Existió, y nadie lo sabe. La Ciudad de los Pájaros Pintados. Cuajada de estancias con fuentes. Sobre un alto dibujaba su perfil de ave en vuelo. El Sol, adorándola como esposa vírgen, la cubría desde el Este al despuntar el día. En su soledad ahondaba en sus veredas, caminos y vericuetos. El viento la cuidaba mientras dormía.
Un comentario sobre “La ciudad inventada”
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Si todo era para ella, ¿qué le faltaba?