Llevábamos muchísimos kilómetros sin parar de correr. Todos ibamos buscando… pero no acertábamos a encontrar… Hasta que el cansancio fue tan grande que los millones de seres humanos que componíamos aquel infernal maratón nos detuvimos en seco. !Corre!. !Ven!. !Te necesito!. Quedamos en un sepulcral silencio. Nos miramos unos a otros. Todos nos mirábamos intentando por fin comprender. Y entonces nos dimos cuenta de que eramos todos los que nos estábamos pidiendo ayuda a todos. Que nos necesitábamos urgentemente los unos a los otros. Y todos iniciamos lentamente el camino de regreso sabiendo por fin cual era el misterioso llamado de aquella urgente necesidad mundial.