La aldea fantasma.

Pues resulta que hace años existía en un país concreto de cuyo nombre no es que no me quiera acordar (como sucedía con Cervantes) sino que de verdad que no me acuerdo, una humilde aldea de sólo 65 habitantes. Se llamaba la aldea de Villalimpia y todos sus habitantes vivían absesionados con una limpieza (para hacer honor al nombre de la aldea) que nunca conseguían por completo. Siempre andaban sucios por culpa de que tenían que ir a las huertas a regar y recoger frutos, tenían que cuidar de los cerdos, se manchaban con el barro de las lluvias o se pringaban con el negro carbón que usaban para sus cocinas. La obsesión por estar siempre limpios era una enfermedad crónica en todos los habitantes de Villalimpia.

Tan obsesionados estaban que un día decidieron clamar a los cielos y pedir a Dios que les produjese el milagro de estar siempre limpios.

Ese mismo día, todos pidiendo el milagro alrededor de la fuente de la plaza mayor, descendió de los cielos un ovni y aterrizó en la susodicha plaza. Bajó de la nave un hombre altísimo con dos antenas en las orejas y de color morado escarlata y se dirigió a los atemorizados conciudadanos de Villalimpia.

– !No os asustéis, pobres mortales!. !Vosotros habéis rogado a Dios por un milagro! Yo vengo a conceder ese milagro. Tengo la nave llena de un jabón en polvo tan especial que mezclándolo con el agua de vuestra fuente y bañandoos todos absolutamente desnudos dentro de ella…. dejaréis de estar sucios…. y brillaréis como ángeles…. !seréis ángeles eternamente limpios y ya no tendréis más obsesiones en vuestra vida!.

– ¿Qué pides a cambio? -dijo el alcalde.

– Todos vuestros ahorros.

Los vecinos de Villalimpia, tan obsesionados estaban con la ocasión de quedar limpios para siempre que no dudaron en sacar rápidamente todos sus ahorros y entregárselos al personaje alto, de antenas en las orejas y de color morado escarlata.

Rápidamente este personaje venido de los cielos vació todo el contenido de su nave voladora dentro de la fuente de la plaza.

Todos los habitantes de Villalimpia (los 65 al completo), hombres, mujeres y niños, se desnudaron completamente y se introdujeron en el agua. Rápidamente quedaron todos ellos blancos blanquísimos, con un blanco reluciente imposible de igualar, y les nacieron alas y se fueron hacia el cielo. !Se habían convertido en verdaderos ángeles!.

Dicen que la aldea fantasma de Villalimpia sigue existiendo, que la plaza sigue llena de agua con el jabón en polvo milagroso y que el gigante extraterrestre sigue allí, recogiendo los ahorros de todos los turistas que logran encontrar la aldea y desean ser tan limpios que se convierten en ángeles y se marchan para el cielo. Lo que ocurre es que aunque intento recordar dónde se encuentra dicha aldea no es que no quiera acordarme (como sucedía con Cervantes ) sino que no me acuerdo…

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