La cosa en sí (sentado en un jardín de eucaliptos)

Un puñado de versos y poemas nos puede llegar a rozar la singularidad de nuestra piel: una presencia de armonías coloquiales dispuestas en forma de épica culturalista; una línea clara u opaca pero siempre dispuesta a diseñar la pasión que tenemos hacia la fidelidad de nuestros sentimientos. Poco importa, en esos momentos, la narratividad de los profesionales, porque lo importante, cuando estamos con la vida en llamas de nuestros problemas familiares y fundamentales es el ordenamiento de nuestras pasiones ligado al incesante deseo de sentir la vida.

Dicen que hablamos claro cuando escribimos poesía prosaica y que la comunicación de nuestras viviencias no es más que la trasposición de nuestros conocimientos existenciales a un papel en blanco. No sé cuanto de cierto hay en ese dicho, pero puedo distinguir que conoce ávidamente quien renuncia al mundo de las declaraciones teóricas y se hace vida en sí mismo. Lo que leo en Vorem, lo que escribo en Vorem, lo que siento en Vorem… es parte de ello.

Cualquiera puede ser poeta solamente con no falsear su propia vida, huyendo de las consignas de la banalidad y mostrando su vida en llamas en medio de las sombras de una filosofía propia y singular, expresando su verdad por medio de la fe en vivir las creencias populares de que ser valiente no es cosa de héroes corriendo a velocidad del relámpago sino de seres sentados, en medio del camino, en un jardín de eucaliptos y escribiendo versos a su ineludible deseo de reflexionar.

El valor no es solo propio de los héroes de las leyendas sino, y sobre todo, la demostración palpable de que vivimos en medio de todas nuestras pequeñas batallas, formulando soluciones mágicas en el tratamiento de nuestras vidas cotidianas; las cotidianas vidas de cada uno de nuestros interiores.Dijo un famoso personaje (ahora no recuerdo bien quie fue) que las casas son más grandes por dentro que por fuera. Por eso cuando estamos sentados en un jardín de ucaliptos (o de cualquier otra vegetación factible) escribimos versos a la vida y nos hacemos valientes héroes de la existencia. !Adelante, Vorem!.

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