En la amistad nunca se debe mentir…

Hay que ver lo que hace al amor. No. Amigas Encarnita y Alicia (por ejemplo dos nombres cogidos al azar) entre la amistad y el amor hay un paso muy grande, Pero mientras en el amor sólo vale ser noble en la amistad resulta que nunca se debe mentir. Viejas cuentas pendientes. Nada de llamar por teléfono para pedir disculpas. Las disculpas solo son palabras que se las lleva el viento. La mejor manera de decir “sí, aquella tarde mentimos y traicionamos a la amistad” es guardar silencio, recordar y hacer como que el tiempo ya lo ha borrrado todo aunque, por supuesto, ya nadie de los implicados podrá olvidar la escena. Calle Mayor de Madrid. Siempre en Madrid por supuesto. Cafetería. Piso de arriba. Siempre en el piso de arriba se miente mejor.

Don Rogelio ya no existe pero existe su recuerdo. Mentira para engañar a Don Luis Mejía (pongamo por ejemplo) y el otro (que no es Don Juan precisamente sino sólo un chaval soñador y bohemio) que quede como mentiroso. No. Ya digo que nada de llamar por teléfono para pedir disculpas. El tiempo todo lo borra pero el olvido nunca se alcanza. Así es la vida Don Luis Mejía… así es la vida… y vosotras, por ejemplo, ya sabéis que había una mujer sincera, que nunca mentía, y que le había tocado el corazón a aquel chaval que sólo soñaba con su Princesa. Adiós. Buenos días y que ya me hayáis borrado de vuestra lista de “admirados” pues, repito, en la amistad nunca se debe mentir.

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