Habíamos un perro
un conejo,
una duda.
Habíamos zapatos,
caracoles, terrenos,
corazones,
frases y despidos.
Perfumes apagados.
Habíamos todos y estábamos
ninguno.
Habíamos milagros,
lunas, claveles, pasajes,
amaneceres.
Habíamos todo lo que no era.
Lo que no había,
lo que nunca hubo.
Habíamos botas, cristales,
cepillos, lágrimas y cigarrillos.
Habíamos ruidos,
amigos,
azules, colmillos, párpados, desencuentros.
Habíamos campanas apagadas,
velas consumidas, memorias
desviadas. Habíamos cruces
y opuestos. Analistas.
Habíamos lugares, tiempo, espacio.
Dimensiones. Juguetes, marcos,
esferas, ángeles, sogas y cuchillos.
Claves.
Habíamos muerto
y seguíamos estando vivos.
Habíamos canciones, poetas,
espejos, vacíos.
Habíamos desfiles de granada,
arresto de dolor,
tiro sin blanco.
Habíamos libros y soledades.
Habíamos enfermedades,
comas, pagos, dudas, puntos, dosis.
Habíamos tu antídoto sin efecto.
Roedores tras la pared. Circunstancia. Alambres
y atajos.
Habíamos ojos y palabras,
techo y ventanas,
luna y asalto.
Habíamos cajas y ya éramos cenizas.
Habíamos hilo y aguja
y no supimos construir.
Habíamos puentes, torres y precipicios. Odio.
Habíamos la cima y nunca llegamos.
Habíamos ladrones, sabios, jueces,
duendes, pájaros y asesinos.
Habíamos las luces apagadas
de una pausa. Cadáveres. Yo mi.
Habíamos oídos que desgarraban, manos que
escuchaban, sabores que presentían pre-sentir, sentir.
Y no habíamos nada.
Habíamos el abismo.
Habíamos muerto y
seguíamos estando vivos.
Habíamos el fin.
Terminó.
Habíamos una vida, descrita con ternura y lucidez celeste celestial.
“Habíamos muerto y
seguíamos estando vivos.
Habíamos el fin.
Terminó. “
Habíamos más poemas?
Habíamos todo un universo sin límites. Habíamos tomado el tren de la madrugada y habíamos nunca llegado al final… pero habíamos un fin lleno de mochilas repletas. Habíamos todo menos el vacío.