Juanita

Hoy voy a felicitar a Juanita, que es una jovencita que cumple… cien años. Es la madre de una amiga y compañera de trabajo, y la hemos conocido y tratado mucho porque, aparte de visitarnos de tanto en tanto en nuestras respectivas casas, hemos hecho excursiones con la empresa, a veces de varios días de duración. También hemos hecho excursiones memorables por nuestra cuenta, por ejemplo a conocer el castillo de Belmonte (Cuenca) o el Parador de Santa Catalina (Jaén). En todas esas excursiones Juanita, mujer muy vitalista y animada, a pesar de sus (entonces) ochenta y pico años, nos agotaba a los más jóvenes.

Ella ha sido una trabajadora infatigable que sacó adelante, sola, a su única hija, quien luego le está pagando con la misma moneda todos sus desvelos. Juanita ahora hace unos años que lógicamente ya no puede moverse con la misma soltura, pero todavía, si vienen invitadas a comer a casa, se la ve recién salida de la peluquería, con su maquillaje discreto y sus medias de color carne que se preocupa de lucir cruzando las piernas al sentarse en un sillón después de comer. Ha debido de ser muy coquetuela de joven, porque todavía lo es.

Nunca se me olvida felicitarla cada año el día de San Juan, porque me tiene dicho su hija que se alegra tanto de que se la llame que apunta la lista de las personas que se han acordado de su santo.

Ha estado disimulando su edad durante mucho tiempo, aunque la conocíamos por su hija. Pero ahora, como cumple una cifra emblemática, de repente se siente orgullosa de decir que son cien. Un signo más de coquetería en una mujer admirable por su espíritu animoso y risueño.

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