Hola… ¿estás sola? (Teatro Virtual)

Personajes por orden de aparición: Una niña, El cura Otegi, Trinidad, Mariluz, Un taxista y Pepe.

Escena Número 1

Niña.- Pero padre ¿por qué es malo decir pis?.

Otegi.- Pero niña… ¿no ves que eso es un pecado?.

Trinidad.- ¿De qué manga se saca usted eso, señor cura?.

Otegi (enrojeciendo).- Tú, Trinidad, tienes mucho que confesar.

Trinidad.- Se lo confesaré, cuando yo quiera, a Pepe pero no a usted.

Otegi.- ¿A ese vagabundo muerto de hambre?.

Trinidad.- Será todo lo vagabundo que usted quiera llamarle pero me regala flores en vez de querer darme ostias como usted está deseando.

Niña.- Padre, padre Olano, ¿es malo decir caca?.

Otegi- !Sigues diciendo pecados y vas a ir al Infierno!.

Mariluz.- Pero… ¿sabes usted de verdad lo que es el Infierno, señor cura?.

Otegi (enrojeciendo).- !Imagínatelo!.

Mariluz.- No necesito imaginarme nada. Me basta con mirar su sotana para entenderlo.

Otegi.- ¿Qué estás queriendo decir, perdida?.

Mariluz.- Me sobra a mí luz para no perderme nunca. Mejor mírese usted en su propio espejo… ¿o es que no sabe eso de “No enjuiciéis para no ser enjuiciados”?.

Otegi (pensando para sus adentros).- ¿Cómo me gustaría darla un beso en la boca?.

Mariluz.- Entiendo sus miradas, cura Olano, sé interpretar esas miradas.

Otegi (enrojeciendo).- Yo no estoy mirando nada…

Trinidad.- Eso cuénteselo al señor obispo pero no nos cuente cuentos chinos. Que ya sé lo que sucede con la niña cuando quiere usar el water… ¿o desea que sea más explíicta?.

Otegi (enrojeciendo).- ¿Qué ocurre cuando la niña quiere usar el water?.

Mariluz.- Pues que no es la primera vez…

Escena Segunda:

Trinidad.- !Ven niña!. !Vámonos al Bar El Paraíso que está en la misma esquina pera leerte un poco algo de la Biblia y verás cómo allí ninguno de los parroquianos abusan de ti en ningún sentido.

Niña.- Yo creo que el padre Otegi me podría acompañar como ya ha hecho hasta tres veces.

Trinidad.- ¿Y qué hace el padre Otegi contigo en el water?.

Niña.- Además de decirme qué es la libertad según él cree, me hace algunas cosas feas.

Mariluz.- ¿Te habla de la libertad que proclama la ETA y te hace, al mismo tiempo, cosas feas?.

Trinidad.- Olvida ya al padre Otegi y usa siempre que quieras el water del Bar El Paraíso.

Niña.- ¿Y cómo puedo olvidar lo que hizo conmigo?.

Mariluz.- Yo soy una buena psicóloga cristiana. No tengas miedo nunca más. Con un par de semanas tengo suficiente para que olvides lo que te hacía el padre Otegi… como ha sucedido con la señorita Villa.

Mariluz.- Pero que sea un secreto entre nosotras. Que no se entere Otegi… sólo para poder acabar con todo su “tinglado”.

Niña.- ¿Qué es un “tinglado”, Mariluz.

Mariluz.- La farsa que tiene montada el padre Otegi para engañar a todos los vascos y a todos los españoles.

Niña.- Entonces no diré nada a nadie.

Mariluz.- Sí, querida niña. El pueblo español, incluido el buen pueblo vasco, lo sabe ya sin tener que decirlo nosotras. Tenemos otras cosas más importantes que hacer.

Trinidad.- !Venga, vámonos las tres al Bar El Paraíso!. !Tienes mi palabra de mujer hecha y derecha de que nadie allí se va a meter contigo. Allí sólo hay hombres sencillos y nobles que toman café mientras juegan al mus. No son farsantes de corbata larga y de mente corta. ¿Entiendes niña?.

Mariluz.- No importa que lo entiendas ahora. Cuando crezcas un poco más lo comprenderás fácilmente. Ahora dedícate sólo a jugar libremente liberada del padre Otegi.

Escena Tercera

Mariluz.- ¿Ya hiciste tus necesidades, querida niña?.

Niña.- Ya. Y, en efecto, aquí no me ha molestado nadie.

Mariluz (llamando a un taxi).- !Buenos días!. !por favor llévenos hasta la calle Esperanza, número 8.

Taxista.- POr nada del mundo dejaría yo de llevar de copilota a un primor como usted, señorita.

Mariluz.- De eso nada. Nada de ser copilota de usted. La niña y yo vamos a viajar en los asientos traseros.

Taxista.- Pero… ¿si era un piropo nada más?.

Mariluz.- !Pues dígamelos cuándo esté mi esposo presente!.

Taxista.- Pero… ¿es que está usted casada?.

Mariluz.- Pues resulta que sí… y a mi esposo no le gusta para nada que ciertos hombres que se las dan de graciosos intenten algo más… usted ya me entiende ¿verdad?. O le cuento la historia de esta niña para que lo comprenda mejor…

Taxista (asustado).- No. Por favor. Olvidemos lo que he dicho. !Vamos!. !Suban las dos a los asientos traseros que salimos rápidamente hacia la calle Esperanza número 8 que es seguro donde la estará esperando su esposo… ¿me equivoco?.

Mariluz.- Eso a usted no le interesa. Cumpla con su trabajo que para eso le pagan y déjese de piropear en voz alta a las mujeres casadas o solteras. Piense lo que quiera sobre mí pero no me diga nada.

Escena Cuarta:

Mariluz.- !Hola, Pepe!. !Ya estoy aquí!. !Vengo con esta niña que ha sufrido violencia de género por culpa de un tal cura Otegi!.

Niña.- Él me dice que le llame padre en vez de cura.

Mariluz.- Pues ya sabes que no es tu padre…

Pepe (dirigiéndose a la niña).- Hola… ¿estás sola?.

Niña.- Sí. Soy huérfana de padre y madre. Por eso vivo con el cura Otegi.

Mariluz.- !Vivías con el tal Otegi!. Ahora, de momento, vas a vivir con nosotros y te divertirás mucho jugando con nuestras dos hijas, además de que soy una gran psicóloga que te ayudaré a olvidar…

Niña.- ¿Y cómo puedes hacer eso en sólo dos semanas?. ¿En tan poco tiempo puedo olvidar del todo?.

Mariluz.- Por supuesto que sí. Con las terapias infantiles y la ayuda de Jesucristo, olvidarás todo lo que te han hecho.

Niña.- ¿Y puedo llamar a eso milagro?.

Pepe.- Si. Llámalo milagro. Debes saber que por encima de cualquier democracia política está la teocracia de Dios en ciertos casos. Tú eso ahora no lo comprendes pero,cuando lo hayas comprobado por ti misma, cuando hayas crecido lo suficiente, lo entenderás a la perfección. Ahora, de momento, vivirás con nosotrs y en compañía de nuestras dos hijas. Después ya veremos con qué familia te ubicamos.

Escena Quinta

Mariluz.- Pepe… ¿sabes una cosa?… !cada día te amo más!.

Pepe.- Más de lo que te amo yo a ti es imposible amar.

Mariluz.- Digamos entonces que te amo tanto cómo tú a mi. ¿Apagamos la luz?.

Pepe.- ¿Por qué?. ¿Acaso es pecado amarse dentro del matrimonio?. Basta con cerrar las ventanas y correr las gruesas cortinas para que nadie vea nada.

Mariluz.- Entonces… ¿no apagamos la luz?.

Pepe.- Después. Después de que hallamos hablado un largo rato sobre la niña.

Se baja el Telón.

FIN. (Envío un cordial saludo a la escritora madrileña Icíar Bollaín porque me inspiró el título de esta pequeña obra teatral)

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