Hola, papá

. Hola, papá,

aquí tienes tu carta, la que tanto hemos esperado los dos, desde que la distancia de la vida puso su pie por inercia entre nuestros caminos, el tuyo y el mío. La respuesta a tantas cartas que mandaste desde tu corazón a mis calles y la carta que tanto he esperado yo, dentro de mí, desde el mío. La carta que estuve esperando y no encontré en ningún vagón de ningún tren de ninguna estación. Sólo dentro de mí.
.Tú siempre has sido el segundo. Eso ya lo sabes. Aceptaste casi toda la vida en un tiempo récord. Los 65 años de tu vida mental, en tus cuarenta y tantos, eran la Aceptación de una acojonante vida. En mi caída, sólo te estaba faltando aceptar una cosa: el amor. Y para ello sólo te faltó una cosa, Valor. Ése valor, del que todavía no eres consciente, y que has ido creando a base de padecer largas y tortuosas bajas laborales.
. Hoy te doy esta carta
que otorga la medalla al:

“Hombre Valiente”


. Sé que siempre he sido tu unión con nosotras y “la única que te entiende”. Sé que tú podías entender muchas cosas mías que no entendía el resto, podías sentir mi búsqueda.
Siempre me definiste con una sóla palabra, llamándome Valiente: Soñadora. Siempre nos hemos entendido a nuestra forma, conocemos y compartimos muchas cosas que no todo el mundo sabe o puede llegar a compartir. Tú lo sabes, yo lo sé. Tú piensas y piensas y piensas y mucho, mucho, mucho… no hay final, no hay final…
¿Locura? ¿Enfermedad?
papá,
Yo a eso lo llamo

Lucha.

Tu lucha:
Tu lucha la he Sentido, papá,
he sentido tu INMENSA lucha
conversando conmigo.
Ha sido una lucha inteligente, valiente, pensante,
constante, vigorosa, aniquiladora y silenciosa
asfixiante, creadora, tremenda y silenciosa
fría, solitaria, amarga, paranoica y silenciosa
increíble, fascinante, conocedora y silenciosa
valiosa, enternecedora, cultural y silenciosa
amplia, tensa, mortal, bestial y silenciosa
competitiva, infantil, invisible y silenciosa
existencial, pausada, paciente y silenciosa
capitalista, derechista, roja y silenciosa…
…Infinita…
Tu inteligencia la siento dentro de mí.
Yo he llegado a acariciar tu forma de pensar
gracias a que te importo como sólo otra persona
lo ha hecho en tu vida.
Ésa ha sido mi suerte.
Tú eres el Mundo,
las rutas terrenales,
la química-psíquica
salvadora de vidas humanas.
Eres la ciencia en estado puro,
eres el trabajo constante,
el ritmo, la analítica, el buscador de respuestas,
el luchador, eres mis libros,
libros, libros, libros… tus libros.
Cuántos libros curioseé en tu apartamento.
Nuestro apartamento lo hemos compartido
los dos Solos, muchas veces
¿Recuerdas?
Los dos solos,
a solas,
en el camino de la vida,
con nosotros mismos.
Días enteros sin hablar. Bien.
Entendiéndonos, respetándonos.
Cuántos libros tuyos me han dado la vida necesaria
para comprender tu “locura”,
para no sentirme Culpable,
para saber quererte,
para que me quisieras,
para buscar Respuestas,
respuestas para los cuatro
respuestas a mi vida, tan distinta…
Cuántos libros he leído en tu sabio sillón
marcado por las huellas del tiempo
entre la parte derecha de tu cabeza
y la mano izquierda.
Casi 27 vacaciones de mi vida.
Vacaciones en las que
el mundo exterior no daba miedo por la calle,
caminando altiva,
y el mundo interior se amasaba por momentos
(como la plastilina de la que siempre me hablaste)
haciéndome llegar a creer perder la razón
mientras buscaba respuestas en tus palabras
y tú las buscabas en las mías.
Siempre buscando respuestas
en tus Palabras.
Me ha resultado tan complicado entenderte…
que llegué a sentir tu soledad en mi alma.
Lo más cercano que he conocido
a la palabra Soledad eres tú.
Me enseñaste
casi todos los mundos terrenales que conozco:
la medicina, el deporte, la familia,
el cine, las matemáticas, el estudio,
el periódico, la política, el dinero,
los restaurantes, hoteles y materiales de lujo
el trabajo, la geografía española,
a Hermann Hesse, a Kafka…
a Pablo Neruda, a Daniel Goleman…
y a una de las cosas más importantes
que he sabido comprender gracias solamente a ti:
El profundo significado de la palabra PACIENCIA.
La que hace que todo sea como es
y la que hace que todo llegue a ser como siempre deseé.

La música…
El Arte nunca fue tu fuerte, supiste reconocerlo.
Me abriste un amplio abanico de posibilidades
en el que no eras consciente de que
no cabía puesto de trabajo alguno para mí.
(aunque encontraras el sentido de tu vida
sobre un escenario del pueblo de al lado)
Posibilidades para que yo pudiera elegir
y SUPIERA elegir bien.
Yo fui al colegio, al instituto, a la universidad,
pero jamás supe prestar atención a otra cosa que no fuera Arte.
Mientras me preguntabas por las notas
yo dibujaba y hacía canciones.
Siempre lo he sabido pero nunca has podido Verlo.
Siempre lo has sabido mostrar con
el resentimiento que de tu lucha
se escapaba dirección a mamá. A mí.
El Arte nació conmigo y morirá conmigo.
Me ayudó cuando nadie supo hacerlo,
En clases y clases de matemáticas, de biología,
de física, de química, de historia, de fisioterapia…
Nunca llegué a prestar atención real a otra cosa.
Me hizo sentirme bien a mis 3 años,
cuando todo a mi alrededor
era una tortuosa separación de la palabra Amor.
Hizo que me creara un mundo entero
sólo para mí y mi disfrute,
mientras tú caías vertiginosamente
por las laderas de la sierra de Gata
y mamá sobrevivía sin tu amor,
con 49 kilos, dos niñas
y sin nada tan terrenal como el trabajo.
El Arte me ha acompañado durante 27 años
de la misma forma en que a ti te acompañaron
tu madre, tu mujer y tu psiquiatra
durante toda tu vida.
Siempre ha sido la respuesta a la mía.
Y ahora sólo me falta unirlo a la tierra
para sobrevivir lo más humildemente posible.
Tú siempre soñaste con una hija psicoanalista,
médico-psiquiatra-psicoanalista,
entre otras cosas
porque tú llegaste a medias y
porque siempre creíste estar enamorado
de algo que también me enamoró a mí,
de algo que no entendiste
porque no podías entenderlo: Marianela.
A un Árbol como Ella
no sabe entenderlo cualquier persona
y quizás menos tú
porque fuiste Creado y Educado
para no entenderlo …
Yo siempre he sabido,
desde mi humilde corazón
(donde ahora reposa tranquilo
mi Dios llamado Arte)
que Tú, un día,
sentado en tu sillón marcado,
comprenderás todo esto que pasa.
Tarde o temprano lo harás
porque el tiempo corre siempre
en nuestro favor.
Me entenderás a mí,
entenderás a Marianela
y entenderás a Beatriz.
Y ellas podrán entenderte a ti.
Así que no tendrás más remedio
que abandonar tu soledad
para ser feliz
porque ya no te va a quedar otra, papá.

Te quiero
Te quiero de la misma forma
en que siempre has necesitado.
Te quiero de la misma forma
en que ahora quieres.

Sé que ya no tienes miedo a casi nada,
Y que has luchado contra tu Dios
mil y dos noches
completas de horas y medicamentos.
Así que, papá,
prepárate y abre tu mente…
Abre tu mente a la mía
y conoce un nuevo mundo desconocido
porque ahora puedes descubrir tus respuestas,
así que
Yo, Marianela (como tú me llamaste),
te otorgo la medalla al Hombre Valiente
porque soy capaz de escribirte esta carta.
Y tú leerás mi libro porque,
tarde o temprano,
serás capaz
de completar tu vida antes de los 70.
No tengas miedo, porque
Ahora no te necesito
creo en el Arte
y, junto a Sabina, quiero brindArte
un mordisquito de fruta
de toda la FÉ-lici-Dad que te espera.

Un comentario sobre “Hola, papá”

  1. !Perfecto, Marianela!. Me has hechon enumdecer. Sinceridad profunda y profundo sentimiento. A eso yo lo llamo amorosidad… edad en que el amor se nos hace mayúsculo entendimiento. Un besazo vorémico.

Deja una respuesta