La casa y nosotros

Al espacio de nuestra casa lo llamamos espacio interior, el cual es muy distinto a aquel que se despliega en la calle, de la puerta para afuera. El espacio interior de nuestro hogar es un espacio en el que el ser humano, según sea su manera de ser, se identifica con su casa. Estar en casa es como el “yo” que está dentro de su cuerpo; por eso, cuando un extraño penetra en una casa en contra de la voluntad del dueño de la misma, es como si le hiriera físicamente.

El ser humano se encariña de las cosas que tiene, de manera que, siendo su casa su máximo bien, se encariña de ella expresando toda su esencia humana no por el valor material de la casa sino por la intensidad con que está unido a ella.

El humano sin espacio habitacional es un ente al cual le falta mucha de su esencia y no tiene pleno poder de realización. De ahí la tragedia de los llamados “sin techo”. Sólo mediante la posesión de un espacio concreto, el ser humano puede confesar toda su intimidad y esto robustece su personalidad.

Según las vivencias en un espacio concreto como es la casa, el ser humano adquiere un mundo propio que está determinado por dicho entorno privado. El ser humano es arrogante, sencillo, tranquilo, tímido… según el lugar de la casa en que vive. El espacio de su casa, por tanto, representa al ser humano como tal y le define su forma de ser.

La relación dentro y fuera de la casa es distinta. El espacio exterior de la calle es el espacio de la tensión, en el cual el ser humano necesita estar siempre prestando toda su atención. El espacio interior es el del relax, el de la paz, el de la tranquilidad o sosiego.

El humano en su casa tiene feliz realización y ese espacio interno es esencial para desarrollar su personalidad. Se puede decir que su casa es algo totalmente necesario. Porque tener un espacio propio (como la casa) da seguridad y nos hace sensibilizarnos más con la vida.

3 comentarios sobre “La casa y nosotros”

  1. Amigo diesel nunca me fijo en las casas a las que voy de visita , una vez que salgo de ellas no sé si tenían cortinas sofas o los detalles que puedan haber , no me fijo mucho en ellos , visito a sus habitantes y punto , a partir de ahora me fijaré más detenidamente en el interior de las casas , como tu bien cuentas hablan mucho de como son las personas que en ellas viven.
    un saludo.

  2. Qué razón tienes. A uno no le hace tanta falta el lujo como el sentirse acompañado de sus pequeñas cosas, de esas que ha ido atesorando desde siempre.

    He vivido en diferentes casas, pero a la que tengo más apego es a aquella en la que nací. De vez en cuando tengo que desplazarme al centro para verla, para saber que sigue ahí. Afortunadamente, el piso ahora pertenece a un familiar y puedo entra en él.

    Pero estoy feliz en donde vivo ahora. Mi casa es mi pequeño castillo, mi protección, mi baluarte.

    Gracias por este texto tan bonito y que tanto hace pensar.

  3. Por eso muchas veces dicen que el “yo” interno nunca es el mismo que el “yo” Externo y muestra muchas veces una imagen muy diferente a la que en realidad uno es.

    Ahora que también existe un dicho que dice:
    El Buen Juez empieza por su Propia Casa

    Una Verdad-Romántica
    Crisantemo-Azul
    Alias: El Enemigo numero 1 del Vorem Según Diesel y Pompea (pendiente Actualizar lista)

Deja una respuesta