Dime que sigo siendo joven, que te gusta mirarme,
que te gusta sentir mi suave piel, y escuchar mi risa
imperfecta que es más perfecta que ninguna.
Dime que soy viva con el viento, fugaz como la noche,
serena como la mar, y que por ello eres mío, que me
seguirías hasta donde el sol alcance, que te quedarías
eternamente abrazado a mí.
Dímelo, porque me gusta tanto escucharte como beber
de los manantiales, del río fresco, de las aguas de cristal.
Rebelde, me llamas, rebelde por no pensar en el mañana,
ni en el ayer, por ser del hoy y vivir.
Por eso… dime que sigo siendo joven aun cuando mi pelo
se vuelva blanco como la nieve y el corazón se canse de
tanto amar.
Un tema tan clásico como la poesía misma. El temor al paso del tiempo y la belleza perdida.
El poema, casi intuición de soneto, forma ideal de envolver un tema tan clásico.
Bello, tierno, deseo rebelde de que el tiempo no pase y que el amor dure para siempre.
Muy lindo, Nasia.
Se sabe por estudios de psicología que las mujeres se enamoran mucho de lo que escuchan. Ese eternamente joven de una mujer enamorada precisamente radica en lo importante que son para las mujeres las palabras. El primer sentido amoroso que desarrollan las mujeres es el oír. Y el último. Un beso vorémico NASIA. Que bueno tú otra vez por aquí.