Feliz el faro luminoso.

Tiempo atrás las ciencias
dejaron surcos en sus sueños
y los dueños que nunca les amaron
dejaron
en sus voces un mucho de conciencia.
Con la sombra de la paz y la paciencia
los buenos caminantes anduvieron.
Es la herencia
de los que nunca nada tuvieron.

Feliz el faro luminoso
que alumbraba fuera del acoso
y siguió brillando en la lejanía
cuando, al mediodía,
resonó el eco cadencioso.

Destruyendo razones mal impuestas
se abrieron por fin todas las puertas
y entraron al espacio venturoso
con sus huellas siempre bien dispuestas.

Dios miró las heridas y los afanes
de sus vidas henchidas por el viento
e insuflando un nuevo acento
nunca les faltó a todos ellos
el aliento
que abrió a la luz todos sus destellos.

Y contemplando el futuro redimido
mil venturas formaron nuevo nido
en sus horas y sus minutos bellos.

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