Haití: Muerte y Conciencia (En especial para Javiermendez)

La expansión del café provocó importantes modificaciones estructurales internas en el mercado de tierras, en las relaciones laborales y en la organización comercial y familiar que el excesivo liberalismo produjo entre toda la población de Haití. El café modificó la vida cotidiana. Los vínculos sociales empezaron, poco a poco, en todo el país.

Debvido al exceso liberalita social la opinión pública se convirtió en clamores hacia prácticas ante censuradas. Era como una adoración a la Minerva luminosa. Lo comenzaron a llamar “la nueva vida” y fue. poco a poco, llegando a su apogeo en la década de los 40. La estructura social de Haítí comenzó a desgajarse y aparecieron los primeros brotes de atraso cultural y pobreza mientras se enriquecían los terratenientes y compañías como la United Fruit Company. El ansia del liberalismo capitalista se iba convirtiendo en desrden y libertinismo.

La élite mulata, francófila, culta, generalmente desposeída de concisciencia sobre lo que estaba ocurriendo entre los ciudadanos pobres y los campesinos, se negaba a sacarlos de la barbarie y el primitivismo en el que estaban cayendo- La independencia de Haití descompuso todo el armazón social. La élite gobernaba despóticamente a un pueblo que se comenzó a dedicar a la promisucidad, con lo que la población se duplicó en muy pocos años.

Las luchas políticas por alcanzar el poder se transformaron en destrucción de los vlaores sociales y la depravación de las familias. Todos los hombrees, en general, comenzaron a tener relaciones sexuales con varias mujeres. Era “el placer por el placer”. Las aberraciones seudoreligiosas determinaron la conducta de toda la población. La religión más común comenzó a ser el vudú.

Este culto del vudú en Haití es un derivado de ciertas religiones de África occidental, al que hicieron coordinarlo con ciertos elementos del cristianismo y produciendo así síntesis aberrantes. Adoraban a los espíritus del mal (loas) y caían en las llamadas “posesiones diabólicas” (munté). Sus loas, repito, eran espíritus malignos.

Cada uino de los loa del vudú servían para algo determinado en la vida cotidiana de los hábitos haitianos (espíritus de la fertilidad, espíritus del agua, etcétera). Por ejemplo, Erzulie era la Santa María, Ogoun era Santiago el Mayor, Damballah era San Sebastián. La religión del vudú era el medio principal por el que los antiguos esclavos de Haití (era ya libres e independientes) conservaban sus paganas culturas africanas y servían como medio de solidaridad entre ellos. El vudú florecía cada vez más y en más medida. Se llegó al extremo d eintentar firmar un concordato con el Vaticano para respaldar el pagansimo en Haití.

Las entidades religiosas hauitinas tuvieron entonces la infeliz idea de formar con todo una especie de sincretismo religioso hasta convertir al vudú en una perfecta construcción diabólica. El caos de las costumbres cotidioans se vio aumentado por la aparición de metodistas, bàptistas y otras denominaciones religiosas que otrogaron al vudú todavía mayor poder al admitir dicho sincretismo.

Había, por lo tanto, un verdadero infierno social que, desde el siglo XIX y a lo largo de todo el siglo XX, hizo que apareciese el astuto neoliberalismo que aceptó la jerarquía católice del país. Se deshiciron los lazos familiares y volvioeron a aparecer otras religiones (budismo por ejemplo) y las potencias mundiales, a la cabeza de ellas los Estados Uniddos, se dedicaron a explotar las riquezas naturales de Haití sin importarles para nada cómo estaban viviendo los haitianos. Fue cuando comenzaron a aprecer los guerilleros, las revoluciones continuas y el desorden polñitico total.

Surgió un nacionalismo de tendencia neonazi y el racismo apareció como una manifestación social de los mulatos y blancos contra los negros. Al mismo tiempo el libertinaje sexual se ejercía en todas las clases sociales (tanto en las élites como en los más pobres). El país, repentinamente, pasó a ser el más pobre de todos los países de Latinoamérica y uno de los más pobres del mundo.

el vudú seguía siendo la religión que predominaba en la gran mayoría de la población haitiana, pero la mayor parte de los habitantes d ela isla se proclamaban católicos. Absurdo. Un absurdo total. Todo era una amalgama de religiones africanas que incorporó unos pocos elementos cristianos. Todavía más absurdo aún. A Dios lo llamaban Granmet o Bondié (dioses pequeños africanos) y los espíritus diabólicos (loas) eran idolatrados. El culto del vudú llevaba apaprejado plgarias, cantos e himnos con acompañamiento de tambores mientras, indiscrimadamente, los gobernantes seguían luchando por el poder y asesianando sin piedad mientras las potencias mundiales (con Estado Unidos a la cabeza) seguían interesándose solamente en la expoliacíón de las pocas riquezas que quedaban en el país; el cual no podía salir de ese último lugar económico de Latinoamérica.

Se llegaba incluso a los sacrificios humanos, a las “misas negras”, a toda clase de cultos al Diablo. Se llegó incluso a la locura de drogarse con la intención de convertirse en caballos montados (monté) que era una forma de “libertinaje sexual” sin freno. Y los espíritus malignos siguieron dominado a toda la sociedad haitiana desde arriba hasta abajo.

La cultura se destruyó (salbo algunos grupúsculos que biscaron el exilio) y el pueblo iba cayendo en el analfabetismo. Por si fuera poco, comenzaron a aparecer danzas paganas desenfrenadas. La mentira fue costumbre general de todos los políticos y de todos los haitianos y haitianas. Fue una costumbre general. La muerte de la sociedad haitiana empezaba ya a ser inevitable ante la pasividad de los países más poderosos del mundo.

Y llegó el momento de la verdad. Los intelectuales haitianos que quedaron en la isla se inmbuyeron también en el vudú del cual se llegó a hacer una verdadera apología. La vida, además del hambre y la corrupción, era una apriencia de “falsa alegría”. Se autoengañaban a sí mismos los haitianos y las haitianas mientras mayor era su pobreza económica y espiritual.

Los derechos humanos fueron pisoteados sin piedad y la vida en Haití siguió yendo, sin rmedio, hacia la Muerte. Eran épocas tan duras como aquellas de los “macutes” de Duvalier asesinando sin piedad a poblaciones enteras (verdaderos magnicidios humanos) ante la pasividad, sobre todo, de los Estados Unidos. Las ideología spolíticas erasn simples retóricas vacías de contenido social. La Muerte ya era el único camino para Haití. ¿Qué otro final se podía esperar de un país que hab+ia dado, en todos los órdenes de su vida, la espalda a Dios?. Y sucedió que Dios se hartó de tanta sociedad viciosa y la tierra haitiana tembló.

Para mayo conocimiento de lo que es el vudú os remito estas pocas notas que están en Internet: El vudú o vodun es una religión originada en el área cultural de África Occidental en tiempos prehistóricos. Se trata de una variante teísta de un sistema animista de creencias, provisto de un fuerte componente mágico. Por su vinculación directa con la cosmología y los sistemas de creencias neolíticos, su estudio resulta de gran interés en el campo de la Paleoantropología. El vudú se cuenta entre las religiones más antiguas del mundo, a caballo entre el politeísmo y el monoteísmo. El tráfico de esclavos hacia América produjo un fuerte fenómeno de sincretismo entre esta religión arcaica y las creencias cristianas de los esclavistas, así como con las religiones nativas de los lugares adonde se transportó a los esclavos. De aquí surgiría el vudú haitiano y un gran número de derivativos: la Regla de Ocha o Santería en Cuba, el Candomblé, la Umbanda y Kimbanda en Brasil, etcétera.
Algunos de estos derivativos han llegado a Europa en décadas recientes,
sobre todo de la mano de emigrantes retornados. Como se ha indicado, el Vodun o Vudú es una forma teísta y mágica del animismo
que se desarrolló entre las tribus de África occidental antes de la época histórica, en los territorios de lo que fuera el Reino de Dahomey (actual Benin). El área cultural de los pueblos Fon, Gun, Mina y Ewe comparten concepciones metafísicas comunes, centradas en torno a la idea de un principio cosmológico dual de orden divino. Por un lado encontramos al Dios Creador (cuyo nombre puede variar, pero que definiremos como Mawu) y por otro lado a una serie de Dioses o espíritus Actores, hijos del Creador. El Dios Creador constituiría así el principio cosmogónico, aislado de los asuntos mundanos,
y los Voduns son los dioses o espíritus actores que rigen sobre las cuestiones terrenales. Es interesante observar el parecido entre esta vieja dualidad y otra, mucho más tardía, entre el Dios-Pantócrator y el Dios-Politeuma que hallamos en muchas religiones monoteístas modernas. El panteón de Voduns es grande y complejo. Hay siete hijos directos de Mawu, el principio cosmogónico, que son interétnicos y están relacionados con fenómenos naturales o personajes históricos y míticos, junto a docenas de Voduns étnicos, defensores de un determinado clan o tribu. Además están los Voduns modernos, procedentes fundamentalmente de Ghana. Diversos regímenes totalitarios en África occidental intentaron suprimir el Vodun junto a otras formas de religiosidad, pero hoy por hoy florecen de nuevo. Más de 30 millones de personas practican actualmente el vudú africano en numerosos países del Golfo de Guinea. Para cualquier persona interesada en el vudú originario, la historia comparada de las religiones o la antropología, visitar los museos y mercados vodun de Ouidah y Cotonou, en Benin —donde es actualmente la religión oficial—, o de Lomé, en Togo, resulta una experiencia fascinante. La religión vudú supone el creer en la vida después de la muerte, así como en la existencia de diversas jerarquías espirituales de ánimo maligno, benigno o amoral, llamadas loas. Éstas supuestamente influyen en el mundo terrenal gracias a la acción de un hierofante. Éste es conocido como houngan, y su función es, mediante la ayuda de los entes que convoca, conseguir curaciones, información determinada, (no confundir con las visiones chamánicas) e influir sobre la naturaleza.
Todo ello con fines benignos. La mujer puede ser también houngan si tiene aptitudes y es elegida para ello, denominándosela manbo. Es posible que el houngan tenga nefastas intenciones o que utilice su poder de convocatoria para el mal, entonces es denominado bokor. El vudú americano es un nítido ejemplo de evolución sincrética entre esta religiosidad teísta-animista, las creencias cristianas de los esclavistas y religiones locales de pueblos como los Taínos, que se inició cuando muchos africanos del Golfo de Guinea fueron utilizados como esclavos en Haití y otros lugares del Caribe. En sus principios careció de un clero y de ritos regulares establecidos (liturgia), debido a que fue una religión perseguida por sus propietarios esclavistas, que los obligaban a convertirse al cristianismo. Del vudú americano se derivan otras religiones como la santería, de naturaleza aún más mistificada por las corrientes cristianas. La santería —una de las máximas expresiones sincréticas del mundo — usa símbolos y santos cristianos, que dan imagen y representan loas y ritos anteriores, similares a los del vudú. El vudú ha sido un fuerte referente para la cultura popular, debido a la atribuida capacidad de los bokor para resucitar a los muertos y hacerlos trabajar en su provecho (zombies), así como la de provocar la muerte a voluntad. De igual interés popular han resultado otros elementos folclóricos como las muñecas vudú. Existe una amplia literatura y filmografía al respecto, que tiende a deformar y demonizar lo
que hoy por hoy es la religión de más de 40 millones de personas en todo el mundo.

Mi reflexión final es una pregunta a la Conciencia Mundial. ¿Qué causa ha sido la culpable de la destrucción de Haití?. Algunos dicen que por qué Dios permites estas cosas. ¿De verdad creen ustedes, amigos oyentes que Dios permitió la destrucción de Haití?. Si han estado escuchando todo este relato verídico sobre la verdad del modo de vida de Haití sólo existe una respuesta única y verdadera. !Quienes destruyeron a Haití fueron las fuerzas diabólicas a la que idolatraban los haitianos y las haitianas y no Dios!. Es lo mismo, si hacemos un repaso de la Biblia y nos detenemos en Génesis, capítulo 19, que sucedió con las destrcciones de Sodoma y Gomorra. El Mal Diabólico es el que destruyó a Sodoma y Gomorra y el Mal Diabólico es el que ha destruído a Haití.

Haciendo un profundo examen de Conciencia Social es obligatorio decir que Dios es pìadoso, generoso y consolador. Y si alguna esperanza queda para el futuro de Haití y su recuperación como país de seres humanos sólo el Camino hacia Dios, la Sangre de Jesucristo derramada en la Cruz para la salvación de todos los seres humanos, es dicha esperanza. No lo razono desde ningún punto de vista religioso (si habéis escuchado bien fueron las religiones las culpables de la aparición del Diablo en Haití) sino desde un punto de vista de Vida.

Está bien que la comunidad mundial de los países más poderosos de la Tierra hayan entendido que es necesario ayudar a Haití… pero la verdadera ayuda efectiva sólo será posible a través de situar a los haitianos y haitianas sobrevivientes gracias a la bondad de Dios en el Camino de Jesucristo. Es obligación ética y moral que yo, como periodista cristiano, exponga lo que mi propia conciencia libre me dice que debo exponer. Y con esta reflexión final cierro mi artículo.

Autor: José Orero De Julián “Diesel”-

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