Hora 26.

A mis 26 los días son tan duros que, en lugar de 24 horas, tienen 26. Sigo castigado por “El Chancho” en Cartonera, en el último rincón escondido de Tranferencias. No importa. Yo sigo cantando a la vida. Hace ya unos años que he cumplido con el Servicio Militar Obligatorio porque nunca jamás he sido de esos cobardicas llamados Objetores de Conciencia ya que mi conciencia no es un objeto sino una consecuencia de mi voluntad para cumplir con lo que se debe de cumplir para ser un verdadero hombre y no escurrir el bulto alegando falsas proclamas para esconder la falta de valentía. He regresado al Banco y sigo adelante…

En Cartonera, a pesar de “El Chancho”, soy feliz trabajando junto a Ondaro y no me interesa aparentar nada para ser un trabajador ejemplar. Pero llega la hora de tener que pasar revista al Reglamento Interior del Banco. Es necesario presentarlo para no ser despedido o, como causa menor, ser trasladado a algún lugar lejano de esos que se pierden en la memoria de todos. Si creen que me van a hacer callar están muy equivocados. Mi ejemplar del Reglamento Interno no aparece por ningún lado porque lo tiene, sagazmente escondido, “La Mejillona” en su cajón de ssastre y como no quiero discutir con nadie y menos con personas desagradables encuentro una solución perfecta. Acabo de hallar el Reglamento Interno de “Perezoso Guti” que, aun siendo de UGT, tiene mucho que ocultar porque aprovecha su cargo de sindicalista (de los que están liberados de toda responsabilidad lo cual es un ejemplo de traición a la clase obrera) para trabajar en su bufete de abogado privado. Así que cuando borro su nombre y pongo el mío y presento su Reglamento Interior como si fuera yo el propietario del mismo, nada puede decir ni nada puede hacer porque tiene mucho que callar y mucho que ocultar si quiere seguir abusando de sus privlilegios.

Meses después aparece, por fin, mi propio Reglamento Interior y lo dejo para que lo utilice “Perezoso Guti” en mi lugar. Hoy por mí y mañana por ti es una frase macanuda del anecdotario español. Así que todos contentos y sigo en Cartonera cantándole a la vida porque soy feliz a pesar de los castigos (ineficaces todos ellos) de “El Chancho”. Y lo que pueda pensar de mí Carmen -sea la del Banco o sea la de la Universidad- me importa menos que un carajo. No tengo por qué mentir y a quien le venga a bien que lo goce; porque para mí es una gozada que a los 26 esté trabajando junto a Ondaro. Aunque los dias sean tan duros que en lugar de 24 horas parecen que tienen 26. Tengo 26 y no me escondo tras las barricadas como hacen los violentos. No necesito la violencia para cantar las 40 cuando tengo que cantar las 40 a quien sea. Como “Perezoso Guti” ha aprendido que yo no me vendo a nadie (-métase usted don José Luis el carnet de UGT que me está ofreciendo por donde le quepa y a mi tampoco me gusta su “peinao” que es más antiguo que el mear-) sigue con su vida y me olvida para siempre. Mejor que mejor. A los 26 no tengo que arrimarme a Justo Fernández para salir adelante. Sólo me arrimo al sueño de mi Princesa y no a ningún canario, por muy fuerte y poderoso que sea, ya que si es necesario darle dos ostias a alguien por defenderla a Ella se las suelto y Santas Pascuas. Ya llegarán las Santas Pascuas para seguir gozando de la vida. Pongamos que hablo del 75 aunque me importe menos que un pimiento si alguien quiere pensar o decir que hablo del 57. En realidad sólo me importa mantenerme en el 67. Cierro mi Diario con un buenos días nos dé Dios. Y adelante con los faroles que estamos jugando al mus.

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