1994. Carmen (una de las muy diversas y variadas chavalas que he conocido con dicho nombre ya que el nombre de Carmen es el más abundante entre las féminas españolas) me suelta lo de “¿Qué hace un chico como tú en un lugar como éste?”. Y como llevaba razón que en un lugar como el Banco Hispano Americano de la calle Alfonso XII de Madrid yo ya no tenía absolutamente nada que hacer después de haber demostrado un millón de veces cómo se debe trabajar eficientemente en la Banca, me sacudí de encima a todos los envidiosos carniceros y otros de similar calaña y les dije lo de “chao chao bacalao que te has quedao mas cortao que un flipao con colacao” (son testigos Arribas, Parrondo y “la chavala desconocida”). Y me fui.