En paralelo IV

CECILIA

– La verdad es que soy escritor, bueno no soy profesional como para comer, solo me gusta escribir porque me tranquiliza. Hay tantas cosas sobre las que escribir, Madrid, los bares, las personas, el tiempo…

– ¡Anda! ¿ Te gusta escribir? Por aquí hay un colega que también escribe, ha publicado ya en periódicos y alguna revista digital. ¿Tú has publicado algo?

– No, yo solo escribo para mí. Cuando llego a mi casa me siento en la habitación y, entre porro y porro, vomito todo lo que se me pasa por la cabeza. Es de las cosas que más me gustan. A veces es necesario sacar la mierda acumulada.

– Ahá…
((( Vaya tela, este tío raro con aliento de borracho nos va a dar la noche, parece que Mirto y Jorge no están demasiado interesados; al menos tan interesados como yo. Puede que estén incómodos con la situación. Siempre tiene que pasar algo cuando salimos por Lavapiés. Este barrio está lleno de locos y camellos. ¿Si propongo ir a otro bar?. Si puede estar bien, seguro que a Mirto le apetece ir, hay ambientes más afines para charlar y la gente va más a su rollo. Con un poco de suerte Jorge se va con sus colegas y puedo hablar con Mirto a solas. A ver como podemos escapar del tipo este, ya me está cansando con tantas confianzas, nadie le pidió que nos hablara de su vida, cada cual tiene sus historias y no vamos por ahí contándolas como si fuera lo más importante que ha sucedido en el mundo )))

– ¿Entiendes el valor de las cosas? Se escribe para dar valor a algo.

– Está bien escribir, pero si tanta mierda tienes quizás eres tú quien debe cambiar. Toda la gente tiene malos momentos y hay que superarlos.
((( Joder, Jorge y mirto se están pirando, me van a dejar aquí sola )))
¡Eh, Jorge, MIRTO!

– ¿Dónde van tus amigos?

– Supongo que a comprar tabaco.
((( Estos cabrones… no dicen nada y yo aquí con el tío este que me mira fijamente. Que incomodidad ¿No sabe cuando parar? Debería darse cuenta de que queríamos estar tranquilos e irse. Se van a pensar que prefiero estar hablado don un desconocido a estar con ellos. Mierda, siempre me meto en estos embolaos por mi jodida cortesía )))
Bueno, pues eso, que deberías valorar más lo que tienes. Perdona, yo me voy a…

– Yo no quiero cambiar, deberían cambiar los valores de la gente. Nadie se da cuenta de todo lo que hay, si las personas miraran más a su alrededor todo sería distinto. ¡Hay que dejar de mirarse el ombligo!

– Pues tú lo haces mucho.

– ¿Observar?

– No, mirarte el ombligo, y te equivocas, hay más cosas además de las tuyas, como por ejemplo las nuestras.
Llegas aquí y cuentas tus cosas a tres personas desconocidas sin darte cuenta de que estamos incómodas y cortas la conversación que estábamos teniendo por las buenas.
Existe orden en la manera de actuar. Un orden social, en el cual la gente primero tiene que encontrar el momento para intimar y después ir conociéndose con las experiencias que comparten, cuando se está de acuerdo.
Hay que tener orden y hacer las cosas en su momento.
Si cambias la manera de conocer a la gente y te cortas un poco, sin coger confianzas tan rápidamente, aprovecharás mejor tu tiempo. Créeme, tienes que aprender a no avasallar a la gente que no conoces.

– … Si, puede ser, pero yo quiero aprender tantas cosas…

– Seguro que ya has aprendido muchísimo.

– Uno de mis problemas, bueno dos, son que por un lado quiero aprender y otro es que analizo todo para estar seguro de saber lo que pasa a mí alrededor, debe ser que por eso escribo, ¡claro!.

– ¿Qué por eso escribes?

– Es una de las razones.

– ¿Escribes para creer que lo que escribes es realmente lo que te pasa? Tienes que poner los pies en la tierra.
((( Le estoy dando demasiada coba, por lo menos éstos están todavía en el bar, seguro que se ríen de mí. Tengo que ser más asertiva, me irá mucho mejor. Le digo, de buenas, que nos tenemos que ir y agarro a Mirto y a Jorge para irnos. )))
¿Podrías no echarme el humo en la cara? Por favor.
Seguro que está muy bien lo que escribes, ya otro día que nos veamos por aquí me das algo para leer, ¿vale?.

– Mira, precisamente, aquí en la mochila, que es muy importante para mí porque nunca sé lo que voy a necesitar, tengo algo que escribí el otro día sobre la magia de la realidad. Estaría encantado de que lo leyeras, seguro que te gusta.

– Oye, son las doce y media. Muchas gracias por todo pero me tengo que ir ya, parece que la gente con la que venia quiere irse.

– He estado muy a gusto contigo, es genial encontrar alguien a quien le gusta leer y conversar. Tienes que darme tu opinión. ¿Nos vemos otro día entonces?

– Si, ya nos vemos. Seguro que está muy bien lo de la magia de la realidad.

– ¿Me dirás tu nombre antes de irte? A mí me llaman El Nuez, por una historia muy divertida que…

– Vale, vale. Yo me llamo Ceci. Si puedo darte un consejo ahora mismo, es que dejes de beber, ya veras como te va mucho mejor. Venga, hasta otra.

– Si, eso haré. Encantado y hasta otra.

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