Eres fuente en mis caminos

Eres fuente en mis caminos abiertos al sinfín de las expresiones. Una forma de gaviota anidando en el interior de mi barca, atravesando las líneas de mi rumbo, guiando la voz de mi conciencia, sintiendo el pausado afán con el que giro dando vueltas al torbellino universal de mis sueños. Eres fuente luminosa que da a mi corazón el enigma de las rosas abiertas en la primavera. Luz de renacimiento en este simpar destino que es amarte bajo la luna silenciosa donde se reúnen, todas las noches, las musas del Arte, pronunciando verbos nuevos… palabras inéditas cobijadas entre los rayos del sol cuando, al alborear las edades, me guían por los caminos eternos del mar…

Eres fuente en las mesetas solitarias, allí donde los humanos emplean su corazón para salir al encuentro de las estrellas. Eres diáfana luz que me alimenta de fe y de sueño y de conciencia… una encendida luz que me hace hablar con los gorriones que han nacido de los poemas escritos en medio de la soledad…

Eres fuente en estas nubes por donde vuelan mis versos y dejan su paso de años escritos en los cuadernos del alba… una música suspirada en medio de las tormentas y un faro encendido en el arcoiris del amanecer…

Tú eres quien ha dado a mi silencio la voz de las canciones inventadas en esta juvenil presencia de tu cuerpo en mi memoria: instante sin final, instante que nunca muere porque tiene la profunda convicción de las sirenas… canción-locura de diáfana silueta con la que alumbras mi corpórea sensación. Una luz que vence al oscuro misterio de la magia y lo transformas en sonido hecho mujer…

Dentro de los hemisferios de tu compañía, el tiempo se ha hecho un solo instante: amor. Y en ese amor me muevo sin morir jamás para tenerte prisionera entre mis versos: luz mujer de hora imprevista / una sola entrevista / sobre las olas del mar / un amar / en esta noche prevista…

Y el poema se derrama entre tu cuerpo adornando tus formas de mujer transformada en una joven amapola encendida entre los años de la fe. Un amapola-luz (gaviota de la luna) que besa mi corazón traspasando las arterias de mi sentimiento…

Más acá de lo imposible está tu presencia… más acá de los cantos inacabados de estos tiempos en que las brumas han cesado en su peregrinar sin rumbo alguno. No. Tú eres luz de mis caminos. Y entre las nubes blancas te entretienes en llenarme de sinfonía sin final. Sonata de locura… pieza de piano nunca jamás escuchado antes… fanal en la noche triste… ola rompiendo en el acantilado donde los cormoranes te saludan con su pequeño vuelo. Y mi barca sigue aquí… en el mismo punto de la playa en la que tú descansas tu esencia abrasando las distancias entre tu cuerpo y el mío.

¿Qué importancia tienen ya los cuadernos escritos en la madrugada si ahora, en este amanecer, tú los has encedido con el fuego de tu pasión?. Sólo me queda por escribir un último canto de epopeya: la conquista de tus besos adentrándose en mí, en todo mi yo, en toda mi esperanza verde como las algas marineras. Yo, que soy tan sólo un etéreo pasajero de las horas, me he convertido en poeta de tu luz. Y es que en el infinito inmenso de tus ojos me has introducido dentro de tu magia corporal…

Te tomo entre mis brazos y ardo enteramente enloquecido en el fuego profundo de tus labios… y tú, que eres luz para mis años, me inundas de aféresis el nombre de mi cuerpo: sólo soy un viento, torbellino de pasiones, entre tu corazón de hembra y mi simiente varonil. De ahí que nazca en este nuevo ser transformado en porción de tu existencia…

Un torrente de llama incandescente se derrama de tu sombra y te conviertes en mujer profunda, mujer rotunda, niña-mujer producto de mi lava ardiendo. Y es que me has convertido en volcán dentro de tu sangre…

Silencio. Profundo silencio sin palabras. Sólo un agitar continuo de las olas en medio de mi barca a la deriva. Ya no me dirijo a ningún puerto lejano porque solo estoy encallado en esta playa donde me abrazas/abrasas con tu cuerpo de mujer y tu risa de niña sin final…

Eres fuente de mis caminos detenida en este instante en que mi sed se colma de tu cuerpo y se calma entre tus brazos… mientras el sol esconde sus rayos en el horizonte que tanto soñé y la nueva luz se extiende por la costa… y así, abrazado al sueño de tu alma, me quedo dormido ya enteramente junto a ti. Y en el fondo de la luz de tus miradas me quedo hundido en los espermas líricos hasta el amanecer… cuando las gaviotas reclaman la voz de mis sueños y tú, enteramente renovada, vuelves a convertirme en marinero del amor…

Eres luz de mis caminos. Siempre. Siempre y únicamente tú en mis memorias profundas donde las ninfas han dejado escrito tu axioma. “Soy para ti”. Y yo paseo por las tierras, las nubes y el mar con tu esencia convertida en mi único motivo para existir.

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