Inmunidad

Desangrado el cuerpo
de los excesos del pensamiento,
lo envolvía un misterio
de calle, fluidos que contaminan
con sal la maleza de los labios.
Una boca sin pincel,
dos manos que retroceden,
la canción en el silencio,
la verdad en el baúl.
Así la noche contaba los minutos
que restan al amanecer,
sangrando en susurros;

escapando al adiós: ablación de los sentidos.
Así la vida perdía minutos,
de paso en la ruta hacia el
laberinto sin contornos,
que era su mente.
Así las palabras intentaban
colorear lo inabarcable,
los límites exactos de un espacio
imposile, la sincronía monótona
de la lluvia,
el reverso de una cuento sin realidad.
Y los peces lloraban la desgracia de
morir en el desierto,
de sucumbir entre el sudor
de paredes empapadas;
oxígeno embotellado en su boca sin voz,
atragantado final. Lluvia y tumulto.
Indiferente la vida del otro lado,
tierra crespa y gris,

desierto en un mar que asfixia el “existir”.

Un comentario sobre “Inmunidad”

  1. ¿Qué puedo ya comentarte más a tus poemas, Celeste, cuando sigues mostrando un talento lleno de sorpresas inauditas?. Hace ya mucho tiempo que la lucidez de tus palabras nos enseñan caminos… Sólo decirte que el reverso de un cuento sin realidad es precisamente la mágica realidad que nos describes. Los límites exactos no existen para los voremios y las voremias. El límite exacto de tu sensibilidad eres simplemente tú misma…

Deja una respuesta