En una tormentosa noche de verano vuelvo a casa, como siempre, destrozado de la exigente jornada del día y aún con más ganas de huir y de dejarlo todo que nunca, no sé lo que me aferra a esta cuidad, nunca me gustó, pero algo me hace saber por qué.
Enciendo como todas las noches el ordenador, buscando en internet el único contacto humano que a estas horas una persona solitaria pueda tener, pero esta vez no entro en ningún chat, no leo ningún foro, ni siquiera miro el correo electrónico, esperando noticias, que sé que no llegarán, hoy me siento atraído por la dichosa y malvada curiosidad que la mente a veces tiene, abro una carpeta en la que claramente escribí no, con letras mayúsculas, hace algún tiempo, como intentando esconder los sentimientos que jamás quise olvidar. y allí está ella, mi motivo para permanecer en la peor ciudad del mundo, la causa y efecto de todos y cada uno de mis problemas, está abrazada y sonriente a aquel usaba mi cuerpo y mi mente pero que claramente no soy yo, ambos se rien de mí y de mi situación, aquella que presumía de los logros de otros, aquel que consideraba que tenía todo lo que había querido en esta vida, esos dos se carcajean ahora desde el pasado de mi y de mi futuro, como en un macabro viaje en el tiempo en el que todo es cíclico, sabes que volverás a encontrar a alguien, que tu sonrisa saldrá mañana, pero ya ha pasado un año de eso y todavía no amanece
Cuántas vidas dejamos sobre papel, cuántas emocinoes sentidas por todos aquellos que han tocado un papel que en un momento llega a nuestras manos…
Sin duda, lo grandioso de la vida se encuentra en pequeños detalles…, como en las letras de una hoja de papel…
Un abrazo