A veces deseo cogerlo… ¡y se escapa! Camina, renquea, se esconde y… ¡salta! Mis manos grasientas hacen que resbale entre mis dedos, cómo si deseara escapar de mí cual viajero en expreso y no fuese, su fin, mi burla hasta la desdicha.
A veces desearía agarrarlo y retorcerlo, macharlo y aplastarlo hasta la muerte; abrir sus venas poco a poco hasta el fin de su vida. En esos momentos es cuando más corre. Se escapa algún lugar lejano y no vuelve en semanas. Al principio la sensación es aliviante, pero al pasar las horas empieza la lluvia.
Todo se vuelve ausente, vacío, sin alma. Desgarro los halos de vida que me abrazan, las lágrimas me marcan la faz y luego grito; y llueve siempre, eternamente…
Y entonces vuelve, y deseo cogerlo, abrazarlo y besarlo. Entonces todo vuelve a ser igual y aparece el sol. Para entonces ya no recordaré que ha pasado antes, por que… ¡todo habrá de ser perfecto!
Y ahora… ahora está aquí, conmigo.
Mi corazón ya no es el mismo, pero sus heridas curarán.
Estoy seguro de ello.
Qué corazón saltarín tienes, Ismael. ¿Por qué huye, qué le has hecho?
Suprime tus deseos de agarrarlo y retorcerlo, debes hacer todo lo contrario, cogerlo suavemente entre tus manos, acariciarlo, como dices que deseas cuando vuelve. Si siempre le trataras así, no saldría huyendo.
Y si, mientras le tienes cogido entre tus manos, le envuelves en luz rosa, verás como nunca más volverá a huir. Y te querrá (te querrás) más.
Escapa haciendo burla a la persona que lo tiene. Es eso, ese sentimiento de burla hacia nosotros que a veces sentimos incluso dentro nuestra.
Tu comentario acepta lo que el texto al final! Y bueno, quería aclarar el hecho de que hablo por muchas personas para lo cual uso personajes inventados como modelos… ¡no creas que todo lo que digo es por mis sentimientos! Afortunadamente estoy muy bien. A dia de hoy. Un saludo, Carlota.