Los modelos de evolución histórica no son formatos cerrados que se repitan con total exactitud. La historia la crearon los hombres y, son los seres humanos, los que recorremos espacios que semejan situaciones o se encadenan al pasado. Toda decadencia es causa de un despertar y una adaptación. El desgaste evolutivo nos va situando en líneas de sedimentación más jóvenes, menos estables y con tendencia a resquebrajarnos. Ese estado, entendido como juventud, no abre una brecha hacia la generación de un mundo para todos, se va encerrando en consignas de una utopía económica, poco certera que apunta hacia un negativismo no aceptado. El existencialismo va muriendo; el nihilismo tiene sus dias contados, como una carpa que terminara por beberse todo el agua de la pecera.

La singularidad de los eventos hace que los ayuntamientos cerquen lugares para botellones controlados y váteres…como señal de higiene y poca puntería a los cinco minutos de entrar en ellos. Es extraordinario el juego kafkiano donde todo sucede alrededor de otro todo y donde los círculos de poder ensamblan unos en otros. Me preocupa mucho la poca necesidad de cultura. Me siento partícipe de un tiempo pasado donde se buscó la dicha de una igualdad democrática y cultural. Es cierto que bajo los pies de los poderosos la cultura es una sugerencia inteligente para abanderar la creación de museos retorcidos y exposiciones donde un enchufe de la luz…cuesta la vida de cualquier trabajador del campo.
Los mares son caminos abiertos a la escapada prodigiosa de continentes enteros. Ya se anunció hace años: Africa se volcaría sobre Europa en un intento de salir de su Pandemia mortal. La ruptura de los equilibrios culturales debe salir beneficiada de esta asimilación, pero es necesario detenerse y tomar conciencia. La loca carrera de romper el hambre para encadenarse como esclavo siguen senderos circulares.