John Hoyer Updike (18 de marzo 1932 Shillington, Pensilvania) es un importante escritor estadounidense y autor de novelas, relatos cortos, poesías, ensayos y críticas literarias, así como un libro de memorias personales. Es grande su fama como “cronista del adulterio suburbano” (“Un asunto que,” escribió en una ocasión, “si bien yo no lo he agotado, sí me ha agotado a mí”).

Estoy leyendo un libro suyo, “Lo que queda por vivir“, que es un compendio de relatos cortos y que me está gustando mucho. Sensacionalmente traducido por Maria Luisa Balseiro. Cito a continuación un pasaje de uno de esos relatos, “Hermano Cigarra”:

“En los diez años transcurridos desde su marcha, otra plaga se había abatido sobre el pueblo: una plaga de ciervos. Ya en su época de residente, amas de casa que vivían junto a la carretera de la playa se quejaban de que por la noche se les habían comido todos los tulipanes, y de que los cornejos y los manzanos silvestres recién plantados habían quedado irremediablemente descortezados por ciervos que ramoneaban los troncos. Pero los merodeadores eran furtivos y asustadizos, y para los niños se consideraba más emocionante que una visita al zoo cuando un paseo por la playa en octubre proporcionaba un atisbo de ciervos, que huían a internarse en las dunas meneando sus blancos rabitos”.

La maestría de Updike nos sitúa, con una excelente prosa, en una determinada situación de la vida de los protagonistas, sin dejar por ello de ponernos en antecedentes de sus circunstancias más remotas y más actuales. Sus relatos cortos, como ya se ha mencionado, presentan una gran agilidad, penetración, reflexión y capacidad descriptiva, tanto del entorno donde se sitúa la acción como de las reacciones de los protagonistas, así como de sus antecedentes familiares.

Si tuviese que puntuar este libro, le otorgaría un 8,5 en una escala del 1 al 10.