Hemingway (Anécdota Peligrosa)

No me mires así
con esos ojos de belleza total
que el mundo se me nubla
y entro en la muerte letal.
Más allá de su mirada
su flechazo es mortal…
!me levanto de la silla
y escapo de la fatal!.

Cierro nerviosamente el libro “Hombres sin mujeres” de Ernest Hemingway (escrito en 1939) que estoy leyendo tranquilamente y pago todavía más nervioso cuando me toma de la mano y me susurra tenuemente con voz melosa de boricua: “Vuelve más tarde “jeminguay” que te espero!.

!Sálvese quien pueda! han dicho mis cinco sentidos y he salido del bar a toda prisa tropezando con la silla y con el libro trompicando de mano en mano.

!UF!. !Qué apuro compañeros del Vorem!. Bueno Liliana, que no… que no ha pasado nada… que la fidelidad tiene estas pruebas…

Desde luego que no me he parado a recoger el cambio Y es que es verdad que la fidelidad sincera tiene a veces que vencer tentaciones inesperadas.

4 comentarios sobre “Hemingway (Anécdota Peligrosa)”

  1. La tentación llama a tu puerta….
    Una anécdota que has relatado de forma muy divertida , por lo menos eso me ha parecido a mi .
    Que tengas buen día amigo diesel y cuídate de las tentaciones, te las puedes encontrar a la vuelta de la esquina.

  2. jajajaja, kiowa, que buen humor… si… dejaré a Hemingway para las noches de la intimidad familiar. Las mujeres son siempre seres muy determinantes y hay que tener mucho cariño por ellas pero mucho cuidado con “las otras”. Pronto estaré de regreso… quizás dentro de 2 meses…

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