¿Es esto la libertad? (por Olavi Skola y José Orero) FATACORREGIROTRTOGRAFUIA)

FALTA CORRECcIONES ORTOGRÁFICAs

OLAVI SKOLA:

Estaba claro que yo deseaba comenzar una nueva vida. Mi lucha principal era mantenerme sobrio, algo imprescindible para seguir viviendo.

Estando en la cárcel indagué sobre el porqué de muchasa cosas y comprendí que el problema no era sólo el alcohol y las drogas, sino necesidades más profundas; pero como no encontré respuestas a esas necesidades, me quedé en la mitad del camino de mi búsqueda.

Estar sobriio era bueno ya que tenía las ideas más claras, pero en mi interior seguía el vacíio y el sinsentido. La sobriedad era un punto de apoyo muy débil para hacer frente a los contratiempos.

Una mañana de otoño me concedieron la libertad. Pasé el primer, el segundo y el tercer día sin beber. Me preguntaba si era deliz con mi nueva vida ¿lo era?. No, realmente no. Mis ideales filosóficos y mis grandes esperanzas se me iban en luchar por mantenerme sobrio desde la mañana hasta la noche. No disfrutaba de la libeertad ; era un mentiroso, intentaba interpretar el papel de un ciudadano correcto al que todo le iba bien. Me dieron mi propia casa, un trabajo y empecé a hacer una vida normal pero, realmente ¿no habría algo más?.

En mi tercera semana de libertad ya no podía más; la caída en picado continuó deonde había quedado antes de entrar en prisión. Ya no tenía casa, ni trabajo ni aficiones. Se cumplió esa ley tan cruel; cuando un alcohólico o un drogadicto recae, no se mantien en el mismo nivel sino que baja un escalón más. Mi esfuerzo no sirvió para nada. Los sentimientos de autodestrucción fueron aún más lóbregos. La ciudad donde me encontraba y había nacido comenzó a agobiarme ya que allí estaba para mí el agujero de la muerte. Todos estaban hartos de mí, la policía, los asistentes sociales, el personal sanitariio. Sólo me atrevía a mirarles cuando tenía la vista nublada por los efectos del alcohol; y sin pensarlo decidí marcharme.

Aparentemente el agobiio que sentçia fue el motivo de esta decisión, pero esto no fue así, sino que esta decisión se había tomado en un .ugar mucho más lejano de mi nublada mente.

De repente y sin más, entré en una sgencia de viajes y compré un billete del siguiente vuelo nacional a Pori.

¿Para qué voy a Pori? ¿Qué hago en una ciudad toda nevada? ¿Dónde voy a vivir? Demasiado tarde para hacerme estas preguntas, ya estaba en Pori.

Esta salida no fue mi primera decisión alocada, no era la excepción, era mi forma de actuar. Las personas con sentido común vivie en sitios muy distintos a la oscuridad de la calle donde yo fui a vivir.

Mirando esta decisión posteriormente, desde ese mundo donde se conocen los pensamientos de las personas, fue disparado este impulso a mi cerebro entenebrecido. Mirándolo desde allí, había tomado la decisión más sabia, más importante y con mejor perspectiva de futuro de mi vida. Me había embarcado en un vuelo de donde no regresaría igual.

Un rato más tarde me encontraba en Pori frente al mismo dilema de siempre ¿dónde pasar la noche?. El cambiar de ciudad no cambió las cosas; los problemas volaron conmigo en el mismo avión y así continué cuesta abajo.

JOSÉ ORERO:

A parte de los celos, la envidia, el odio y el rencor, hay otra cosa que también daña y destruye los corazones humanos. !Es la necedad!. !Y los que declaran públicametne y persiguen a los verdaderos cristianos son los seres humanos más necios que he conocido!. So tan necios que, aún sabiendo que nunca van a conseguir borrar al Cristianismo de la Tierra intentan, con una terquedad rallana en la locura, anular a la realidad cristiana. Olvidan que cuánto más se persigue al Cristianismo más crce el Cristianismo como lo ha demostado muchas veces la Historia Humana. ¿O no recuerdan por ejemplo a Nerón?.

Esto sucedió cuando yo me casé con mi princesa. Y ahora paso a meditar lo que fueron aquellos tres meses de libertad. Fue, repito otra vez, un ensayo general antes de vivir la verdadera libertad que llegaría más tarde y a su debido tiempo. ¿Era ésto libertad? pensaba continuametne yo mientras viví aquellos tres meses en Ecuador. No exactametne, pero era el anteceente de la libertad con la que tanto soñaba. Aún no había terminado de salir del laberinto, pero sirvió para ver qué podía comprender lo que, irremediablemetne, ocurriría en mi pr´ximo futuro.

Aquellos tres meses me los pasé de la mejor manera que pude. Me encont´ré con la insólita experiencia de ver cómo un español, borracho y mujeriego, que dirigía una Agencia informativa española (de cuyo nombre tampoco deseo ya acordarme) me cerró totalmente las puertas para trabajasr allí. Y eso que yo era también español. No me importó. Salí con la sonrisa de siempre. Mi libertad era un sueño mucho más grande que trabjar, sentado en una silla todo el día, en aquella Agencia… redactando pequeñas notas y dándoles formas correctas en su ortografía. No. Mi Gran Sueño era ser un gran periodista y, por supuesto, un gran escritor. Así que loque hizo aquel jede de la Agencia (española para más inri) me sirvió de beneficio, pues inmediatametne comencé a trabajar de Director Técnico en la Revista Magazine Internacional de Quito. Allí pude, por fin, ejercitar mis primeros artículos periodísticos, mis primeros pies de fotografía y otras cosas mínimas pero periodísticas al fin y al cabo y de carácer ya profesional.

Pero yo lo que deseaba era ser periodista independiente así que, agradeciendo la oportunidad que me dieron (y cuando más compenetrado estaba ya con todos los que formaban el grupo de la Redacción) medespedí de la Revista porque mi ansia de libertad estaba alli condicionada. !Era necesario volver a España, volver a internarse en el laberinto infernal pero sabiendo ya cuál era la posible salida. Quien tenía que decidir el momento oportuno era mi princesa haciendo funciones de Ariadna. Yo volvía a ser Teseo dentro del laberinto pero esta vez iba a tener la suficiente astucia de estar ayudado por el hilo de mi Ariadna (Lina de los Ángeles) que sería, cuando llegase el momento oportuno, la que diría cuando salir definitivametne de aquel infierno.

Y libremente volví al Banco, una vez cumplidos los tres meses de ensayo general de lo que era para mí la libertad. El asombro de mis enemigos, que habían cambiado el lugar de trabajo a otra calle de Madrid, al verme aparecer de nuevo libre ya de cualquier ansiedad o inseguridad, fu mayúsculo. Sabían que ya había sido conquistado por mi princesa y sabían que ya nadie jamás me la podría arrebatar. De acuerdo en que todavía enrojecían de envidia viéndome regresar. Los “carniceros” dijeron ¿por qué no te quedaste all´?. Yo les respondí !porque nunca jamaás me iré de aquí porque vosotros me echéis sino que me iré libremente cuando mi princesa, y no vosotros, lo decida!. No ssé si me etendieron o se hicieron los locos… que bastante locos estaban en verdad.

Sabíaque volverían a atacarme, a denigrarme y a insultarme nuevamente. Perosucedióalgo qsorprensdçdente. Que en aquel nuevo tiempo de estaçr metido en aquel infierno habíanllegado nuevos jefes de talante democrático; jefes jóvenes que no pòseía ideologías dictatoriales y, lo que seççes mejoeçejor, aparecieron otras muejres agradables, guapas e inteligentes que gçhicieronque aquella nuevbçva etapa de sufrimeitno temporal fuiera todavía más agrtadable y feliz quenunca y mi sonrisa bohemia siguió siento la delniño de loçs siete años de edad.

Eran princesdas dçque pertenecñíana otros hombres y jamás intentéç,para nada, conquistar ça ninguna de ellas. Primero, porquie esio no lo había hecho nunca nicuando estaba soltero cuandodescubría que amabana otros hombresy, en segundo lugar s, sobre todo porqueyoya estaba cadsadocon miprincesay tenía dos hijos conella. Lo único que hacía era admirar sus bellezas y hablar con ellas en broma para reirnos abiertamente y sin complejo algun. El niño de los siete años deedad seguían gritando !!!LIBERTAD!!! contra los machistas y “vioejos verdes” que abundaban por allí. Aquellas princesas y sus suelos lo esçntendían perfectamente… pero aquello hacíadenuevo rechinar losdientes comosi se los estuviesen moliendo en unrecuendo a las brujas que allí abundaban, especialmente atres que estabanmuçy cercanas a mí. Diesel jamás tçraicionaría a ningúncasado oenamorado fuese amigo oenemigo comojamás lohice y menos aghopra que eçme ayudaban mi princesa t ççy el Señoe Sabio de arriba que era, precisametn Dios. Eso los enemigos no le entendieronjamás. Y lomismo que pasóantess con “el que comía magro decerdo” ocurrió que “elcarnicero” tuvoque arroja la toalla. Sí Era Dios el que me estaba autyçdando y ççjuntocon mi princesa.Y yo seguñía sonriendo aclarando quenunca jçamñás los odiñé nihe odiadonunca jamás a nadie… porquenosé loque elodio.

Un comentario sobre “¿Es esto la libertad? (por Olavi Skola y José Orero) FATACORREGIROTRTOGRAFUIA)”

  1. La libertad va dentro de uno y cuanto mas niño se sea mas feliz y libre se es, yo tampoco se lo que es el odio, ni la envidia, aunque la he sufrido en mis carnes, bueno miento un poco pues amigo diesel me infundes una envidia sana tu clarividencia y camino tan preclaros, yo no tengo las cosas tan claras, aveces me asaltan dudas interiores, pero esa es otra cuestión, me gusta tu sinceridad, como dicen en sudamerica que os vaya bonito a ti y a Liliana, un abrazo

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