Nota inicial: Diesel y Sancho es la misma persona. O sea: yo, Diesel.
Estamos ante el último juego del último set vamos 6-6 y hemos quedado en que quien llegue primero a los 7 gana el partido, por cierto yo ya estoy partido por dos… pero el caso es que aunque ella está sirviendo (no es que esté trabajando de sirvienta en casa de la marquesa sino que está sacando en este último juego) yo la aventajo ahora mismo por 0-40, muchísima ventaja a mi favor porque estoy sólo a un puntito de alcanzar a la victoria (no a la Victoria Abril sino a la victoria de febrero más bien)…
Sirve la primera bola de forma escalofriante. ¡Zas!. ¡contra la red!. ¡!Qué pena!! Exclama un gigantón que está sentado al fondo que hay tras de mí. ¿Qué pena por qué, por que ella tiene las piernas bonitas y las mías tienen pelos? ¡Qué pena porque me a mí me da la gana! Y el gigantón se levanta y mide más de 2,20 y yo me vuelvo hacia la pista mientras el mangante ma hace un corte de mangas.
Saca la segunda bola de forma supersónica. ¡Zas!. ¡Se va fuera del cuadro de recepción!. Levanto las manos y lanzo la raqueta al aire con peligro de que me caiga sobre la gorrita de mi cabeza de color naranja (la gorrita no la cabeza es la de color naranja) cuando de repente se oye la voz del juez de pista…
¡Entró!. ¡Entró!. ¿Cómo que entró?. ¡15-40!. ¿Pero no ha visto usted que ha botado fuera del cuadro de recepción?. ¡!La bola entró señor Coll!. Me apellido Coll y los gritos del juez no me “acollonan”… de momento… así que me acerco a la silla. ¡Señor juez!. ¿Quieres usted bajar a ver dónde ha botado la bola?. ¡!No es necesario!!. ¡!La bola entró bien señor Coll!!. Ahora si me “acollonan “ los gritos del juez de pista y de vista y me agacho a recoger la raqueta que ha quedado algo chafada después del cachavazo contra la tierra batida (esta pista es de tierra batida y no de leche batida) para batirme a la defensiva. Ella, mientras tanto, sonríe dulcemente al señor juez de pìsta y de vista que le devuelve dulcemente la sonrisa. Mis oidos zumban mientras me parece oir el sonido de la música del ballet Romeo y Julieta dirigido por Sergei Prokofiev que esto sí que me viene a la memoria ahora que recuerdo a Iván el Terrible. ¡Terrible!. ¡Terrible este señor juez de pista y de vista!.
Sigue el saque. Saca. Devuelvo. Devuelve. Devuelvo. Devuelve. Devuelvo. !Devuelve! ¡Zas!. ¡Fuera de la pista!. ¡Gané!.!Gané!. !Gané! Pero… ¡!Entró!!!!Entró!!!30-40!. Me dirijo furibundo hacia el señor juez de pista. ¿Cómo que entró!. ¡La bola ha botado fuera de la pista por lo menos 20 centímetros!. ¡No, señor Coll, la bola entró!. ¿Por favor quieres usted venir a ver la señal?. Baja molesto el juez que resulta que es tuerto y tiene un parche en el ojo izquierdo, el que pilla justo a mi parte de la pista y como hay unas doscientas marcas diferentes entre las que están dentro y fuera de la pista me señala una de las que hay dentro. ¡Ve, señor Coll, la bola entró!. Oiga… ¿usted se cree Baltasar Garzón o Marlaska?. ¡Yo soy el señor Matamoros!. ¡Juez de pista Matamoros!. Si me vuelve usted a llamar Garzón o Marlaska le doy por perdido el partido y le meto en prisión por desacato a la autoridad e intento de suplantación de personalidad en el ajeno. Me “acollona” de nuevo este juez de pista y de vista y murmuro por lo bajito… juez de pompas fúnebres parece usted señor Tuerto. Así que 30-40 y nuevas sonrisas entre ella y él…
Saca La Bella. La Bestia soy yo por juegar en estas condiciones, vestido con camisa rojiblanca y pantalón azul como los del atleti mientras ella viste de blanco entero como los del madrid. !Entró!. !Entró!. ¿Pero ha visto usted sus piernas, señor juez?. !Sí!. !Mejores que la de Claudia Schiffer! ¿Y qué?. Que ha cometido falta de pie. Estaba pisando la pista. Por una vez hago que reconozca que es tuerto. !Está bien!. !Que se repita el saque!.
Otra vez saca. Otra vez devuelvo. Otra vez devuelve. Pego un pase in sot incontenible pero ella pone la raqueta, la bola da en el metal y se vuelve contra mí. Me pega en el abdomen y va a la pista. ¡Entró!. ¡Entró!. Esta vez no puedo quejarme más que del estómago porque me duele el pelotazo. ¡Vaya potra que tienes cojones!. ¡!Machista!!. Oigo que dicen desde la tribuna. Me acerco a ver quien ha sido. Soy miope pero no ciego del todo. Al acercarme veo que ha sido una señora que lleva una chaqueta rosa y un pantalón montero. ¡Es Rosa Montero o al menos a mí me suena a Rosa Montero!. Yo estoy enfadadísimo y dispuesto a decirle cuatro lindezas. ¡La trataré como a una reina! Comienzo por decir… pero ella no me deja continuar y me larga un: “Amado amo, bella y oscura es la crónica del desamor así que deja el corazón de tártaro que yo soy la loca de la casa, bella y oscura, y tu temblor es la función Delta para mí. Amantes y enemigos para otra ocasión, so machista. ¡Vuélvete al nido de los sueños!”. ¡Debe ser Rosa Montero o por lo menos se las sabe todas… el caso es que no me toca más remedio que volver…
¡Entró!. ¡Entró!. ¡Iguales a 40!. ¡Oiga, señor juez, está bien que haya ganado ella un puntito pero yo no tengo 40 sino sólo 26 y ella creo que algunos menos que yo!. ¡Cállate Sancho Panza! Me grita el gigantón de algo más que 2,20, ¡que como se entere Don Quijote de que estás jugando con su bella Dulcinea para intentar ligarla… te ensarta como a un pellejo de vino!. ¡Cállate tu so pellejo!. ¿Cómo me has llamado?. ¡Vencejo, dije vencejo por lo bien que se le ve cuando las pía!. ¡Silencio!. Grita el juez. Si sigue hablando con el público le doy el partido por perdido.
Saca de nuevo la bella Dulcinea… digo Penélope… que así es como se llama mi rival. ¡Qué cruz de Penélope esta de las piernas bonitas que tengo como rival y a la que todos adoran mientras a mí me llaman Sancho Panza!. !Venga Sancho Panza, ríndete y póstrate ante la Dulcinea! Grita un mocoso con mocasines made in Italia. Me miro la tripita que me sigue doliendo… ¡pues si es verdad que tengo panza y me llamo Sancho así que esta vez no me “acollono”!. ¡Oye pequeño Cassano… ¿te las das de Cassano ya?. ¡Silencio, señor Coll, o le doy el partido por perdido!. ¡Vuelva a la pista!. Vuelvo a la pista a ver si la huelo venir…
Saca Dulcinea, digo Penélope, y devuelvo mientras subo a la red para acaba cuanto antes. Me eleva la bola con un globo. Corro como un despeserado hacia atrá y… ¡fuera!. ¡La bola salió fuera claramente de la pista!. ¡!Gané!!. ¡!Gané!.. Lanzo la raqueta al aire y esta vez me cae sobre la cabeza naranja (ahora si tengo la cabeza naranja de tanto correr) que ha perdido ya la gorrita. Pero…
¡Entró!. Entró!. ¡Ventaja del servicio!. Tomo la bola con rabia y la lanzo al fondo de la pista, sobrevuela la grada, da en el borde de la marquesina y cae sobre la pamela de la marquesa. La Marquesa luce una pamela a lo Anderson que es la gloria para una golondrina que está anidando en ella. ¡Machista!. ¡Vuelve a gritarme la de la chaqueta rosa y pantalón montero., ¡No, con usted no me meto, doña Rosa de España… porque me suelta otra de las suyas. Pero ella ya me la está soltando: “Eres la Historia del Rey Transparente o mejor dicho te pareces a la viuda desnuda tras vivir cinco años de país en país. España es para ti para siempre”. ¡Digo yo que esta tía es la Rosa Montero sin lugar a dudas o si no ¿cómo se lo sabe todo?. ¡Rosa de España, déjeme en paz y si quiere le firmo el Manifiesto Antimachista… pero quiero salir vivo de aquí!. ¡Así se dice cielito! Me contesta un marijulichi que hay sentado al lado de Rosa Montero o una mujer que viste chaqueta rosa con pantalón montero. ¡Hasta luego galán!. Le digo mientras me vuelvo de espalda. ¡Uy que cosa mas rica me ha dicho!. ¡Me ha llamado galán de Gala!. ¡Qué piropo más bonito!.
¡Señor Coll, quiere usted seguir jugando o le doy el partido por perdido!. ¡No señor Baltasar, perdón quise decir señor Matamorosos!. ¡Matamoros, me llamo Matamoros y no mato a los morosos!. ¿Desea seguir?. Deseo…. Deseo… lo que es deseo…. Es que deseo que termine esta rechifla… pero si… bueno… deseo seguir…
Saca la Pene… (Penélope digo)… y ¡zas! Rebota en el poste de la red y se estrella de nuevo en mi abdomen. Caigo al suelo. ¡!!Ay!!!. Grita el marijulichi de los graderíos. ¡Pobrecito!.!Con lo joven que es!. Me levanto sobándome la panza. Dispuesto de nuevo al martirtio. Saca y devuelvo. Me lanza hacia el costado derecho y corro como un jamelgo a devolverla. Parezco Rocinante contra los molinos de viento. La devuelvo pero me estrello con un cura de los de sotana negra que pensando que le estoy agrediendo me intenta excolmulgar soltándome una ostia que yo esquivo mientras le arreo con la raqueta en la pelada coronilla. Ella mientras tanto devuelvae. Reacciono y corro hacia la pelota. ¡Claramente sale de la pista!. Pero…
¡Entró!. ¡Entró!. ¡Ha ganado la señorita Penélope!. ¡Lo siento señor Coll!. El asunto es demasiado serio para reirse y entonces, haciendo gala de deportividad, me lanzo a saltar la red para felciitar a la ganadora solo para darle la mano por eso de la Rosa Montero o una señora que se parece a Rosa Montero porque viste chaqueta rosa y pantalón montero. ¡Zas!. ¡Me enredo las piernas!. ¡Catapum!. ¡contra el suelo!.
Una vez más el “sexo fuerte” al vencido al “débil macho”.
¡Qué partidazo! Pero a mi no me importaría quedar empates si Antonio Banderas fuera mi Maradona en los tiempos de la mano de Dios. Que me metan un golazo, que no voy a defender la portería.