Hoy es Halloween (fiesta)… Jaime, cuando llegan días así, siempre recuerda canciones que han estado ligadas a determinados momentos de su vida. Cuando Jaime tenía catorce años de edad, escuchó por primera vez una melodía interpretada por una de las cantantes más famosas del momento, Mari Trini, y desde entonces esas palabras le recuerdan muchas cosas: “Amores se van marchando, como las olas del mar. Amores los tienen todos pero ¿quiénes los saben cuidar?”.
Por mi parte recuerdo al Dúo Dinámico con su “Quince años tiene mi amor” a la cual, dos años después, se le unió “Ya tiene diecisiete años”.
Recuerdo también a Dyango con su “Y pensar que otro a su lado pronto pronto le hablará de amor”. Eran tiempos de Festivales de San Remo y Eurovisión… con Cicciola Cinquetti cantando aquello de “No tengo edad no tengo edad para amarte quizás quieras esperarte a que sea mayor”. !Y cómo olvidar a Michel cantando “Noche de Moscú con su fría luz, se oye una canción entonar,, es de un pobre amor de una alma sin calor que esta noche viene aquí a sollozar”!.
Tenemos que reeconocer que siempre nos llama la atención esas canciones. y Jaime me pregunta: “¿Es tan difícil amar?… ¿Por qué lleva consigo siempre tántos problemas?… ¿Cuál es la razón de que muchos estén incluso más ligados al desamor que al propio cariño?”. Voy a contestarle con tres breves respuetas: en primer lugar, no es difícil amar cuando se tiene el alma limpia; en segundo lugar, no existen problemas cuando existe empatía entre el hombre y la mujer que se aman; y en tercer lugar, muchos viven continuamente en el desamor porque se han olvidado de Jesucristo.
Vez tras vez nos viene a la mente lo escuchado algún día: “¿Cuántos son los amores que han muerto por orgullo?. Orgullo. Pecado de la conciencia y de la forma de ser. !Cuántos deberían ponerse de rodillas para dejar de ser orgullosos!.
Es cierto, una de las cosas que más mata al amor es su propia vanidad, ese orgullo de no reconcoer que están equivocados. Incluso la tontería supina de disfrazarse en Halloween, puede ser una verdadera terapia para sanarse de dicha enfermedad. Algunos necesitan, urgentemente, disfrazarse en esta fiesta de Halloween para, haciendo el ridículo, apartarse del orgullo, abandonar la vanidad y eliminar el complejo de superioridad que tanto han dañado al amor.
Si tienes que ponerte en ridículo para restaurar una amistad, no tengas miedo en hacerlo. Si tienes que perder tu orgullo para salvar el amor de tu familia, no lo dudes ni un instante y disfrázate quizás de poeta de los Siglos de Oro, de cacatúa, de butifarra catalana o incluso de hipopótamo por ejemplo.
Hoy es Halloween (fiesta)y os digo que es muy diferente, totalmente diferente, ser bruja que disfrazarse de “brujita”. Sobre la fiesta me atrevo a decir: “Déjate de complejos y disfruta con ella”. Jesucristo dice. “El amor lo puede todo”. Así que si necesitas hacer, hoy, el ridículo para sanar y restaurar tu amor, no lo dudes… !disfrázate sin miedo!. Hoy sólo es fiesta nada más…