Hoy escribo desde la dimensión de muchos sentires. La letra se vuelve menuda y mi pluma se escapa del interlineado. Hoy tratro de expresar algo diferente. Ha venido a verme. Es callado, pero se insibnúa en cada movimiento, como si se tratara de una caña agitada por el viento. Me mira. Me observa. Calla. Está. su presencia, evocadora de cualquier goce, se inhibe trasteando con los dedos sobre la mesa llena de cigarrillos. Una vez más he vuelto a equivocarme.