La Historia se supone que no es lo mismo que “una historia.” Nuestras calles, que no son nuestras y por eso se llaman vías publicas, son de todos menos nuestras, están repletas de sucesos, algunos importan y otros no. Conrado es un protagonista de la historia de nuestra sociedad, del margen de una sociedad, pero quizás ningún libro de historia se va a fijar en él. Al parecer la Historia también elige a sus representantes o protagonistas, por lo menos eso parece…puedo estar equivocado. Estoy seguro de que conoces a algún Conrado, por ahí cerca, donde transcurre tu vivir diario. Un Conrado medio olvidado o ignorado.
Conrado era un vagabundo, un mendigo con un aroma apestoso y maloliente, sus ropas viajaban por su trozo de calle, impregnadas de porquería. Al no disponer de un lugar donde guardar su ropa, se la ponía toda encima, independientemente del clima, dándole un aspecto un poco extraño. Si algo le sobraba lo escondería en algún sitio. Era un hombre al que no se podía uno acercar, si acaso saludar desde lo lejos, aunque siempre me inspiró cierta desconfianza y rechazo, nunca lo saludé personalmente. Una vez me fijé en su mirada, vi una sonrisa como de despreocupación, una sonrisa posiblemente fruto de una especie de ignorancia. Esa Risa, más bien morbosa que se creaba alrededor “del Ahorcado”. Esa Risa morbosa, quizá, muy frecuente en los ruedos donde la vida animal se infravalora.
Últimamente observé que vivía con un colchón, cuatro bolsas llenas de algo, y creo que un carrito también lleno de algo, su mascota era un tetrabick de algún vino baratillo, que muy posiblemente estaría caducado, si miramos la fecha.
Otra cosa es que la esencia, el brillo de los ojos; el producto, el interior, esté en buen estado y por cuestiones de política, en la caja tenga que constar una fecha de caducidad,“buscamos gente joven para esta oferta de trabajo”, suele decir el anuncio. Esto hace Papá Estado y Mamá Administración, caducar-nos, jubilarnos, hipotecar-nos, a través de necesarios y legítimos sueldos y pensiones…Y entonces nuestro niño en lugar de hundirse, desarrolla una creatividad que no había sido reconocida. Una creatividad pasmosa.
(Las Runas son como un Tarot, pero con piedras, y una de ellas, El guerrero, dice, No tema empezar de nuevo).
Conrado siempre llevaba una gorra, siempre llevaba la misma cantidad de ropa puesta encima, sucia y mal-oliente, como él. Algunas veces pasaba yo por su vera. Este hombre de este olor, estaba en un Rol, fosilizado en un problema de miseria incomodante.
Mientras escribo esta “historia” me viene, que en su mirada había un cierto grado de trastorno de la personalidad, es decir, que tengo la impresión de que era una persona con la que me podía llevar un chasco, llevarse un chasco con alguien no tiene que ser necesariamente que esa persona sufra algún trastorno. Muchas veces, alguien se saca de bajo la manga un “chasco” para insinuar que nos alejemos, o para controlar una conversación o situación según sus intereses. A veces, para conseguir saber algo que no sabia, no podía o no quería pedir abiertamente y con naturalidad…También se utilizan para provocar respuestas y desde ahí llevarse nuestro pensamiento con alguna emoción enganchada.(Son juegos sociales). Estas estrategias ayudan a conocer a los demás, aunque sea a un alto precio.
Conrado un día fue mencionado en la prensa, lo habían agredido, creo recordar que fueron unos valientes y atrevidos jóvenes cobardes, pero todo aquello fue olvidado, ni siquiera fue una mera anécdota, ¿a quien le iba a importar la historia de un mendigo que olía mal de apartarse? ¿A sus agresores? ¿A unos periodistas con prisas por triunfar?
Es muy posible que Conrado fuese como una musa para algún aburrido vecino que lo veía desde la ventana de su casa, y hablaba de él algún cotilleo o chismorreo. De esos que se utilizan para boicotear al sagrado y esclarecedor silencio. Aunque creo que el silencio es indestructible, siempre que lo escuchamos en silencio, suele estar ahí.
Este hombre, Conrado, se movía por una pequeña zona, vivía últimamente en el hueco de la pared de una obra, allí metido, allí instalado. Sus aliados eran los contenedores de nuestras basuras apestosas y malolientes que con tanto rechazo tiramos. Me pongo a pensar, y me cuesta, en lo bueno y apetitoso que podría resultar a Conrado rebañar alguna lata con restos de comida, piezas amoratadas de fruta, los restos de algún bocadillo endurecido e in apetecible; sus manos sucias debían y tenían que coger trozos de pan… Nunca supe si frecuentaba la zona de basuras y desperdicios del mercado a por algo para comer…
Su aparato digestivo debía estar mal nutrido y deteriorado de comer mal y poco, ¿estaría él pendiente de esas cosas de la vida? Para este hombre… ¿que implicaría “ir al lavabo”? ¿ dispondría de papel higiénico, para toda esa geografía de calzoncillo, por donde la zona sacro-genital campa a sus asfixiadas anchas, con posibles escoceduras, y otras irritaciones, debidas a poca o mala higiene? ¿estaría este hombre pendiente de estas cosas tan elementales e importantes del arte de vivir la vida, con arte? Vivir la vida también significa Atenderse. No solamente responder con metafísicas y metáforas de poesía… ¡Oh la Vida es esto o aquello!. Uno o una debe Atenderse, tal y como posiblemente no hizo últimamente Conrado. Cada día, cada instante puede ser “últimamente”.
Nos guste o no nos guste Conrado formó parte de nuestra sociedad, a veces llena de suciedad, él estaba allí atrapado, atascado…con un margen de error o acierto que iba de una esquina a otra, pero…. ¿ a que libro de historia le interesa saber de este hombre, de esas personas como él? que caminan mal por usar zapatos inadecuados, ¿a alguna fría estadística de la administración? Conrado quizás haya acabado en manos de alguna organización solidaria, pero… ¿a cambio de qué? ¿ de que se quede allí corporal. emocional o mentalmente, sin poder realizar su propia libertad, su libre albedrío? o a cambio de que fría e independientemente asuma su propia libertad, dando, recibiendo, compartiendo, sin hipotecas emocionales, intelectuales…
Ninguna enciclopedia llena de tomos o libros apostaría por él, él normalmente no les interesa. A ninguna editorial le interesa relatar, editar, la historia de los calzoncillos de Conrado, ni a ningún sistema educativo, ni para algún ministerio de cultura ¿como iban a apostar por él? ¿que le dirían sus colegas? “¿vas a perder tiempo y dinero con ese individúo?” “Quien sabe si alguna vez le preguntaron a Conrado sobre su vida, o si quería hablar de su vida, si sufría del estómago… o que necesitaba o deseaba”. Posiblemente Conrado nunca quiso o pudo cambiar de vida.
A veces nos dejan cambiar. Otras veces no nos dejan… cambiar a nuestra manera.
A la historia, (la otra), la aceptada, esa historia de la que parece que hay que estar orgullosos o no, la que está en los libros y enciclopedias virtuales, les interesa otro tipo de cosas, otro tipo de temas, otro tipo de dramas, de alegrías, de fiestas… Pero Conrado no tiene nada que vender, por eso nadie apostó por él. Posiblemente les resulte una perdida de tiempo.
Si Conrado hubiese sido un criminal de guerra, la historia se hubiese fijado en él, “hubiese hecho historia”, porqué hubiese tenido algo que vender, aunque fuesen seres humanos gaseados, que tenían derecho a realizarse.
Si Conrado hubiese sido un político, lo mismo. Si hubiese sido el presidente de una asociación de vecinos, le hubiesen dedicado alguna forma de atención, quizás en alguna revista de barrio, ¡quien sabe!…
Conrado se apartó, Conrado fue apartado, él debe o debió saberlo, Conrado se abandonó o quizás lo abandonaron…¿Alguien lo sabe? Eso, a la historia que se vuelca en la historia las personas importantes que denomina grandes personajes de la historia, o que puede hacerlas importantes, no le interesa para nada demasiado.
Un Hitler, Un Ghandi, Una Teresa de Calcuta … Un pivot de Baloncesto, Un Suicida frustrado que sale a hombros con orejas cortadas para no tener que escuchar el sufrimiento de un animal ajeno a la codicia. Un Buda, Un Al Capone, Un Sacamantecas o Sacahuntos … Todo esto sí que tiene algo para vender, para mostrar y la historia lo sabe, la historia lo sabe todo, menos lo que al parecer ignora, la historia cuenta lo que tiene interés e importancia. Lo que interesa hacer interesante. La historia es neutral, la mente es la que dice “Esto sí. Esto no”. La historia sabe todo el sufrimiento de la gente que fue engañada, estafada en una guerra,(a veces, el día a día es una guerra contra lo establecido, que nos ahoga), la gente que fue feliz en una boda. La historia conoce todos los partos de criaturas a las que sus padres pondrán un nombre nuevo y no repetido en el familia. Las guerras son estafas y fraudes, son engaños; la medalla al merito es la anestesia, el caramelo. La historia lo sabe todo, menos lo que no se cuenta, no se explica. A la historia posiblemente no le interesa explicar que alguien ayudaría a Conrado, posiblemente con una barra de pan blandito y bueno, o con algún tetrabick de vino baratillo, o con algún chaquetón del difunto abuelo. Esto es fundamental para esa otra Historia de distancias cortas y miradas a la cara. Esa historia popular y muchas veces ignorada, que solamente conocen una minoria de cualquier barrio sensibilizado, con capacidad para la conversación respetuosa y significativa.
Conrado tenía un transistor de bolsillo, ¿ a quien le interesa saber quien le regaló el transistor, las pilas, al viejo y maloliente Conrado? ¿Experimentó Conrado en sus últimos días el sabor de una taza de café con leche caliente en pleno invierno, con viento fuerte que aumenta la sensación de frío?. Dudo que esté explicado en algún libro de historia de alguna facultad. En nuestro prestado vivir diario, muchas veces es saludable la discreción, el no ser protagonista de la historia, aunque sea por unos instantes. El no sentirse observado. ¡Paradójico! Una Taoista Paradoja.
Lo único que quiso hacer Conrado con su vida, fue apartarse, y fue apartado y abandonado. Como lo apartaron, se apartó. Nunca sabré o sabremos de que quiso apartarse Conrado, es posible que valía tanto tanto tanto, que no supo encontrar la manera de canalizar todo eso,¿quien apostó por él? ¿quien confió en él?… todo eso se le volvió en contra, y quedó ahí en su hueco de una vida, de una obra, de las de albañiles gritando morteroooo, morteroooo.
Los catedráticos y periodistas de las tertulias televisivas hablan de otras cosas más importantes. ¿Como van a hablar de las botas de un mendigo? Es posible un atisbo, un pequeño vislumbre hacia Conrado, pero nada más… Quizás algún informe o estadística. O reportaje de impacto, para impactar.
La vida de tantos Conrados, me invita a pensar, a desengañarme, escribir sobre Conrado Olvidado e Ignorado. La marginación social es la llave de muchas calamidades y problemas, existe la marginación voluntaria y consciente, pero no creo que fuese el caso de Conrado. Quizás hubo primero Conrados y luego el concepcto, pero al catalogarlos se quedan allí atrapados, allí catalogados, allí etiquetados, ( a veces se recuperan). Esto es como cuando a un niño se le dice no seas bruto, la mente interpreta bruto. Y el niño sigue siendo bruto. Recibe atención cuando es bruto. Si no me equivoco, hay una religión que dice, que todo es mente,o que la materia está hecha de pensamiento, el pensamiento puede materializarse, una idea puede hacerse objeto. El amor, el cariño, puede convertirse en un beso. El amor por un deporte, puede convertirse en un balón atrapado y enredado en el fondo de una portería.
Hay materialismo, quizás demasiado, nos gustará o no, pero lo hay. Posiblemente para transformarlo en Materia o Materialidad. (Intuyo que la palabra materia esta emparentada con mater / madre) Si no lo está propongo que lo esté. Si hay materialismo debe ser porqué aun no sabemos disfrutarlo, utilizarlo coherentemente. Pues veo que en esta sociedad materialista es necesario tener una Identidad y un numero. Ser alguien dentro del mundo del dinero, de lo laboral, de lo material. Hace falta una identidad. En lo material, (pienso), que necesitamos ser alguien. En lo espiritual somos. En lo espiritual no somos nadie, simplemente somos. Necesitamos que la Madre Materialidad nos reconozca, nos acepte. Y nosotros como hijos e hijas relacionarnos con ella, a través de la aceptación. Y justo ahí empieza nuestro problema, traducido en paro y problemas económicos que pueden afectarnos seriamente. Es para reflexionar. Es cierto que el dinero es una energía interesante e inteligente, todavía esperando ser bien utilizada.
Conrado se desvaneció de mi capacidad de hacer historia, no he vuelto a verlo. Pero hay más Conrados por el mundo redondo. Muchos Conrados enfermos que inspiran rechazo, temor, recelo. Muchos Conrados que meten sus sucias manos en papeleras para coger botellines pequeños de plásticos e ingerir restos de zumo que alguien se dejó y tiró. Conrados con mal olor que cogen restos de cigarros para fumarselos y luego toserlo o expectorar-lo en alguna escandalosa crisis de asma, allí en algún rincón del parque.
La Vida nos observa, la vida observa nuestro vivir, nuestra participación en ello, aunque a veces digamos aquello de “que asco de vida”. La Vida nos quiere a punto y en condiciones, la vida nos ama, para morir en sus brazos, una muerte lo más sencilla posible, no una muerte por correr con un trapo rojo ante una res. O por acelerar demasiado.
Quizás esas cosas las sepa la historia, y que guarda entre lineas como apuntó Wersemei en su comentario. Los mensajes a veces se esconden entre líneas como queriendo quedar a salvo de cualquier extraña y a la vez legitima interpretación. Dice un Rabino que lo importante del viejo testamento es lo que no está escrito, ¡Taoista paradoja!
Conrado estuvo ahí, en esa calle cualquiera e indiferente, envuelto en su olor. Ignorado y creando fascinación. Pasando de todas muchas cosas. A las que no pudo o no supo o no quiso atender adecuadamente. ¿Dispondría de su Documento Nacional de Identidad?
Quizás esté dentro de alguna fosa común de las que tiene el ayuntamiento para seres humanos abandonados y fallecidos.
O en alguna residencia viendo la televisión o comiendo papilla a temperatura ambiente.
No se sabe.
Que yo sepa, no se sabe.
Quizás la Historia lo sepa. ¡Quien sabe!
La Historia es Neutral, que yo sepa. Es la mente la que dice esto si, esto no.
El mecanismo de la Historia es un misterio.
Que yo sepa.