Hacia la calma como constante…
suspensión, ¿quién dice? o ¿quién se atreve?
Piano. La intensidad jamás escuchada…suspensión,
pedal colgado de la bicileta.
La ecléctica circunstancia de un ¡No me diga nada más!
¿Por qué? Imperativo de ser humano y repetir la historia.
Unos ojos se han posado sobre mi espalda.
Mártires de una casusa inventada,
por hombres certeros.
No existe ni mal ni bien, sino todo lo contrario.
¡No! No puedo decir No entre vegetales, árboles, frutos,
instancias, enrevesados escritos que preceden al final de un mismo todo.
La simplicidad, el paso que atenúa.
¿Es vírgen la flor? altares de roca sosteniendo rocas
y el cisma del hombre equivoca la máquina con su perpetuidad:
monos incrustados en la corona de dios, que dicen ser divinos.
Desbordados caminos hacia el delirio.
El castigo precede a la Nada y es justo.
¡No! Elige tu propio No y dale nombre.