llorando, sonriendo y saltando, yo. Ella es diferente por que no habla, ladra…pero es el lenguaje de los sentimientos que hace que ambas dos, seamos iguales.