En el prinicipio era Nada (2)

(Para saber cual es el desarrollo de este cuento es necesario que leas, anteriormente, la primera parte del día de ayer)

– ¿De qué color soñaremos a la Esperanza, Sombra?
– Soñemos que es de color verde.
– Verde como la rama del olivo…

Guardaron unos segundos de silencio mientras seguían caminando hacia la laguna donde Adán era visitados, todos los días, por la ave del paraíso.

– Adán, ¿te has dado cuenta de que todo lo que existe, salvo nosotros, tiene su lado opuesto?.

– Es cierto. La noche se opone al día
– Y el fuego se opone al agua
– El sol se opone a la luna
– El frío se opone al calor.
– El verano se opone al invierno.
– La risa se opone al llanto…

Adán quedó un mento pensativo antes de continuar con su turno…

– La leona se opone al león…
– ¿Qué has dicho, Adán?.
– Que la leona se opone al león. Es igual pero distinta. Y todos los animales tienen compañía de otros animales iguales pero diferentes.

Un enigmático silencio envolvió a ambos. Su caminar se había detenido pues Adán ya se encontraba en la orilla de la resplandeciente laguna y la sombra de Adán, alargándose a causa del oleaje de las aguas de la laguna, comenz´a crecer y crecer más allá de la verdadera estatura de Adán.

– !Díos mío, Sombra, qué sólo estoy!.
– ¿Cómo has dicho, Adán?.
– !Qué solo estoy!.
– No. Te pregunto como me has llamado.
– Sombra.
– Antes. Antes de llamarme Sombra.
– Dios mío… creo que he dicho Dios mío… pero no lo sé con exactitud.

Ambos volvieron a guardar silencio, hasta que la Sombra de Adán, rompió de nuevo con la costumbre, la tradición, la fórmula primaria, el código estructural y la estricta regla autoimpuesta por el hombre:

– Adán, qué es lo que más deseas…
– Escúchame bien, Sombra. Muchas veces acaricio al león, al tigue, al gato… acaricio al perro, al toro, al caballo… acaricio a cualquier animal que encuentro a mi paso, pero…
– Pero qué, Adán…
– Pero preferirá poder hablar con ellos. Dialogar de una manera diferente al monólogo conmigo mismo.
– Y qué más Adán. ¿Qué más deseas en el fondo de tu corazón?.
– En el fondo de mi corazón no acierto a saber que deseo hay.
– Haz un esfuerzo, Adán. en el fondo de tu corazón hay un deseo. Recuerda que yo he estado refugiada, esta noche, allí.
– Escucha, Sombra. El león tiene a su leona, el tigure a su tigresa, el gato a su gata… el perro tiene a su perra, el toro a su vaca, el caballo a su yegua… y todos y cada uno de los animales tiene, por compañera, a otro animal igual pero distinto. Cada animal, con su pareja se acaricia, se besa, hacen el amor, viven jutnos y mueren… pero antes de morir engendran otra generación de descendientes que son iguales a ellos pero distintos… y así van perpetuando su especie.
– Pero tú eres muy feliz acariciando a cada animal.
– No del todo, Sombra. Cuando les acaricio siento una sensación muy agradable, pero noto que no es una sensación tan completa ni tan profunda como si pudiera acariciar a otro ser vivo igual a mí pero distinto; un ser vivo que hable igual que yo pero diferente; que piense conmigo pero de forma distinta; que produzca ideas, pensamientos y sentimientos igual que yo pero de otra manera. Que sea una persona opuesta a mí pero complementaria.
– Para eso estoy yo, Adán.
– Escucha, Sombra. Tú eres mi otro yo pero eres demasiado abstracto… y yo nocesito algo más concreto para sentirme verdaderamente complementado, verdaderamente realizado, verdaderamente humano…
– ¿Y cómo llamarías a esa compañera?.
– Puesto que soy hombre la llamaría hembra.

Y Adán comenzó de nuevo a sentirse triste poruqe comprendía que lo que pedía era un imposible. Pero se atrevió a sentenciar:

– Por ella sería capaz de renunciar a mi eternidad.

Y la sombra se estremeció profundamente al escuchar la solemne declaración de renuncia hecha por Adán. Cesó entonces el oleaje de las aguas de la laguna y ésta quedó apacible y serena, mientras la Sombra comenzó a contraerse hasta alcanzar, de nuevo, la misma estatura real que la de Adán.

– Yo sólo soy tu Sombra, Adán, y por eso puedo decirte que lo que deseas no puede ser real pero te queda la Imaginación para hacerlo verdadero.
– ¿La Imaginación?. ¿Qué es la Imaginación?.
– El más grande y hermoso de los sueños.
– ¿De qué me serviría la Imaginación si no es capaz de hacer real a mi hembra?.
– Ten Esperanza, Adán. La Imaginación no puede hacer real a tu hembra, pero puede hacerla verdadera. Lo que se desea simplemente hablando por la boca es siempre una mentira, pero lo que se imagina hablando con el corazón siempre es una verdad.
– Entonces… ¿quieres que imagine a mi hembra?.
– Sí Adán. Imagínala con todos tus ocho sentidos: vista, oído, tacto, olfato, sabor, intuición, equilibrio y orientación. Recuerda que no la harás real pero la harás verdadera.

Adán comenzó a imaginarla. La imaginó hermosa y bella.; igual que el pero distinta, capaz de hablar como él, pero diferente; creadora de ideas, pensamientos y sentimientos como él pero de diferente manera. Opuesta a él pero complementaria.

– ¿Has terminado ya, Adán?.
– Si. Ya he terminado.
– Cuéntame cómo es tu hembra.

Y Adán le detalló a su propia Sombra todo el contorno físico de su hembra imaginada y le contó que era capaz de producir ideas, pensamientos y sentimientos iguales a los de él pero diferentes.

– Has creado algo hermoso, Adán, poruqe no es una mentira nacida de la boca, sino una verdad imaginada con el corazón y nacida del alma.
– ¿Qué has dicho?.
– Una verdad. Algo que yo no puedo definir con exactitud pero que está presente en todo lo que te rodea.
– No me refiero a la verdad. Me refiero a la otra palabra que acabas de inventar, Sombra.
– ¿Alma?. ¿Te refieres a la palabra alma?.
– Sí. Es nueva para mí. ¿Qu´significa?.
– Tampoco sé definrila con exactitud. Sólo se que la puedo sentir a través de la Esperanza.
– Pero, Sombra… tampoco sabemos, en verdad, qué es la Esperanza.
– Te autoengañas, Adán. Eso si lo sabemos. Es cierto que la Esperanza es lo último que se pierde pero, sobre todo, es lo primero que se conquista. Así que conquista a la Esperanza para conquistar a tu hembra y no la pierdas nunca…

En esos momentos surgió el sol tras las montañas. Era un sol majestuosamente anaranjado que se iba, poco a poco, conviritiendo en amarillento. Y apareció, entonces, la ave del paraíso que, sobrevolando ligera y grácil por encima de Adán se posó, suavemente, sobre la verda rama de un verde olivo. Estaba más bella y hermosa que nuncav y Adán la observó totalmente ensimismado. Y observó el verde de la rama y el verde del olivo… y pensó en el verde de la Esperanza.

– !Buenos días, Ave!. Hoy estás más bella y hermosa qe nunca y por eso es por lo que me atrevo a confesarte que tenfo celos de tu belleza y tengo envidia de tu libertad. Eres capaz de estar sobre la tierra y luego, cuando libremente lo decides, puedes volar por los espacios aéreos. Yo , sin embargo, estoyo eternamente atado a la tierra. Eres frágil y ligera, suave, sensible, cariñosa… pero sobre todo quiero decirte que pronto encontrarás a otro ave igual que tú pero distinto, y te acaraciarás con él y te irás con él olvidándote de mó. Vivireís juntos y moriréis`pero antes de morir habrèis procreado otra generación de aves que perpeturán vuestra especie. Te irás y yo quedaré solo. Eternamente solo.

Y Adán se atrevió a detallar a la ave todo el contorno físico de su imaginada hembra, que podía producir ideas, pensamientos y sentimientos iguales a los de él pero distintos. Y Adán comenzó a llorar más desconsoladamente que nunca. El llanto de Adán era mucho más profundo que el de la noche anterior. El llanto de Adán era verdaderamente hondo y verdaderamente real.

Aquella ave amaba profundamente a Adán y al verle llorar tan verdadera y hondamente sintió en su interior la enorme soledad del hombre y sufrió al sentir esta eterna soledad.

– Yo sin ella no soy Adán sino Nada, Ave, Nada soy. Yo por ella, Ave, sería capaz de renuncia a mi eternidad.

La ave del paraíso se estremeció al escuchar tan profunda y sincera confesión humana. Y, sin poder soportar más contemplar y sentir el llanto y el dolor de aquel Adán al que amaba tanto, aquel que en verdad era Nada, remontó el vuelo, cruzó la laguna y marchó a un lejano encinar. Allí comenzó a pensar en el verbo creador del hombre y comenzó a imaginar la hembra que con tanto detalle le había descrito Adán. Imaginó tan proundamente que su imaginación se convirtió en palabras:

– Yo soy Ave pero por Adán sería capaz de renunciar a mi libertad.

Era tan profunda y sincera la frase humanizada de la ave que, de repente, un rayo de sol más amarillento que los demás bajó desde el cielo y se hundió en el interior de la ave hasta penetrar en su corazón. Y el nombre de la ave se dió la vuelta y la Ave se convirtió en Eva.

Llegó el amanecer, La luna brillaba en el cielo y se reflejaba en las remansadas aguas de la laguna, Adán y su Sombra habían permanecido durante todo el día allí, quietos y pensativos frente a las aguas de la laguna. Y Adán seguía pensativo hasta que sintió y vio una mano humana sobre su hombro. Igual que la de él pero distinta. Se volvió lentamente y allí estaba ella. Su hembra.

– Hola Adán, yo me llamo Eva.

Adán quedó profundamente enamorado de Eva. La besó en los labios y, unidos de las manos, se dirigieron hacia el extremo del Paraíso. Y Adán y Eva, en compañía de sus respectivas sombras, abandonaron el Paraíso Terrenal porque Adán había renunciado a la eternidad por ella y ella, por Adán, había renunciado a la libertad. Y se fueron a otro lugar de la Tierra sabiendo que se acariciarían, se besarían, harían el amor conjuntamente, vivirían y morirían… pero antes de morir habrían procreado una infinita serie de futuras generaciones de seres humanos como ellos pero distintos, iguales que ellos pero diferentes, que produciráin ideas, pensamientos y sentimientos como los de ellos pero de otras maneras y a los cuales les habían cedido y transmitido la Eternidad y la Libertad a la que ellos habían renunciado por amor. Y sabiendo que, a partir de entonces, trendrían que poner nuevos nombres a todas las cosas y animales de la Tierra y que tendrían que escribir una nueva Historia. Y a todas esas infinitas generaciones, las que obtuvieron su Eternidad y su Libertad, la llamaron Humanidad.

Y al lugar donde reiniciaron su Historia lo llamaron Vorem.

NOTA.- Compañeros y compañeras de Vorem. Soy partidario de la Teoría de la Evolución y creo que esta Teoría es totalmente cierta y válida para explicar la presencia humana sobre la Tierra pero… esto es un cuento… y los cuentos son tan irreales como la ciencia e incluso mas verídicos.

Un comentario sobre “En el prinicipio era Nada (2)”

  1. Entre la teoría que nos cuentan sobre Adán y Eva como nuestros primeros padres, me quedo con esta tuya, para mi es mucho más verídica. Estoy del lado de la Teoría de la Evolución al igual que tú y muchos más.

    Este cuento me ha llenado de emociones, hasta he soltado alguna lagrimita.
    Está muy bien relatado, se siento mucho sentimiento descargado de tu pluma al escribirlo.

    Vorem es el Paraiso, en esto te doy toda la razón.

    Un fuerte abrazo vorémico amigo Diesel.

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