Jugar con fuego es peligros
como es jugar con el amor
creer que lo tienes controlado
donde no se puede perder.
Todo juego tiene sus reglas
que si se respetan, todo sale bien
unos ganarán por merecerlo
otros ganarán igual, sin sufrir.
Pero basta con tener un olvido
y jugar arriesgándose
creyendo estar seguro
de que tu no vas a quemarte.
Hasta que de pronto
y en tus mismas carnes
se asoma una pequeña erupción
fruto de un juego inocente
donde la madera es el amor.
Te preguntas como es posible
si lo hiciste a la perfección
procurando no cometer errores
que te lleven a tal situación.
Ahora ya se hace tarde
para querer rectificar
el fuego ha ido creciendo
hasta alcanzar al corazón.
En la sangre va el calor
que producen ahora tus llagas
en las manos, heridas abiertas
que arden, escuecen y duelen
por no tener precaución.
Aun así no te las curas
No te rindes, ni te plantas
prefieres seguir arriesgando
hasta ser una bola en llamas.
Cierto es que los juegos peligrosos
a una le acaban gustando
solamente cuando se cumple la regla
de no dañar a quien nos ama.
Quien juega con fuego
Acaba por quemarse
yo eso lo se
y tu lo sabes.