LA CRUEL ILUSIÓN – ESPERANZA

Despertó y vio a su amada llorar desconsolada y al sujetarla del brazo en intención de caricia compasiva, lo rechazó y se levantó en busca de un trago. El seguía sus pasos pretendiendo entender sus penas y delirios, mas ella era rebelde como un niño y ocultaba sus gestos y emociones -estoy bien así- decía repetidas veces su compañera al escuchar ruidos interrogativos salidos de su pareja.
Ellos llevaban varios años juntos y les era imposible dejarse, no entendían la necesidad de acompañarse, era un encanto morboso que nadie nunca entendió en el pueblo, sin embargo ellos podían padecer sin la menor preocupación de si les entendían o no.

Noche tras noche se sentaban a jugar ajedrez, mas, era un juego un tanto desordenado ya que ambos iban con las piezas negras y rara vez era sacrificado uno de ellos, se trataba de una contienda tediosa a la que estaban expuestos lo mismo que en su vida(indecisos y temerosos) el tablero pasaba inmutable horas sin que alguien realice movimiento alguno, incongruente caían piezas blancas a la alfombra llena de ceniza provocada por los cientos de tabacos que se consumían uno tras otro sin perdonar al tiempo no al cuerpo. La luz de su estancia permanecía encendida y las cortinas abiertas toda la noche. Al llegar la mañana se apagaban las luces junto a las telas que se emparejaban ocultando cuerpos y rostros fatigados. Odiaban la luz natural, lo único que soportaban era verse las ojeras y sentir el calor de los focos que iluminaban el dormitorio, sala o lugar donde decidían morir continuamente.
Por la mañana la casa parecía abandonada; cargaba ella un ambiente tenebroso, lúgubre y solitario, un ambiente parecido al que se encuentra fácilmente en lugares donde previamente fue cortejado cierto ser primigenio por la muerte rindiéndose este a la misma. La verdad no es que las noches se cargaban de ánimo festivo o trovador, pues en la penumbra lo que se dibujaba eran cuerpos difuminados por el humo de los tabacos frente a espejos gigantescos, caminaba queriendo huir del lugar intentando abandonarse sin oportunidad alguna, ya que el verse profundo el pecho herido ambas partes, regresaban a sus brazos a tratar de animarse, a sonreírse hipócritamente y a seguir en la tarea de matar tabacos.

Cierta ocasión el decidió salir a las calles poco pobladas la noche de su fatal decisión en busca de algo de aire menos viciado. Andaba despreocupado en su bicicleta gris con un pequeño faro que iluminaba las callejuelas. Al llegar al parque dejó caer su transporte y se recostó en el césped junto al cempasúchil. Dejó llevarse por lo acogedor del lugar, apretó sus piernas contra su pecho adoptando una posición fetal y suspiró. Entró en sueños que el desconocía pues creía ver mujeres postradas a su pasión y devoción. Todas lo pretendían y a la vez ninguna de ellas decidía acercarse a él, pues ya era tarde para intentar seducir a ese ser llevado por la fidelidad a su única pareja, al ser para quien había nacido.
Despertó confundido y alarmado por sonidos que venían del otro extremo del parque, abrió bien los ojos e intentó en vano descubrir quien era la persona que se acercaba, levantó su bicicleta, la montó y pedaleo con sutileza evitando cualquier tipo de aparente demostración de miedo o vergüenza. Sin embargo los pasos se tornaron bruscos como demostrando a nuestro ciclista una carrera de parte del acosador, el volteó a ver y se encontró con una hermosa mujer siguiéndolo desesperada y desconfiada. El miedo que sintió fue el de ver a otra persona a los ojos que no fuera la mujer con quien realizó un pacto de fidelidad hace ya antaño. La voluntad de la joven mujer la llevó a correr con prisa alcanzando al sujeto y lanzándolo de su bicicleta contra unas bancas de madera. El se levantó con rapidez e intentó escapar, a lo que ella sujetó sus brazos y lo besó apasionadamente como queriendo arrancar sus labios con mordiscos suaves y enamorados, lo sostuvo del cabello y lo movía a su antojo, dejándolo incapaz de realizar cualquier acto en su defensa, pues ella era inexplicablemente más fuerte. El se dejó llevar; sus movimientos dejaron de ser defensivos y burdos pues ahora la sujetaba de las caderas apretándola contra su pelvis adusta, bebía de sus labios todos los vinos y de su aliento inhalaba sustancias lo mismo que el opio. Sus miradas se encontraban clavadas, no podían dejar de ver sus cuerpos y acciones.
La desvistió con prisa y como un destello voló un beso por sus senos bajando rápidamente a su vientre con la intención de morder su abdomen, sujetó sus piernas con rigurosidad empezando a penetrar todo tipo de ideas maravillosas llenas de esperanza y olvido de todo el pasado de mártir. Sudaba todo lo vivido y lo dejaba por ella en el parque, sus gemidos le parecían un compromiso direccionado más que al placer a un acto solemnidad, un trato irreversible, una unión inseparable, así que siguió con fuerza y ternura. Miraba su pálido rostro apretando los labios, los ojos desorbitados buscando a su amante para acariciarlo, su piel se tornaba cada vez más lívida. Levantó la espalda de su amante furtiva y la alzó victoriosamente permaneciendo de pie con ella aferrada a su pubis. Empezó a moverse con más amor, ternura y paciencia, sus movimientos se tornaban sutiles y volaban cada vez más bajo. Ambos aullaron a su único testigo voyerista, la luna. La soltó dejando caerse ambos aparatosamente en el césped húmedo del sudor de ambos luchadores.
El sonreía pensando haber encontrado el amor, ella reía pensando haber logrado su objetivo.
-ahora responde; ¿te quedarás conmigo siempre? – preguntó agitado él
-tú ya estas comprometido con alguien a quien nunca podré reemplazar ni mejorar como quisieras tú, además yo no soy lo que tu esperas ni tú lo que deseo – musitó con premura vejez y resignación.
– Eso no es cierto – afirmó con rabia – ella ha dejado de ser amigable conmigo hace ya meses y consideré huir. Además, ¿como sabes que no soy para ti un deseo, lo mismo que tus pasiones incontrolables hace un rato se aferraron ebrias hacía mi cuerpo herido? Embriagaste mí espíritu como ninguna y yo como un idiota me dejé enamorar.
Ella guardó silenció por un rato y se levantó dejando ver su cuerpo desnudo adornado por la luz de la luna dando a este un degrade espectacular que terminaba en sus pezones con una oscuridad total ocultando su brazo y pierna izquierda confundiéndose con un árbol.
– ¿qué harás ahora? – preguntó azorado el sujeto aun tendido en el césped.
No respondió, se inclinó para recoger sus vestidos y huyó del lugar desnuda, provocando en él delirio y humillación total, dejándolo con una sola idea – soy un juguete-. Se levantó deprisa sin tomar sus prendas y la siguió hasta alcanzar su brazo y detenerla. Ambos permanecían desnudos en el parque, ella no quería verlo, pero urgencia era de él saber lo que ocurría, tener una explicación a todo eso, así que la rodeó para verse frente a frente y preguntarle…mas, su asombro fue más destructivo y ofensivo, pues una sonrisa se dibujaba en ella y al instante dejó volar una carcajada que reventó el alma del pávido espectador, escapando del lugar como un fantasma pernicioso y dejando al desgraciado llorando aterido y desesperado en el parque.

Regresó herido y arrepentido a su hogar donde le esperaba su único amor, su designio, su verdadera otra mitad, y le dijo
– ! Desde hoy, mi única pareja de baile serás tú, mi amado esqueleto!, siempre y cuando te disfraces de soledad-
Ambos se abrazaron, dejaron caer lágrimas en los hombros del otro y luego rieron.
El colocó el tablero de ajedrez en la mesa y preparó los tabacos.
Volvieron a jugar por un largo tiempo todas las noches ebrios de poesía, frialdad y desatino de la realidad.

inmoral etéreo
Fernando Calderón
Quito – Ecuador

2 comentarios sobre “LA CRUEL ILUSIÓN – ESPERANZA”

  1. gracias por el comentario mi querido amigo, espero que puedas mostrarme lo que escribiste…segun veo tienes gran cantidad literaria subida a este medio, yo recien estoy empezando, poco a poco me daré el trabajo de leer tus trabajos.
    saludos!

  2. Pues es muy bueno el cuento, de verdad que es muy bueno. En realidad es una ficción tan real que es un realismo ficcionado. Ya el realismo mágico ha pasado a la historia. Ahora son los realismos ficcionados los que cubren nuestras vivencia. Realismo vivencial llamaría yo a este cuento que has escrito. Sobre ésto quizás esta noche se me ocurra escribir algo porque tu cuento ha despertado en mí la sensación literaria de la realidad. Un abrazo. Muy bueno el cuento según mi opinión.

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