Esperar la oportunidad (por Jaime y Diesel)

“Come Over” es el título del disco más vendido en todo el mundo e la década de los 90. La cantante es la conocida Shania Twain. Poco antes de editar el disco, su madre y su padrastro murieron en un accidente de coche en 1987. Se tuvo que hacer cargo de sus hermanos pequeños y pensaba que su carrera musical se había terminado… pero cuando grabó el disco, apareció su gran oportunidad.

Cuando en los años 60 mi hermano mayor me dejó solo para cuidar de mis dos hermanos pequeños también parcía que se había acabado mi futuro como periodista y escritor. Sin embargo, Dios convirtió aquello en un crisol de experiencias que sirvieron, precisamente, para que mi escritura tomara mucho mayor vigor, carácter y solidez.

Esperar las oportunidades aunque todo parezca haber acabado. Eso sí que es difícil pero nunca jamás imposible. A nadie nos gusta esperar. Yo esperaba mientras iba escribiendo canciones de rock y textos tan insólitos como cartas a unas hormigas. Cosas tan sencillas como las hormigas.

Cuando nació Mel, nuestra tercera hija (dice Jaime), aparentemente los médicos dieron mal la fecha, así que estuvimos esperando casi un mes. Aunque parecíamos estar perdiendo el tiempo, la verdad es que fueron momentos muy felices. Lo mismo me sucedía a mí en los tiempos de mis estudios en la Academia Cima de Madrid. Abandonado por mis hermanos yo seguía creciendo,cconociendo mudos como el de las chicas y haciendo amistades sin cesar.

En la vida todo tiene su tiempo. Muchos no creen en Dios porque Él hace las cosas no cuando ellos quieren. Entonces afirman con soberbia: “Yo no confío en Dios”… cuando la pregunta honesta, noble y humilde debe ser. “¿Dios confía en mí?”. Cuando parece que no nos está escuchando a nuestras peticiones estamos equivocados. Dios escucha con una sola vez que se lo pidamos de corazón. La pregunta que yo hago es, ¿tenemos Fe suficiente?. En la Academia Cima compuse dos canciones para rock: “Existe una calle” y “Un día cualquiera”. Aún me acuerdo de sus inicios: “Existe una calle, es tan larga que parece que jamás va a terminar” y “Un día cualquiera del frío invierno oirás tu nombre llamar”. La calle donde esperamos la respuesta de Dios parece muy larga pero sólo es un puro espejismo de nuestra ansiedad. Un día cualquiera, cuando menos lo esperamos, Dios nombra nuestros nombres para darnos lo prometido.

Muchos viven conociendo las prisas. Les vencen mucho las prisas y con ello las cosas aparecen y desaparecen sin poder ser bien vistas. Dicen que no tienen tiempo para perder. Y pierden, con eso, el tiempo de las respuestas de Dios.

La liberación que Jesucristo hizo en la Cruz sirvió para convencerme de todo lo contrario. Y sirvió para que madurara mi carácter; o sea, dejé de ser una copia de mi hermano mayor porque me había liberado. Mi padre solía decir: “No quiero que ninguno de mis hijos venga llorando por culpa de un suceso negativo porque en ese caso le corto las orejas”. Mis otros tres hermanos varones no lo supieron entender. No estaba diciendo mi padre que no llorásemos sino que llorásemos sólo como lloran los hombres. Yo escuché perfectamente lo que dijo mi padre y me prometí a mí mismo que jamás acudiría al alcohol, a las drogas, al sexo indiscriminado o al suicidio para superar algún desamor que otro y, a la vez, que nunca jamás haría, voluntariamente, sufrir a nadie por culpa mía. Si eso sucedió en alguna ocasión jamás lo hice voluntariamente. Esa es la verdad. Esa era la verdad del mensaje de mi padre y la verdad del mensaje de Jesucristo en mi corazón.

Siempre tenemos tiempo si sabemos entender a Dios. Es sólo necesario esperar la oportunidad. Esa es la verdadera vida de un cristiano o una cristiana. Dejar pasar los “muertos” ajenos… dejar pasar los “muertos” ajenos mientras nos vamos llenando de vida hasta alcanzar la eterna existencia de nuestros Grandes Sueños. Si sabemos esperar Dios siempre aparece en nuestras vidas y no da lo que de corazón le hemos pedido. ¿Cuál es el camino para ello?. El camino de los milagros que pedimos a Dios es Jesucruisto a través del Espíritu Santo y usando a seres humanos.

“Existe una calle; es tan larga que parece que jamás va a terminar”…`pero todas las calles siempre terminan. “Un día cualquiera del frío invierno oirás tu nombre llamar”… y a todos nos llama Dios. Lo que sucede es que algunos se quedan sólo en la mitad de la calle o no saben oir la Voz de Dios. Así es la vida. Así es la verdadera vida y no lo que nos quieren vender como vida. La vida Dios no la vende. La vida Dios la regala a quienes esperan la oportunidad.

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