Golfo de sombra,
candor de vapor y de anhelo,
temblor de umbela,
príncipe blanco de penitente enmienda….
una dehesa sembrada de alquimia
hace descorrer el cerebro hirviente
y tú estás desamarrada junto a mi barca
para surcar conmigo los azules mares.
El ojo rojo de los fanales
le dan luz a tu rostro bendito
y mi cascarón de abeto y de manzano
toma tu blanco desnudo y lo aprieta
a los postes de color de estrellas.
Impasible el mar
bate sus olas en el algodón marino
y tu exquisita sonrisa de dulzura
agujerea el cielo como huracán del éter.
Ya una vez extraviado el rumbo,
entre tu intenso mover al ultramar
me dirijo con la barca hacia el archipiélago
sideral de todas las estrellas navegantes.